En 1760, Deborah Sampson fue la primera mujer que se hizo pasar por un hombre para ingresar a la Marina. Después comenzó a trabajar en la casa de un tal Benjamín Thomas, asistiéndolo en las tareas de la granja, donde se caracterizaba por su gran fuerza física, impropia de su sexo y su excelente puntería.
Decidida/o a cumplir sus deberes con la patria, se alistó en el ejército. Cuando fue herida en combate, y a fin de no revelar su condición, ella misma, valiéndose de una navaja, extirpó la bala por sus propios medios.
Con la ayuda de un espejo y la buena voluntad de un ingeniero, Leonid realizó la cirugía, que duró dos horas porque frecuentemente perdía el conocimiento.
Sin embargo, ya en 1921, el doctor Evan O’Neill Kane quiso mostrar que otros agentes anestésicos podían utilizarse en la cirugía abdominal con menos peligro. Para demostrar su teoría, Kane se operó a sí mismo con anestesia local, también con la ayuda de un espejo. Años más tarde, con 70 años a cuesta, Kane se reparó una hernia inguinal. Sobrevivió a ambas cirugías.
¿Qué hacer? Como ella no podía ser evacuada, por avión le arrojaban con paracaídas la quimioterapia necesaria para su tratamiento. La lesión remitió, pero diez años más tarde, recidivó y murió por la misma afección.
TREPANACION
Bart Hughes, era un bibliotecario holandés que había desarrollado una teoría, que él llamaba “Homo sapiens correctis”, en la que sostenía que con una trepanación (agujero en el cráneo), al descomprimir el líquido cefalorraquídeo, el cerebro irriga mejor. Como no había cirujano dispuesto a realizar esta cirugía, Bart se la realizó a sí mismo, con un torno de dentista.
Una seguidora de Bart y del culto que desarrollaba (la Religión Evolucionista), Amanda Fielding, hizo una trepanación delante del espejo de su baño, mientras su esposo la filmaba. Curiosamente, su marido también logró que le realizaran una trepanación, pero esta vez la operación estuvo a cargo de un cirujano.
Inés Ramírez, una joven mexicana, al comenzar el trabajo de parto en un lugar muy alejado, al ver que el nacimiento se complicaba, se hizo ella misma una cesárea, y así salvó a su hija, y obviamente a ella misma.
Hay oportunidades en las que el tiempo corre, y si no se toma una medida heroica, podemos morir, así que Sampson Parker procedió él mismo a cortarse la mano, cuando ésta quedó atrapada en una procesadora. Afortunadamente pudo ser llevado al hospital y transfundido.
El caso de Aron Ralston, en 2003, fue rescatado en un film. Practicando Trekking en un cañón, su mano quedó atrapada. Como nadie sabía dónde estaba y pensando que iba a morir de sed, filmó una grabación de video para su familia. Después de cinco días, al borde del delirio por la deshidratación, tomó la decisión de amputarse el brazo.
Afortunadamente, a los pocos minutos encontró a unos turistas que pudieron rescatar al joven. Esta odisea dio lugar a la película “127 horas”, nominada para el Oscar.