El Estadio Presidente Perón

La cancha de madera

Todo comenzó apenas iniciado el siglo XX, cuando el fútbol empezaba a dejar de ser una práctica inglesa para tornarse en una pasión nacional. La historia dicta que Racing Club antes de ser lo que es fue el Football Club Barracas al Sud, cuyo nombre hacía honor a la localidad homónima que actualmente conocemos como Avellaneda.

En 1901, a un año de su fundación, no disponía de un terreno en el cual practicar fútbol hasta que el gerente del Mercado Feria de Ganado, Don Juan Ohaco –padre de los legendarios Alberto y Juan Ohaco-cedió un terreno en las calles Alsina y Colón para que Barracas al Sud pudiera competir en un lugar fijo. Las vueltas de la vida y del fútbol hicieron que un par de años más tarde naciera Racing Club y gozara del privilegio de tener su cancha emplazada siempre en el mismo lugar.

El estadio que se construyó en Alsina y Colón era de madera y no era pequeño. Comenzó con tablones alineados en cinco filas y luego se le agregaron los techos ingleses. La cancha estaba emplazada en paralelo a la calle Colón, y donde estaba el campo de juego, hoy se encuentran los accesos de ingreso al estadio y el local de Locademia. Se desconocen las cifras de capacidad que tenía, pero siempre se llenaba porque el equipo era sumamente popular.

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Racing en acción en su estadio en 1915

Racing en acción en su estadio en 1915

Durante las dos primeras décadas de siglo, Racing no paró de crecer: extendió su masa societaria y su capital, obtuvo su personería jurídica correspondiente y empezó a ganar campeonatos.

A partir de la década del diez fue cuando se comenzó a gestar la Academia, un equipo que dio cátedra de fútbol al ganar siete campeonatos en forma consecutiva, marca que solo se dio una única vez en la historia del fútbol y le pertenece en exclusiva a los racinguistas.

Fue entonces la cancha de Racing el escenario para esas heroicas gestas, un lugar colmado de aficionados y simpatizantes del campeón argentino. Repitió la gloria otras dos veces más en 1921 y 1925 durante el amateurismo y no pudo sumar títulos en el profesionalismo hasta casi llegar a mediados de siglo.

El Cilndro de Avellaneda

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En 1950 se inauguró la actual casa de la Academia: el Estadio Presidente Perón.

En 1950 se inauguró la actual casa de la Academia: el Estadio Presidente Perón.

En 1944 y durante la presidencia de Carlos Paillot, la Comisión Directiva compró 30 mil metros cuadrados que pertenecían a los Ferrocarriles Sud y Oeste con el fin de extender el territorio de Racing y dar lugar a la construcción de un nuevo estadio, uno de cemento.

A pesar de las magras campañas de los años treinta y cuarenta, Racing ostentaba cada vez un mayor público, esa fue la principal razón para que Paillot decidiera aumentar la capacidad.

Para 1946, la financiación ya se encontraba proyectada y al contar con un alfil del peronismo como lo fue Ramón Cereijo dentro de la estructura de poder del Presidente Perón, el club logró que el Estado Nacional financie la construcción del estadio nuevo.

Cuenta el mito que las aspiraciones de Perón para la futura cancha de Racing eran enormes en tanto quería que fuera como el Coliseo -el estadio más grande de todos- y a la vez, la sede principal de unos posibles Juegos Olímpicos. Es por eso que le sugirió a Cereijo que construyera el Cilindro en la zona de Catalinas Norte, en el barrio de Retiro.

Más precisamente en un predio conocido como Parque Japonés, en el cual hoy en día se encuentra un lujoso hotel. Pero la dirigencia no quiso saber nada con dejar Avellaneda y terminó imponiéndose esa decisión a pesar del parecer de Perón.

El 16 de agosto de ese año, entonces, Racing a través de un decreto presidencial recibió un préstamo de tres millones de pesos, a los cuales luego se le terminaron agregando ocho más, todo a pagar en un plazo no mayor a los 65 años.

El 30 de noviembre de 1946, Racing cayó goleado por 6 a 4 ante Rosario Central y se despidió para siempre de su cancha de madera para dar paso a la construcción de un edificio único.

Fueron casi cuatro años los que la Academia hizo de local en las canchas de Boca Juniors y San Lorenzo de Almagro.

Después de un magro 1947, Racing estuvo muy cerca de quedarse con el primer lugar en la temporada siguiente, no pudo ser. Perdió el título debido a una –histórica- huelga de jugadores que luego dio lugar a un éxodo de cracks como Alfredo Di Stéfano, Adolfo Pedernera y Néstor Rossi al fútbol colombiano.

Al año siguiente y comandado por Guillermo Stábile, se rompió una sequía de 24 años. Racing salió campeón jugando de visitante, con un equipo inolvidable que obtendría el primer tricampeonato en la era profesional del fútbol argentino.

