El fin de Isabelona la frescachona

Isabel, despreocupada de la administración del gobierno, sumó indolencia y negligencia a la decadencia de España. Desde 1863, la caída del gobierno de la Unión Liberal del general Leopoldo O’Donnell, marcó el inicio del fin de este reinado tan poco feliz.

La facción política de O’Donnell se había comenzado a resquebrajar cuando España decidió participar de la expedición punitiva a México organizada por Francia, que concluiría con el fusilamiento de Maximiliano de Austriaen tierra azteca.

Ante la complicada situación de las tropas invasoras, el general Prim, comandante del contingente español, ordenó la retirada unilateral de la contienda, creando una crisis local e internacional. Afloraron las denuncias de corrupción en el gobierno español empujadas por Napoleón III.

El poder de O’Donnell se vio minado, razón por la cual éste dimitió e Isabel convocó al general Juan Prim, con quien tenía una más que excelente relación (al punto de rumorearse que eran amantes). Como Prim no aceptó el puesto, fue convocado el marqués de Miraflores, un anciano político de tendencias moderadas, quien se vio obligado a disolver las Cortes. La situación se fue haciendo insostenible en un país en plena decadencia y caracterizado por la efervescencia de sus ciudadanos.

Por tal razón se sucedieron los gobiernos, ocasionando un clima de zozobra, que se complicaba más porque cada cual cuidaba sus intereses en desmedro del bien común. Y entre ellos estaba el cónyuge figurativo de Isabel – su primo y esposo, Francisco de Asís de Borbón – quien pretendía que firmaran la concesión de construcción de un ferrocarril a cambio de una sustanciosa comisión. Como el fraude era tan evidente, ningún ministro se prestaba a los tejes y manejes de don Francisco, a quien popularmente llamaban “Paquita”.

Alejandro Mon formó gobierno presionando a la Reina con un “todo o nada”, lo que en buen castellano quería decir que nada era el camino al destierro… Sin embargo, Mon solo persistió unos meses. A su caída, la Reina convocó al general Narváez quien encabezó una política conciliadora.

Mientras tanto, se profundizaba lo que se dio en llamar “el asunto de Roma”, ya que España se negaba a reconocer el reino de Italia porque este se había hecho a expensas de los Estados Pontificios. La influencia del clero era muy grande en la corte, razón por la cual ejercían una notable presión sobre Isabel, especialmente el padre Claret y Sor Patrocinio (conocida como “La Monja de las Llagas”).

A todo esto, la crisis no era solo política sino también económica, a punto tal que la Reina vendió patrimonio de la corona. Ahora, ¿qué era de la corona y qué era del Estado? Nuevo escándalo para Isabel y Narváez, quienes no tuvieron mejor idea que reprimir a la muchedumbre que se reunió a protestar a la Puerta del Sol. Este incidente costó vidas y casi 200heridos, y se conoció como “La Noche de San Daniel” (10 de abril de 1865). Como las figuras políticas se agotaban con una velocidad inusitada, una vez más fue convocado O’Donnell quien aplicó políticas más progresistas y beneficios políticos a su opositor mas tenaz, el general Prim. Éste se hizo eco del descontento popular y optó por la vía de la protesta armada. Prim se puso al frente de los regimientos estacionados en Aranjuez y convocó a otras fuerzas a unirse al llamado “Pronunciamiento de Villarejo”. Como no se contó con la suficiente convocatoria, optó por negociar con el partido liberal.

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Madrid.– Aspecto de la Puerta del Sol durante los disturbios suscitados por los estudiantes en la tarde del 11 de abril. (Del boceto del ingeniero de Bordier.)

Madrid.– Aspecto de la Puerta del Sol durante los disturbios suscitados por los estudiantes en la tarde del 11 de abril. (Del boceto del ingeniero de Bordier.)

 

La crisis económica se profundizó por el quiebre de varias compañías ferroviarias y los problemas de la industria textil por la guerra de Secesión norteamericana. Consecuencia: quiebras, falta de liquidez, desempleo… y como si fuese poco, las cosechas fallaron

Los gobiernos se sucedieron, pero el descontento era enorme y la debilidad política manifiesta. Una vez más, Prim se rebeló con el apoyo del almirante Topete al grito de “Viva España con honra”.

El 28 de septiembre los sublevados al mando del general Serrano (a quien Isabel llamaba el “general bonito”) lograron el resonante triunfo de Alcolea, obligando a Isabel a abandonar España y a los rebeldes a consagrar un nuevo gobierno provisional. Este acto fue conocido como la Revolución Gloriosa (que no lo fue tanto) y dio inicio al llamado Sexenio Democrático que no fue muy exitoso, ni democrático (eligieron a un Rey italiano), mientras Isabelita vivió un dorado exilio en París, a la vez que se separaba para siempre de “Paquita” …

Sé que he hecho muy mal – le dijo Isabel años más tarde a Benito Pérez Galdós – pero no ha sido mía toda la culpa

Y siempre ha sido así…

Cuentan que cuando después de años de desencuentros, volvió el hijo de Isabel al trono. Alfonso se encontró en medio de una muchedumbre que gritaba muy entusiasmada por el retorno de la monarquía. El rey se acercó a un joven que gritaba con vehemencia a fin de agradecerle su apoyo. Éste le contestó: “Y vieras como gritaba cuando echamos a tu madre”.

Y después nos preguntamos por que a nosotros nos va tan mal …

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