El vuelo del cóndor

Cuando William Beresford invadió la ciudad de Buenos Aires, en 1806, no fue por una arrebatada decisión que llegó a estas orillas, sino que vio la oportunidad de llevar adelante el plan que había elaborado el alto mando británico para adueñarse de las colonias españolas.

Si bien Beresford improvisó dadas las escasas tropas con las que contaba y no pudo sostener la invasión hasta la llegada de refuerzos, demostró la viabilidad de lo planeado por Thomas Maitland.

La invasión de 1807 fue la concreción de dicho plan, pero su fracaso alejó la idea de completar dicho plan con tropas británicas más cuando finalizadas las guerras napoleónicas, Inglaterra no estaba en condiciones de emprender otra conquista de suerte tan poco segura. Por tal razón, Gran Bretaña apoyó la revuelta de las colonias españolas con oficiales que habían demostrado aptitudes de mando, como Miller, Mc Gregor, Cochrane, Guise, y tantos otros.

En última instancia, la idea era ganar mercados para sus productos y crear vínculos financieros y económicos para los muchísimos productos que podrían intercambiarse.

El cruce de Los Andes era un paso trascendental a fin de llevar el proceso independentista a tierras trasandinas, camino indispensable para llegar a Lima, el corazón del imperio y lugar dónde, según Maitland, habrían de converger los ejércitos del Sur y del Norte.

Desde 1814, después de analizado el desastroso estado del ejército del Norte y constatado que era un paso inviable para los patriotas, San Martín logró ser nombrado gobernador de Mendoza, donde habría de obtener los medios para formar el Ejército de Los Andes.

Allí se incorporó el resto de las fuerzas chilenas que habían sido destrozadas en Rancagua, por las desinteligencias entre O’Higgins y los hermanos Carrera, diferencias que terminarían trágicamente años más tarde.

Por el momento solo 1.000 chilenos sirvieron de base al nuevo ejército patriota. Mendoza se convirtió en el centro de una industria bélica, de la mano de Fray Luís Blettrán, el vulcano de la patria, Álvarez Condarco y la atención sanitaria organizada por Diego Paroissien.

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Cruce de los Andes (San Martín y O

Cruce de los Andes (San Martín y O’Higgins) – Óleo de Martín Boneo (1865).

En el Plumerillo, a pocos kilómetros de Mendoza, se fueron concentrando las fuerzas que llegaban de todo el país. El proyecto se vio complicado cuando Alvear asumió el gobierno de Buenos Aires y envió un nuevo gobernador a Mendoza, que fue repudiado por la población, confirmando a San Martín en su tarea.

La asistencia de los aborígenes también fue esencial, no solo para la provisión de los medios sino para dispersar las noticias a lo largo de la cordillera, confundiendo al enemigo sobre los pasos por dónde podrían cruzar el ejército patriota.

De esta forma, 3.800 soldados, 12.000 milicias, cruzaron con 1.600 caballos y 1.000 mulas, 22 cañones, 26 obuses, 2.000 proyectiles. Portaron además 4 toneladas de charqui, más de 3.000 litros de vino y aguardiente, además de 600 reses.

Este ejército estaba precedido por la bandera que se había diseñado para flamear sobre este ejército, consagrada con las palabras del general: “Soldados, esta es la primera bandera independiente que se ha levantado en América”.

Veintiún días más tarde, después de cruzar 800 Km, a una altitud promedio de 3.000 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas que oscilaban desde los 30 grados a los -10, el ejército de los Andes se batió gloriosamente en la cuesta de Chacabuco.

El cruce de los andes pelicula

Revolución: El cruce de los Andes es una película argentina histórica-épica dirigida por Leandro Ipiña y protagonizada por Rodrigo de la Serna, Juan Ciancio y León Dogodny. Tuvo un preestreno en 2010, con motivo del bicentenario de Argentina.

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