En 1950, el campeón argentino hizo de local en la cancha de su rival hasta que en la fecha 21, se inauguró el estadio ahora bautizado “Presidente Perón” en honor a la singular colaboración del Estado Nacional en permitirle tener a Racing un estadio de esa magnitud: podía albergar hasta más de cien mil personas.

Esa cualidad lo hizo ser el más grande del país hasta 1978 cuando la última dictadura cívico-militar finalizó las obras de ampliación del estadio de River Plate para la Copa del Mundo de ese año.

Ese 3 de septiembre de 1950, ante Vélez Sarsfield el Coliseo brindó su primer espectáculo con la presencia del propio Juan Domingo Perón, quien –al igual que Eva Perón y Ramón Cereijo- fue declarado socio honorario del club.

Afortunadamente el resultado del encuentro fue positivo para Racing que con un gol de Llamil Simes se quedó con la victoria. La temporada debut del Cilindro no pudo haber finalizado mejor: Racing fue campeón y al año siguiente volvió a repetir la misma hazaña. En 1951, fue sede de los Juegos Panamericanos tanto en la inauguración y cierre como en los partidos de fútbol.

Los siguientes años se sucedieron durante la prescripción del peronismo, por lo que el Estadio tomó informalmente el nombre de Ramón Cereijo. Fueron sumamente positivos para Racing: fue campeón en 1958, 1961 y para 1966 comenzó a brillar “El equipo de José”.

El Cilindro se convirtió en una fortaleza en esos años de oro del club y cobijó las más grandes hazañas de la historia de Racing: 39 partidos invictos, un campeonato local y las finales de las copas Libertadores y la Intercontinental -que luego se definieron a favor nuestro en países neutrales.

En 1966 fue que se inauguró la nueva iluminación del estadio, que se estrenó en un amistoso contra el poderoso equipo alemán Bayern Munich de Franz Beckenbauer

Las décadas siguientes fueron carentes de gloria y significaron un paulatino ingreso en la decadencia institucional: entre 1981 y 1983, Racing hizo de local en Atlanta, Vélez, Independiente y Boca porque el Cilindro se encontraba clausurado debido a mala condición del estadio.

Desgraciadamente, el año en el que el Cilindro volvió a tener fútbol fue el del descenso y sólo ocho años más tarde, fallecería el ídolo Omar Oreste Corbatta, que vivía bajo una de las tribunas. En 1993, se le rindió homenaje ese crack cuando se autorizó el cambio de nombre del Pasaje Cuyo al de Corbatta.

A todo lo malo y sufrido de la década siguiente, el único bálsamo que recibió el Cilindro fue el techado de su segunda bandeja, en 1997 y un concierto de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota al año posterior, que inauguraría al Cilindro como eventual arena musical.

Dos años más tarde el Cilindro sería un símbolo de resistencia cuando el 7 de marzo de 1999 y tras la declaración de quiebra del club, la gente de Racing colmó el estadio como si fuera una final de copa en defensa del patrimonio de los socios. Con el peso también del recuerdo de Tita Mattiussi a cuestas, quien había fallecido ese mismo año, el público académico alzó su voz y la pelota tuvo que rodar para el lado de Racing.

El 27 de diciembre de 2001, la Academia volvió a dar una vuelta olímpica después de 35 años de malaria. El campeonato se definió en el estadio de Vélez Sarsfield, pero la gente colmó el Cilindro igual y se dio la mítica vez de que una hinchada llenó dos canchas el mismo día. Los años post-quiebra y del gerenciamiento no le cambiaron nada al estadio más que la quita del alambrado en las populares y un invento de platea dentro del campo de juego que terminó fracasando en un partido que terminó suspendido, ante Estudiantes en 2008.

El 14 de diciembre de 2014, la Academia cortó una sequía de 13 años sin títulos y se consagró campeón por primera vez en el siglo y en mucho tiempo como local, de la mano de Diego Alberto Milito como líder y emblema del equipo.

El Cilindro explotó de gente, se calcularon cincuenta mil personas las que asistieron ese día en el que Racing retornó a la gloria. Fue una alegría inmensa para todo el pueblo racinguista.

Tras el retiro como futbolista profesional del último capitán campeón y a partir del trabajo de algunas organizaciones político-partidarias, los hinchas de Racing tienen el privilegio de que una parte de la calle Italia cambió su nombre al de su último prócer: Diego Milito.

En abril del año pasado, nuestra casa hospedó una nueva consagración: el campeonato de la Superliga 2018/19. La Academia de Licha López y compañía empató ante Defensa y Justicia y se desató una bellísima celebración de todos los hinchas que colmaron el estadio como siempre.

El Coliseo de Avellaneda es muchísimo para el hincha de Racing: es nuestra casa, es el templo, es un lugar de encuentro, de familia, de pasión. El Cilindro es parte fundamental de la esencia de Racing, es donde se despliegan nuestros colores, desde donde brilla en blanco y celeste.

Texto extraído del sitio: https://racingmaniacos.com.ar/2020/09/03/cilindro-2020/#google_vignette

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