El Primer Grito Libertario de América, la Revolución de Chuquisaca

Hoy se cumplen 212 años de la Revolución de Chuquisaca, conocido por la historia independentista hispanoamericana como el Primer Grito Libertario de América, un levantamiento popular contra las autoridades de la Real Audiencia de Charcas, actualmente conocida como Sucre (Bolivia), a favor del rey Fernando VII de España.

El 25 de mayo de 1809 la caída del rey español provocó una crisis política en las colonias sudamericanas donde un grupo de criollos de Chuquisaca, entre los que destacaba Bernardo de Monteagudo, manifestó su desacuerdo contra José Bonaparte como el nuevo rey de España y colonias, tras la invasión francesa en la metrópoli.

El representante militar español en la colonia, Manuel de Goyeneche y su presidente Ramón García de León Pizarro reconocieron la autoridad peninsular y entablaron conversación con la infanta Carlota Joaquina de Borbón con el fin de otorgarle la presidencia de la colonia.

En estas circunstancias, en Chuquisaca y luego en otras ciudades americanas bajo el Imperio Español, se detonó una crisis política a causa de la crisis institucional en la metrópoli y de las tensiones revolucionarias que venían madurando en las sociedades coloniales.

La Audiencia de Charcas, el más alto tribunal de apelación de la Corona Española con sede en la ciudad de La Plata se hizo eco de los rumores de conspiración carlotista, lo que desde el comienzo sirvió de marco para accionar sectores independentistas que propagaron la rebelión en La Paz, donde se constituiría la Junta Tuitiva.

Encabezados por Bernardo de Monteagudo y otros seguidores de ideales republicanos, se realizaron protestas populares en las calles de Chuquisaca con el lema ‘Muera el mal gobierno, viva el Rey Fernando VII’, al cual se unieron estudiantes de la Universidad San Francisco Javier, descontentos con el rector arzobispo Moxó y Francolí, seguidos por el pueblo, pidiendo la liberación de Zudañez, el fiscal que había sido arrestado durante el levantamiento y la renuncia de García de León y Pizarro. Como llamada al pueblo se tocó una de las campanas de la iglesia de San Francisco hasta rajarse. La campana ahora es llamada ‘La Campana de la Libertad’ y se toca cada 25 de mayo en honor a la ‘Chispa de la Liberación Americana’.

El arzobispo Moxó y Francolí, acosado por la multitud y por pedido de miembros de la Audiencia inició gestiones ante García de León y Pizarro para que pusiera en libertad a Zudañe, pero al no tener reespuesta se presentó ante él una delegación solicitando el retiro de la artillería desplegada por el gobernador. García de León y Pizarro aceptó, pero una vez que entraron los delegados populares en el palacio, sus oficiales leales rechazaron las exigencias y abrieron fuego sobre la multitud matando a algunos de ellos, a lo que el pueblo reaccionó apoderándose de la artillería y municiones, exigiendo el arresto del presidente. Como consecuencia, García de León y Pizarro dimitió y la Audiencia asumió el mando político y militar, nombrando a Álvarez de Arenales como comandante general.

LA JUNTA DE GOBIERNO EN LA PAZ

La revuelta de ChuqUisaca no había sido independentista,sino que se intentó sostener los derechos de Fernando VII contra los carlotistas, aunque un grupo de dirigientes de la revuelta intentaron aprovechar las circunstancias para buscar la independencia, entre ellos Paredes, Mariano Michel, Alzerraca, José Manuel Mercado, Álvarez de Arenales, Lanza y Monteagudo que fueron enviados a diferentes ciudades para transmitir sus leales intenciones.

La primera victoria independentista tras la revolución de Chuquisaca fue a cargo de Michel, que cumplió su cometido en La Paz, donde permaneció un mes, logrando que los líderes independentistas locales se hiciesen con el poder y depusiera el 16 de julio al goberandor intendente Tadeo Dávila y al obispo de La Paz, Remigio de la Santa y Ortega. Allí se formó la junta de gobierno denominada Junta Tuitiva presidida por el coronel Pedro Domingo Murillo.

La Revolución de Chuquisaca es considerado por la tradición historiográfica como el primero de los eventos autonómicos que desembocaron luego en los movimientos independentistas en Iberoamérica. Sin embargo, existe la controversia de una reciente corriente revisionista que llama a este evento una revolución monárquica por sus expresiones iniciales de lealtad a Fernando VII, afirmando que en realidad fue una revuelta entre fernandistas y carlotistas en un contexto alejado de intenciones independentistas.

En contraste con la revolución del 16 de julio en La Paz, bajo la dirección de Pedro Domingo Murillo, es la que es considerada la revolución abiertamente independentista y señalan a la Junta Tuitiva que se formó en la actual capital de Bolivia como el primer gobierno libre de América del Sur.

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