El 24 de noviembre de 1991, casi 24 horas después de haber anunciado que era HIV positivo y que estaba enfermo de SIDA, Freddie Mercury murió en su casa en Londres. Su vida hasta ese momento había sido la de una super estrella de rock, cantante de Queen, una de las bandas más reconocidas en todo el mundo. Hasta el último momento había tratado de mantener la privacidad de su vida personal, al punto de ser solo sus más allegados los que sabían de su enfermedad.
Esta obsesión por los secretos no era sólo un tabú, sino que había comenzado muchísimos años antes y con constados más fundamentales de su identidad, como sus orígenes africano-asiáticos. Su nombre original era Farrokh Bulsara y había nacido en 1946 en Zanzíbar en el seno de una familia parsi, practicantes de la religión zoroástrica, que acababa de llegar a la isla desde Mumbai. Vivió ahí los primeros 7 años de su vida y, con mucho esfuerzo, sus padres decidieron mandarlo a estudiar en la escuela St. Peters en Panchgali, India, donde empezó a ser llamado Freddie por los profesores británicos que no podían pronunciar su nombre. Estos años de su infancia fueron duros, dada su timidez natural y la falta que le hacía su familia, pero en esta época empezó a configurarse su identidad al destacarse en las actividades musicales de la escuela como el coro.
Volvió brevemente a Zanzíbar en 1963, donde cursó sus últimos dos años de escuela, pero para 1964 la revolución conmocionó la isla y los Bulsara, como tantos otros, decidieron ir por el camino del exilio y partieron a Inglaterra. En esta nueva etapa, con la familia instalada en Feltham, en los suburbios de Londres, Freddie se vio atraído por la movida cultural de los swinging sixties, por lo que comenzó a buscar independizarse de sus padres y meterse cada vez más en ella. Pasaba poco tiempo en su casa y, lejos de los deseos de su madre, que hubiera preferido que fuera un abogado o un contador, él prefirió seguir sus impulsos artísticos y en 1966 se inscribió en Isleworth College, donde obtuvo un diploma en Arte y, a fines de ese año, se transfirió a Ealing College, donde se dedicó a estudiar Diseño Gráfico e Ilustración. Aunque se graduaría finalmente en 1969, rápidamente perdió interés en su carrera, concentrándose mas en los aspectos sociales de la vida universitaria y en su veta musical.
Por intermedio de Tim Stafford, una amigo y compañero de Ealing College, Freddie conoció a Brian May y a Roger Taylor, quienes tocaban juntos en una banda llamada Smile, siempre señalada como la génesis de Queen. Él comenzó a asistir regularmente a los ensayos de la banda y, antes de que nadie se diera cuenta de lo que estaba pasando, los estaba asesorando sobre su imagen y cantando en algunos de sus shows, aunque sin ser oficialmente parte del grupo. No fue sino hasta fines del año ’70, luego de haber pasado por otras bandas menores, que Freddie cambió su nombre definitivamente a “Mercury”, el mensajero de los dioses, y se juntó con May y Taylor para formar Queen, banda a la que poco después se uniría John Deacon.
Siempre destaca la genialidad de todos los miembros de la banda y la forma en la que cada uno pudo proyectarse exitosamente, incluso como solistas. Pero no hay ninguna duda de que la calidad de Freddie Mercury como frontman es una de las cosas más memorables de Queen. Años antes de que llegaran los grandes estadios, cuando todavía las audiencias eran pequeñas, él ya se perfilaba como el showman legendario en el que luego se convertiría, capaz de encantar al público desde el escenario, a pesar de su timidez paralizante y su carácter difícil. Todos los que lo conocieron no han dudado en afirmar que Freddie era una persona encantadora y amable la mayoría del tiempo, pero que cuando tenía algún problema, tendía a mostrar su lado oscuro. Más allá de la arrogancia que hubiera podido tener, este costado estaba motivado por algo más profundo, por lo menos según su biógrafa Leslie-Ann Jones, ya que desde su juventud Freddie había lidiado con los conflictos que le generaba su sexualidad. Ésta parte de su vida es extremadamente significativa y, especialmente después de su muerte, llegó a marcarlo al punto de ser reconocido como una superestrella gay, pero la realidad es que, aunque su promiscuidad era evidente, él nunca salió del closet oficialmente. Todo lo que tuviera que ver con asumirse públicamente como homosexual le resultaba complicado, por incomprensión, por temas culturales, pero especialmente por la forma en la que lo habían criado sus padres, a quienes nunca quiso defraudar en este sentido. Aún después de que en 1986, gracias a información filtrada por Paul Prenter, ex mánager de Freddie, los tabloides empezaran a difundir datos de su vida privada, especialmente de su homosexualidad y sus hábitos cocainómanos, él prefirió mantener silencio.
Después de su muerte, el mundo quedó conmocionado y, entre homenajes, reediciones de singles y estrenos de obras póstumas, sus allegados comenzaron a pelear por problemas de reconocimiento y de distribución de la herencia. Sólo años después se resolvieron algunos de estos temas, pero lo importante, el arte de Freddie Mercury y Queen continua impactando a nuevas generaciones.
Una película biográfica sobre Freddie Mercury y Queen con el título Bohemian Rhapsody fue estrenada en 2018. Está dirigida por Bryan Singer y la protagonizan Rami Malek como Mercury, Gwilym Lee como Brian May, Ben Hardy como Roger Taylor y Joseph Mazzello interpretando a John Deacon. El film se estrenó el 24 de octubre de 2018 en Reino Unido y el 2 de noviembre en Estados Unidos.