La científica Marie Curie ganó el Premio Nobel en dos campos diferentes, física y química, y desarrolló la teoría de la radiactividad (un término que ella misma acuñó), ocho técnicas para el aislamiento de isótopos radiactivos y el descubrimiento de dos elementos —el polonio y el radio—. Una investigación que terminó matando a la polaca, nacionalizada francesa, debido a una “anemia aplásica” provocada por manipular material radiactivo sin el equipo recomendado y por guardar tubos de ensayo con radio en los bolsillos. Sus posesiones terminaron gravemente contaminadas.
Más de 100 años, gran parte de los objetos personales de Curie, incluyendo la ropa, muebles, libros y las notas de laboratorio siguen contaminados por la radiación. Estos objetos considerados como tesoros nacionales y científicos, se almacenan en cajas forradas con plomo en la Biblioteca Nacional de Francia en París y requieren un equipo especial para aquellos investigadores que quieran consultar sus notas.
La biblioteca permite a los visitantes observar los manuscritos de la científica, pero firmando una renuncia de responsabilidad y usando un equipo de protección, puesto que los objetos están contaminados con el radio 226, que tiene una vida media de 1.600 años. Habrá que esperar otros 1.500 años más para que se elimine a la mitad su nivel de radiactividad, según el artículo.
Tampoco el cuerpo de Curie se libró de la radiación. Fue colocado en un ataúd forrado con aproximadamente una pulgada de plomo. Marie Curie y su marido, Pierre Curie, están enterrados en el Panteón de París, un mausoleo de la capital francesa donde yacen los restos de distinguidos ciudadanos galos.
Marie Curie, conocida como la ‘madre de la física moderna’, murió finalmente en 1934 a causa de este raro trastorno sanguíneo vinculado a los altos niveles de exposición a elementos radiactivos como el polonio y el radio.
Nota publicada originalmente en http://www.abc.es