El día que Estados Unidos inició la reconquista del Pacífico

Todavía hoy algunos adictos a las conspiraciones defienden que Pearl Harbor, donde EE.UU. expuso sin cobertura aérea a una parte de su flota, fue un desastre consentido por los norteamericanos para que, a un precio asumible, la opinión pública se convenciera de la necesidad de entrar en la Segunda Guerra Mundial. Así lo demostraría el hecho de que ninguno de sus portaaviones estaba en el puerto hawaiano. Sin embargo, a estos teóricos les cuesta explicar cómo, si tenían la situación tan bajo control, la Armada americana acumuló una insana cantidad de derrotas cuando al fin se sumergió en el conflicto.

A principios de 1942, las fuerzas estadounidenses se retiraron de Filipinas y sufrieron una grave derrota en el Mar de Java. Los estadounidenses, al menos, se resarcieron del golpe de Pearl Harbor en abril de ese año, cuando el teniente James H. Doolittle acometió un ataque aéreo sobre Tokio. El daño fue más moral que militar, y no ayudó a aclarar el horizonte.

En el verano de 1942, la guerra parecía sentenciada en este teatro de operaciones. Dos portaaviones operativos y otro con graves limitaciones eran lo único que separaba en el Pacífico a Japón de las costas de EE.UU. Los aviones Zero japoneses superaban por mucho a los cazas norteamericanos y el almirante Yamamoto sabía que solo el tiempo jugaba en contra de su país. Había que evitar que el monstruo industrial que presidía Roosevelt pusiera sus fábricas en marcha.

La trampa

A mitad de camino entre América y Asia, como bien indica su nombre, las dos minúsculas islas que forman el atolón de Midway fueron el lugar escogido por la Armada imperial para dar el golpe de gracia a su enemigo. Los nipones contaban con más efectivos y recursos, pero los estadounidenses le dieron la vuelta a la situación con una defensa numantina y valiéndose de la Inteligencia. «¿De dónde proceden tantos aviones?», se preguntó alarmado el almirante Nagumo cuando las cuentas empezaron a fallarle. El sistema de claves japonés, considerado indescifrable, fue revelado por los Servicios de Inteligencia estadounidenses, que prepararon una amarga bienvenida en Midway, batalla recreada en la gran pantalla por Roland Emmerich, que estrena su cinta en España el 5 de diciembre.

Ambos bandos sufrieron pérdidas importantes en un choque que terminó con más de tres mil bajas, pero fueron los nipones, con el hundimiento de cuatro portaaviones, un crucero pesado y unas 240 aeronaves, los que se retiraron heridos del corazón del Pacífico. La batalla fue un punto de inflexión en este frente y sentó las bases de un tipo de combate, entre portaaviones, que ni antes ni después, ha sido habitual. Esta rara avis de la historia militar sirvió de tumba a la iniciativa japonesa.

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