Francisco P. Moreno

El Perito Moreno nació el 31 de mayo de 1852, hijo de don Francisco F. Moreno y de doña Juana Thwaites, quienes lo bautizaron con el nombre de Francisco Pascasio Moreno. Pasó los primeros años de su infancia en la quinta de seis manzanas, que su familia poseía en lo que es hoy el Instituto Bernasconi, llamado por entonces Barrio Sud.

Estudió en el Colegio San José y en el de la Catedral al Norte. Su educación fue de tendencia comercial. Durante su juventud fue empleado en las compañías de seguro dirigidas por su padre, pero desde pequeño se interesó en el estudio de la naturaleza. Fundó con sus hermanos el Museo de Historia Natural.

Francisco Moreno hacía frecuentes excursiones al Tigre y a la estancia paterna, cercana a la laguna de Chascomús, recolectando objetos de arqueología, antropología e historia natural.

Con la vista del sabio Burmeister a su Museo, se inició gran una amistad, plagada de estímulos y consejos.

Por intercambio epistolar se relacionó con un español que vivía en Viedma (Río Negro), y consiguió cráneos indígenas en 1872, que Burmeister y el naturalista belga Van Beneden, de paso por Buenos Aires, le aconsejaron enviara al antropólogo Broca, de París, un especialista en frenología, una pseudociencia que pretendió describir las características psíquicas de un individuo por el aspecto de su cráneo. En junio de ese año, con un grupo de estudiantes de ingeniería fundaron la Sociedad Científica Argentina.

Recién al terminar sus estudios a los 21 años, logro la autorización y ayuda paterna que le permitieron realizar una excursión hasta Carmen de Patagones.

En 1873, exploró el río Negro y reunió una colección antropológica y etnológica de las razas indígenas de América del Sur que luego Broca, Quatrefages y Wirchow estudiaron cuidadosamente, publicando el análisis de esta excursión en la “Revue de L’Anthropologie” (año 1874).

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Carlos Berg fue parte de la expedición de Moreno que el presidente Domingo F. Sarmiento envió a Santa Cruz a bordo del bergantín goleta “Rosales”, para estudiar esa zona en litigio con Chile.

De Río Negro trajo 60 cráneos de aborígenes, junto con más de 1.200 silex tallados, además de otros varios objetos.

En 1875, con patrocinio de la Sociedad Científica Argentina, realizó su tercer viaje de reconocimiento de los ríos Negro y Limay, siendo el primer naturalista que llegó desde el Atlántico hasta la región de los lagos. Estuvo en peligro de caer en manos del indio Pichún, quien había asesinado a varios troperos.

El mismo año regresó del sur, y su diligencia fue atacada por los indios, asesinando a casi todos sus ocupantes; Moreno logró llegar a las tolderías de Shaihueque, en Caleufú, donde fue bien recibido. Allí conoció al cacique Chacayal. Asistió fiestas mapuches alrededor de un totem. Moreno quiso pasar a Chile, pero los indios le negaron el permiso. Le permitieron retomar el curso del Nahuel Huapi y regresar a Buenos Aires, no sin antes haber estado a punto de perder la vida en un atentado.

En octubre de 1876, emprendió el cuarto viaje apoyado por el gobierno de Avellaneda. Con el marino Luís Piedrabuena exploró las nacientes del río Santa Cruz.

Durante su recorrida por la Patagonia en 1877, llegó y bautizó al Lago Argentino, el Lago San Martín, trazó el primer mapa de la zona del lago Viedma, y en honor al comandante de la Marina inglesa que acompañó a Charles Darwin, Robert Fitz Roy denominó con su nombre al volcán que marca nuestra frontera con Chile.

lago argentino

 

Lago Argentino.
Lago Argentino.

 

 

En 1879 el presidente Avellaneda le encargó el estudio las riquezas del sur, las posibilidades de colonizarlo y de incorporar los indios a la vida civilizada.

Además de sus viajes a la Patagonia, no debemos olvidar sus expediciones a la cordillera de los Andes, desde Mendoza hasta la puna de Atacama, en su relevamiento de nuestras fronteras.

En 1896, retornó a la Patagonia, con la designación oficial de perito en la cuestión de límites con Chile. Moreno tuvo una destacada actuación, al preparar su libro “Frontera argentino-chilena”, que es una síntesis de la geografía limítrofe. Gracias a su trabajo se impuso la tesis argentina, que favoreció a ambas naciones, dando a cada una lo que le correspondía por la naturaleza. La línea divisoria pasa por las mayores alturas de la Cordillera y no por la de las aguas. La Argentina obtuvo cerca de 40.000 Km2 en la región subandina y Chile una inmensa región austral al oriente de las cumbres andinas.

