Bette Davis hasta el fin de sus días

Ruth Elizabeth Davis nació en Lowell (Massachusetts) el 5 de abril de 1908, en una familia de clase media con tendencia a la irritación, por no decir a la histeria. Marcada por una infancia difícil, que discurrió bajo la sombra del divorcio de sus padres, la futura Bette Davis se empeñó en ser actriz después de ver a Peg Entwistle en El pato salvaje de Ibsen. Con su madre en los talones no paró hasta abrirse un camino discreto en los teatros de Nueva York antes de iniciar su carrera cinematográfica en Hollywood. En esos años resultaban una extraña pareja, ambas con una sensibilidad exacerbada, si hemos de creer a la directora teatral Blanche Yurka:

“La verdad es que su madre era una pelma y es un milagro que no hundiera la carrera de Bette desde el mismísimo principio. Estaba preocupada incesantemente y de forma sensiblera por la hija. Incluso Bette sobreexcitada y hecha un mar de lágrimas era un caso para volverse loca”

Samuel Goldwyn la sometió a una prueba para el cine, que resultó desastrosa, y sólo unos meses después pisaría Hollywood de la mano de la Universal. Con 57 dólares en el bolsillo y el sueño de los 450 dólares mensuales que habían prometido los estudios Universal. Madre, hija y el perro Boogun, llegaron a la meca del cine para hacer la primera película de la actriz. Ese mismo año firmó un contrato con la Warner Brothers, donde trabajaría las siguientes dos décadas. Durante todo ese tiempo gastó muchísima energía luchando, incluso en los tribunales, por guiones a la altura de su talento y por un salario justo, pese a sus dos Oscars de la Academia… era la actriz de su categoría peor pagada de los estudios; en consecuencia, se labró una reputación de actriz indómita, intratable e incómoda, agravada por su absentismo en los rodajes debido a incesantes problemas de salud y sus muchas crisis familiares. No era una mujer guapa, pero la especial fotogenia de su piel finísima y translúcida, consecuencia de las graves quemaduras que sufrió en el rostro de niña jugando con las velas de un árbol de Navidad, y los desorbitados y penetrantes ojos, hicieron de ella la perfecta protagonista de los melodramas de mujeres sacrificadas por la depresión que entonces gustaban a la Warner. Entre otros muchos filmes, en la década de los 30 rodó “Esclavos de la tierra” y “20.000 años en Sing Sing”. Fué una extraordinaria camarera malvada creada por Maughan para “Cautivo del deseo”; Interpretó “El bosque petrificado”, con Bogart y Leslie Howard, a los que acabó detestando, al uno por rudo y borracho, y al otro por vanidoso; conmovió a todos con “Barreras infranqueables”, ” La mujer marcada y Amarga Victoria” y fué premiada con dos Oscars por “Dangerous” y por su magistral e irrepetible interpretación de “JEZABEL”, a las órdenes de William Wyler, quien dijo:

-“Era bella, pero no una belleza. Hay una diferencia. Hoy pienso que era guapa. Entonces, no, y siempre quiso parecer otra persona. Su rostro era particular y no encajaba en los cánones de belleza de la industria del cine. Hasta sus últimos años de vida no supo reconocer su belleza. Incluso con setenta años confesaba que odiaba cuando mencionaban una y otra vez sus ojos saltones, como característica principal de su rostro. Provocaba sensaciones intensas en todo el que la conocía. Muchos la pintaron como una mujer insoportable, cruel, cínica y en eso no estoy de acuerdo. Bette era maravillosa en todo, creo que sus ataques de ira comenzaron cuando tenía dos años como respuesta a la tensión que había entre sus padres y nunca supo abandonar el comportamiento obsesivo y sus arranques de genio de los que hablan muchos de los que la rodearon “-.

Los testimonios más extremos son los de su hija, Bárbara Davis Hyman, que escribió en los años ochenta el libro “El guardián de mi madre”, una biografía en la que destacaba los problemas con el alcohol, las amenazas de suicidio frente a la niña cuando ésta tenía ocho años… La resentida hija dibuja a la estrella de Hollywood como una neurótica, manipuladora y malvada que canalizaba la rabia abusando de los que estaban más cerca de ella:

-“ Podía haberlo escrito y enviado a mi madre sin publicarlo. No lo hubiera leído. No va a escuchar nada que no quiera, así que me decidí por el único camino que sentí que podía llegar a ella: la opinión pública. Lo que puede ver el mundo es lo más importante para mi madre y esta es, en esencia, una carta pública para ella”.-

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Voy a repasar tres Films de Bette Davis, por los que siento amor de cinéfilo. La actriz que hizo de sí misma un personaje temible y a la vez atractivo, supo ser fiera y también reírse de sí misma en medio de una creciente perfección hollywoodiense:




Cautivo del deseo (Of Human Bondage)

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Este film le dio la oportunidad de escapar de los roles femeninos convencionales. Davis vio en el personaje de la camarera Mildred Rogers una oportunidad para dar rienda suelta a las emociones violentas de su carácter. Para hacerse con el papel de camarera cruel en Cautivo del deseo, de la productora RKO, Davis puso todas sus energías en convencer a los estudios Warner para poder hacer la película. En el proceso descubrió que estaba embarazada y decidió abortar para no echar a perder sus planes: ya había actuado en 22 títulos y tenía la certeza de que el papel de Mildred Rogers era su última oportunidad de ser la actriz que deseaba. El personaje le dio confianza en sí misma. La cruda y despiadada mujer que maltrataba verbalmente al inocente Philip Carey, que arruina su vida en el intento de ser amado, representaba el lado más oscuro y fascinante de sus capacidades interpretativas y roza su propia vida personal.




