El fusilamiento del Ausente: José Antonio Primo de Rivera

El 20 de noviembre de 1936 era fusilado en Alicante el líder de Falange Española de las JONS, José Antonio Primo de Rivera, primogénito del general Miguel Primo de Rivera y Orbeneja. Para entonces la Falange, multiplicada por la guerra, había dejado de ser un pequeño partido para convertirse en uno de los principales brazos políticos del bando nacional. Aún lo sería más en los años posteriores, agigantando la figura de su fundador.

José Antonio, encarcelado en Madrid en el mes de abril de 1935, había sido después trasladado a Alicante. Estalló la guerra y su vida empezó a correr muy serio peligro. Unos falangistas de Alicante formaron una columna para sacarlo de la cárcel a viva fuerza, pero la Guardia de Asalto los repelió a tiros. José Antonio, mientras tanto, se ofrecía al gobierno del Frente Popular como mediador en el conflicto. A tal fin propuso que se le permitiera salir de prisión para buscar un acuerdo con el bando nacional, restaurar la legalidad, formar un gobierno de concentración compuesto por republicanos de talante moderado (sin militares), promulgar una amnistía y permitir la reincorporación de los militares sublevados a sus unidades. La propuesta cayó en el vacío.

Hubo numerosos intentos por liberar a José Antonio de la cárcel por vía de canje. Todos fracasaron. Se ensayó también la vía de la fuerza: liberarle mediante un golpe de mano. Pero esta opción fracasó igualmente, en buena medida porque el consulado alemán en Alicante, clave de la operación, se negó a participar. Finalmente José Antonio fue juzgado por un “tribunal popular”, es decir, un jurado designado por los partidos del Frente Popular bajo la presidencia de tres jueces de carrera. ¿De qué acusaban a José Antonio? De conspiración para un levantamiento militar. Bajo ese cargo se le condenó a muerte. Como el cargo era ostensiblemente endeble, porque el reo llevaba en prisión desde mucho antes de que estallara el alzamiento, los jueces, contrarios al veredicto del jurado, trasladaron al Gobierno su solicitud de que se le conmutara la pena. Pero el gabinete de Largo Caballero votó contra la conmutación. Sólo los dos ministros de Izquierda Republicana, Esplá y Just, trataron de evitar la condena. Si bien se dice que Franco instó a su ejecución, esto no fue así y a pesar de las diferencias entras las dos figuras de la Falange, el destino los reunió en su destino póstumo, en el Valle de los Caídos.

José Antonio Primo de Rivera

 

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