Isaac Casaubon: El teólogo

Nació el 8 de febrero de 1559; murió en Londres el 1.º de julio de 1614. A la edad de nueve años hablaba el latín con toda pureza, y a la de diecinueve comenzó a seguir los cursos de la Universidad de Ginebra. Estudio jurisprudencia, teología y lenguas orientales; reemplazó (1582) a Portus en la cátedra de griego, y contrajo matrimonio con la hija mayor de Enrique Etienne, tan erudita como dotada de amable carácter. Más tarde enseñó, durante dos años, griego y bellas letras en Montpellier, y luego ocupó un puesto semejante en el Colegio de Francia. Algunos años después fue nombrado por Enrique IV guardián de su librería y uno de los comisarios para la conferencia de Fontainebleau; y como en ella mostrase opiniones contrarias a las del jefe de los protestantes, hízose sospechoso a su partido, sin ganar la benevolencia de los católicos. Muerto Enrique IV marchó a Inglaterra con el caballero Wotton, embajador extraordinario de Jacobo I, monarca que le recibió cariñosamente y con el cual mantenía Casaubon correspondencia, cuando Jacobo era solamente rey de Escocia. El sabio calvinista fue para el rey de Inglaterra su alter ego en sus disputas teológicas. Por encargo del rey escribió, en respuesta a la Apología de la Compañía de Jesús, por Cotton, la Is. Casauboni epistola ad Frontonem Ducaeum, de Apología quae communi jesuitarum nomine, ante aliquot menses Parisiis edita est, que fue impresa en 1611. Por este trabajo se vio amenazado por las iras de los puritanos, si bien, a título de recompensa, recibió dos prebendas, una en Cantorbery y otra en Westminster, con una pensión de 600 libras esterlinas. Su cuerpo reposa en las bóvedas de Westminster. Casaubon fue un teólogo tolerante y pacífico, un sabio de primer orden, un hábil traductor y un excelente crítico. Mereció los elogios de los mejores eruditos de su tiempo, y no es menos apreciado por los hombres de ciencia del presente siglo.

Publicó las obras tituladas Diogenem Laertium notae (1583, en 8.º); Polyoeni stratagemata, gr. et lat. (Lyon, 1539, en 12.º); Aristotelis opera, gr. et lat. (Lyon, 1590, en fol.); Theophrasti caracteres, gr. et lat.; Suetonii opera cum animadversionibus (París, 1606, en 4.º); Persii Satyrae cum comment. (París. 1605, en 8.º) Además dejó trabajos muy apreciables, aunque no terminados, sobre Teócrito, Estrabón, Dionisio de Halicarnaso, Dicearco, Plinio el Joven, Apuleyo, Ateneo, San Gregorio de Nisa, Sinesio, Esteban de Bizancio, Polibio y Esquilo. Dignas son también de recuerdo sus disertaciones sobre la poesía satírica de griegos y romanos; sus Exercitationes in Baronium; su obra De libertad eclesiastica; su Carta a Fronton, y la Colección de sus cartas, de la que se hicieron varias ediciones.

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