Lima, 3 sep (EFE).- Ha sido interpretada en varios idiomas y por una cantidad de cantantes iberoamericanos, sus letras inmortalizaron a los clásicos personajes de la música criolla peruana, como ‘La flor de la canela’ y ‘José Antonio’, y hoy Chabuca Granda sigue igual de vigente entre los melómanos al celebrarse los cien años de su nacimiento.
La capital peruana, a la que cantó recordando su brillo señorial, recuerda este jueves con una serie de conciertos, actos culturales y exhibiciones online, el nacimiento de María Isabel Granda y Larco, conocida artísticamente como Chabuca Granda, creadora de cientos de canciones convertidas en patrimonio cultural de la nación.
Su hija Teresa Fuller, heredera de su obra, contó a Efe que ha pasado los últimos días escuchando las interpretaciones de unos 400 cantantes de todo el mundo que participan en el concurso internacional Ibermúsicas en el apartado dedicado a su madre este año.
Se mostró orgullosa de que “tanta gente quiera hacerle un tributo a Chabuca Granda” al confirmar el amor de los artistas por su entrañable obra musical.
DÉJAME QUE TE CUENTE LIMEÑO
“Chabuca Granda es una de nuestras compositoras tan conocida en el mundo, internacionalmente sus temas han sido versionados y cantados por muchísimos cantantes internacionales y lo siguen haciendo en la actualidad”, declaró a Efe el musicólogo Renato Romero, que tiene a su cargo una de las exhibiciones online organizada por la Municipalidad de Lima.
La autora, fallecida en Miami en 1983, compuso valses, marineras, festejos, teatro musical, canciones de todo tipo y tuvo “una trayectoria larga que podríamos calcular en unas tres décadas desde los años 50, 60 y 70, por los cuales ella atravesó por distintos procesos creativos”, agregó Romero.
La primera etapa creativa es especialmente recordada por el público “porque de allí provienen sus canciones más interpretadas como ‘La flor de la canela’, ‘Fina Estampa’, ‘José Antonio’ y ‘Zeñó Manué'”, indicó el experto.
CABALLERO DE FINA ESTAMPA
Granda, una mujer de la alta sociedad peruana, dedicó sus primeras composiciones entre 1950 y 1960 a “los grandes personajes señoriales de Lima, las grandes casonas, las grandes calles, que representaban a una Lima criolla que en aquel momento probablemente estaba cumpliendo sus últimos años de vigencia”, contó Romero.
Los afamados personajes de Chabuca Granda fueron, entre otros, el periodista y crítico taurino Manuel Solari Swayne, conocido como ‘Zeñó Manué’, el dueño de caballos de paso que le inspiró el vals ‘José Antonio’, o su propio padre José Granda a quien dedicó “Fina estampa”.
Pero una de las personas a la que guardó especial cariño fue una mujer negra que trabajaba en una de esas grandes casonas limeñas, a quien escribió ‘La flor de la canela’, cantada hasta el día de hoy en varios idiomas y convertida en un himno criollo.
CÓMO SERÁ MI PIEL JUNTO A TU PIEL
Después de crear sus consagrados valses y marineras criollos, Granda, que frecuentaba a escritores y artistas, tras divorciarse incursiona en una segunda etapa creativa en la que cambia radicalmente de motivaciones e influencias musicales.
Así, “se identifica mucho con algunas reivindicaciones revolucionarias exigidas por gente como (el peruano) Javier Heraud, el poeta guerrillero, y con (la cantautora chilena) Violeta Parra, que tuvo una muerte trágica por motivos románticos”, indicó Romero.
A ella le dedica el landó “Cardo o ceniza”, acompañada en el cajón acústico por el músico Caitro Soto, y a Heraud le compone varias canciones sobre “su martirológio al meterse a la guerrilla y su muerte tan poética en la selva peruana”, comentó el también catedrático de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Romero destacó que “las letras que hace Chabuca Granda son emblemáticas en el sentido que son muy complejas, trabaja mucho la metáfora, y usa un lenguaje muy sofisticado”, lo que se plasmó en “un repertorio muy elaborado y que llega a elevar el nivel de cada una de estas tendencias”.
Durante su etapa creativa, Granda comienza a trabajar con una serie de músicos que la acompañan gran parte de su trayectoria como el cajonero Soto y los guitarristas Félix Casaverde o Lucho González.
“En cuanto ella se mete a trabajar con el guitarrista Lucho González inventa nuevas melodías, cambia sus letras de personajes centrales, que ya no son los grandes señores de Lima, de la alta sociedad limeña, sino que ya son los jóvenes revolucionarios que luchan por un ideal”, afirma Romero.
AH, MALAYA LA HORA EN QUE FUI A CANTAR
Su último momento musical está centrado en los festejos y landó de la música afroperuana, de la cual se nutre también para crear la misa criolla de bodas, que compuso para el matrimonio de su hija Teresa en 1969, un evento de máxima celebración en el emblemática iglesia Santa María Magdalena de Pueblo Libre.
“Esta misa criolla se nutre de elementos de su segunda y tercera etapa, es una de las exploraciones que ella realiza porque es producto de sus deseos muy grandes de explorar siempre nuevos campos”, detalla el musicólogo.
Las composiciones de Chabuca Granda han sido interpretadas por artistas de la talla de Raphael, Rubén Blades, Ana Belén, Jorge Drexler, Juan Diego Flórez, Mon Laferte, Joaquín Sabina o Kevin Johansen, entre otros, en una serie de discos y conciertos homenaje en los últimos años.
En opinión de Romero, “tanto sus composiciones clásicas de los 60 como las más contemporáneas y de vanguardia armónica de los 70, son muy vigentes hoy en día y también sus experimentos con la música afroperuana son muy actuales porque se siguen haciendo hoy, inclusive por los jóvenes músicos peruanos, que están tratando de hacer fusión, hay mucho que aprender de ella todavía”.