Esta ópera de Richard Wagner narra el romance entre un joven y una princesa Isolda, basada en una leyenda del ciclo arturiano, compuesta entre 1857 y 1859, y estrenada el 10 de junio de 1865.
Siguiendo la tradición de los compositores románticos, Wagner recoge una leyenda medieval de Tristán, trasmitida por Thomas de Bretaña.
En una carta al que sería su suegro, Franz Liszt, Wagner escribe “desde el principio hasta el final, el amor, que por una vez, encontrará una total realización”.
Subyugado por el tema, Wagner deja de lado la composición de Sigfrido y se dedicó a este drama musical.
Después de abandonar su cargo de director de la ópera de Dresde por haber participado de la Revolución de Mayo, Wagner huye a Zurich, donde es asistido por Otto Wesendonck, rico comerciante que financió al compositor mientras trabajaba en Los Anillos de los Nibelungos y en esta ópera sobre las desventuras amorosas de Tristán e Isolda.
Estando en Suiza, Wagner vivió una aventura con Mathilde, la esposa de su benefactor, quien fue además la autora de varios poemas que se incluyen en esta ópera.
Minna, la esposa de Wagner, interceptó una carta de su marido a Mathilde. Aunque Wagner negó la relación, el escándalo hizo que Minna viajase a un balneario a recuperarse de una afección cardíaca, mientras Wesendonck llevó a su esposa a Italia. En ausencia de ambas mujeres, Wagner comenzó la elaboración del segundo acto.
El retorno de Minna agravó la crisis de la pareja. Wagner decidió viajar a Venecia, ya que sus días en Zurich se habían convertido en un “auténtico infierno” por la constante recriminación de su esposa que, además, escribió una carta acusando a Mathilde de haber destruido su matrimonio. En esos ocho meses en Venecia, Wagner terminó el segundo acto y viajó a Lucerna, donde completó el tercer acto en 1859.
Sin embargo, la ópera por su extensión y dificultades técnicas, tardó varios años en representarse y pudo presentarse cuando Wagner gozaba del apoyo del excéntrico Luís II de Baviera.
El encargado del estreno fue Hans von Bulow, casado con Cósima Liszt, con quien Wagner mantuvo un affaire. Aun, a sabiendas de este hecho, Bulow dirigió la obra que se presentó por primera vez el 10 de junio.
El tenor Ludwig Schnorr von Carolsfeld, encargado de la puesta en escena, murió después de haber cantado la obra solo cuatro veces. En su momento se especuló que el esfuerzo para llevar adelante su papel lo había matado. Su esposa, Malvina Carolsfeld, deprimida por este desenlace, jamás volvió a cantar.
De aquí viene la fama de ópera maldita, que además se llevó a dos directores, Felix Motti en 1911 y Joseph Keilberth en 1968, muertos mientras dirigían la obra. Ambos en el segundo acto.
Un drama pasional, tanto en la ficción como en la vida real -que muchas veces tiene ribetes operísticos-.