En 1902, el perito inglés Thomas Holdich manifestó su admiración por el trabajo de Moreno, y Royal Geographical Society le confirió la medalla del Rey Jorge IV, por sus trabajos como árbitro.

En 1903, fue recompensado por sus servicios prestados al país, con 25 leguas de terrenos en la Patagonia. Ese mismo año, el perito Moreno donó tres leguas cuadradas en la región situada en el límite de Neuquén y Río Negro, para la creación del Parque Nacional Nahuel Huapi.

En 1906, el Museo fue incorporado a la Universidad de La Plata, medida con la que discrepó, y abandonó la dirección del mismo.

Se recluyó en la quinta paterna. Abrió su casa a los menesterosos, fundó las Escuelas Patrias, que luego pasó al Patronato de la Infancia y jardines de Infantes en los barrios obreros.

En 1908, fue uno de los fundadores de la institución del Boy Scout Argentino y tuvo la oportunidad ese mismo año, de saludar con sus primeros organizadores al general Baden Powell, su creador.

En 1909, propuso realizar un Congreso Científico Internacional, que resultó importante por la diversidad de las ponencias presentadas.

Debido a controversias con el gobierno, Moreno recibió una embarcación inapropiada para un viaje por las regiones australes.

En Viedma, resolvió que era más urgente explorar la zona de Nahuel Huapi, y desobedeciendo las instrucciones oficiales, dejó el barco al comando de su segundo, y se lanzó a caballo hacia el oeste, repleto de peligros. Este viaje fue el más arriesgado y lleno de sufrimiento que el perito realizara. Recorrió casi más de 1.000 kilómetros a través de estepas y desiertos, rodeado de tribus hostiles. Descubrió razas desconocidas de indios y enriqueció la ciencia con nuevos descubrimientos. Desoyendo consejos de tribus amigas llegó hasta el Nahuel Huapi, descubriendo un lago al que llamó “Doctor Juan María Gutiérrez”, en homenaje a su amigo. Cayó en manos de los indios tehuelches y fue condenado a muerte. Pero logró escapar en una balsa con troncos de sauce, en la que, durante seis interminables jornadas, descendió el Collon Curá y el Limay, sembrados de peligrosos saltos, rocas y remolinos. Consiguió llegar al fortín de la Confluencia de allí a la civilización.

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Cuando llegó a Buenos Aires fue destituido de su cargo. Solo después de penosas gestiones, se le aceptó su renuncia.

Por consejo de su amigo, el doctor Vicente G. Quesada partió a Europa, a completar su preparación científica. Asistió a las clases del maestro Broca. Cuando sus colegas descubrieron su identidad lo agasajaron y lo consultaron sobre arqueología y antropología americanas. Fue nombrado miembro de varias prestigiosas sociedades.

A su regreso, encontró presos a los mismos caciques que lo habían condenado a muerte en Caleofú. Los defendió fervorosamente ante la opinión pública, los visitó en la cárcel y se ocupó de ellos.

Al fundarse La Plata, el gobierno trasladó el Museo a la nueva capital, y le dio el nombre de Museo de Historia Natural de La Plata. Moreno dirigió la construcción del edificio, que fue abierto al público en noviembre de 1886.

Fue elegido diputado nacional en el período de 1910-14. Impulsó una legislación relacionada con estudios científicos del territorio argentino y de sus recursos. También proyectó la adquisición de la biblioteca de Florentino Ameghino, destinada al Museo Argentino de Ciencias Naturales.

Cuando el ex presidente de los Estados Unidos, Teodoro Roosevelt, hombre amante de la naturaleza e inspirador de los Parques Naturales, visitó la Argentina en 1912, al cruzar los Andes frente a Nahuel Huapi, pidió como honor especial ser recibido por el perito Moreno.

En sus últimos años vivió humildemente, hasta que falleció en su casa de la calle Charcas, el 22 de noviembre de 1919.

En su sepelio no hubo representación oficial. En noviembre de 1923, se inauguró su busto en la rotonda del Museo de La Plata. Los restos de Moreno, que descansaban en la Recoleta, fueron sepultados el 22 de enero de 1944, en la isla Centinela, del Parque Nacional de Nahuel Huapi (A pesar de la resistencia del hijo, que, curiosamente, al morir sus restos también fueron sepultados junto a su padre).

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Lo recuerda una estatua en la plaza central de San Carlos de Bariloche (Río Negro). El glaciar del Lago Argentino (Santa Cruz), una avenida y una plaza de Buenos Aires llevan su nombre.

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Busto de Francisco Pascasio Moreno en la intendencia del Parque Nacional Los Glaciares, en El Calafate.

Busto de Francisco Pascasio Moreno en la intendencia del Parque Nacional Los Glaciares, en El Calafate.

 

 

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