Su caso fue peculiar, pues fue considerado rey desde su nacimiento, dada la prematura muerte de su padre. Sin embargo, su madre actuó como regente hasta que Alfonso XIII asumió el reinado el 17 de mayo de 1902, al cumplir los dieciséis años de edad. A partir de ese momento, comenzó un mandato que estuvo marcado por elementos como la situación del país tras el desastre del 98, el movimiento obrero y la guerra del Rif.
En estos años, España quedó beneficiada en periodos como la Primera Guerra Mundial, dada su neutralidad. Así, se sucedieron unos años de crecimiento económico por el aumento de mercados. Sin embargo, los distintos conflictos en zonas como Marruecos y el descontento social, empezó a perjudicar la situación de la monarquía.
Uno de los momentos clave de los años de reinado de Alfonso XIII fue el golpe militar de Miguel Primo de Rivera en 1923, con la aprobación del propio monarca. En este momento, se solucionaron los conflictos en Marruecos y se disminuyó la tensión del clima en lo referido al aspecto social. No obstante, ya entrando en la década de los años 30, el rey intentó restaurar el orden constitucional tras la dimisión de Primo de Rivera, algo que no fue posible por la oposición de numerosos partidos.
De esta forma, por el mayor apoyo hacia la república en las elecciones del 12 de abril de 1931, el 14 de abril se proclamó la Segunda República. Ese mismo día, para evitar conflictos, Alfonso XIII se trasladó a París y posteriormente a Roma, donde permanecería hasta su muerte en 1941. Con el resultado de las elecciones, la república estaría vigente desde el 14 de abril de 1931 hasta el 1 de abril de 1939, con el fin de la Guerra Civil y la llegada de la dictadura franquista.