JEZABEL

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Bette Davis y el director conectaron a pesar de lo que se podía esperar. Los dos tenían arranques de mal genio y eran de un perfeccionismo enfermizo y eso fue precisamente lo que equilibró la relación, que pronto se convirtieron en amantes. Ambientada en los años anteriores a la Guerra Civil estadounidense, Jezabel cuenta la historia de una caprichosa belleza sureña de Nueva Orleans comprometida con un banquero. Ante la negativa de él a acompañarla a comprar un vestido para uno de los bailes más importantes del año, ella se venga adquiriendo un vestido de noche rojo y rompe la estricta norma de vestir de blanco en la fiesta. Tras el escándalo, él pone fin al compromiso y ella se niega a pedir perdón, pensando que su prometido volverá desesperado a sus brazos. Davis ganó con el papel el segundo Oscar de su carrera a la mejor actriz protagonista. Volvía a interpretar a la mujer soberbia y antipática en un rodaje plagado de retrasos. Su relación con Wyler durante el rodaje, cuando ella todavía estaba casada, la alteraba y le producía reacciones psicosomáticas: le salió un enorme grano que paró el rodaje durante semana y media, sufrió una contractura en la pierna… Cuando Jezabel llegaba a su fin, ambos hablaban de trabajar juntos de nuevo en una versión de Cumbres borrascosas en la que Bette haría de Cathy, pero al final el proyecto escapó de las manos de Warner y los amantes se fueron separando sin remedio. Dos días después del último día del rodaje, ella descubrió que estaba embarazada del director y abortó de nuevo. Las precauciones que tomó para que su marido no se enterara de la aventura desaparecieron con el siguiente romance, esta vez con el magnate Howard Hughes, con el que se dejaba ver descaradamente ante Nelson hasta que pidió el divorcio alegando un trato cruel.




EVA AL DESNUDO

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Extraordinario film, narra cómo Eve Harrington intenta poco a poco usurpar el trono y la vida de una grande del teatro Margot Channing. Recrea un mundo de envidias, traiciones y rumores del espectáculo en Broadway. El director Edmund Goulding advertía a Joseph Mankiewicz sobre la decisión de elegir a Bette Davis como protagonista:

-” Esa mujer te destruirá, te convertirá en fino polvo blanco y soplará. Eres guionista, querido. Ella llegará al escenario con un paquete gordo de papel amarillo y lápices. Escribirá y entonces ella, y no tú, dirigirá. Ya lo verás”-

Pero la actriz llegaba en son de paz. A punto de terminar su contrato con Warner, con la que llevaba casi dos décadas, no tenía nada clara su renovación. Tenía 41 años y se veía desterrada del cine. El guión y el papel le fascinaron, la forma de fumar y apagar con nerviosismo los cigarrillos, la mirada comunicativa y la voluntad de afearse sin problemas si el guión lo pedía mezclaban a la persona con el personaje. Recién divorciada de William Grant Sherry, un hombre violento y peligroso con el que tuvo una relación destructiva… Tenia un guardaespaldas que la protegía a ella y a su única hija, Bette se enamoró de Gary Merrill, el actor que interpretaba a Bill Sampson, director de teatro y pareja del personaje de Bette. Él, casado, se divorció y la pareja se convirtió en matrimonio. Adoptaron dos niños y se divorciaron diez años después. Pero la interpretación que brindó a todos con el film ha quedado sellada con letras de oro, nadie podría haber sido Margot que Bette Davis.

¿QUÉ FUE DE BABY JANE?

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– “¡Tiene la mejor propiedad de California! Yo quise comprarla y me la quitó. Si piensa que voy a interpretar a esa estúpida perra en silla de ruedas, ya sabe lo que le espera”-

Esa fue la respuesta de Davis cuando la actriz Joan Crawford le entregó una copia del guión de ¿Qué fue de Baby Jane? Al final fue Crawfrod quien interpretó a Blanche Hudson, la antigua estrella de cine que se había quedado parapléjica y al cuidado de su hermana Jane, que había sido una estrella infantil de cine.

– “A veces me he esforzado por verme lo peor posible, a veces me superaba y eso dolía. Eso empeoró cuando me hice mayor. Cuando me vi por primera vez como Baby Jane, lloré“-

Eso admitía Bette Davis años más tarde. Crawford tuvo la valentía de ofrecerle el papel a una de sus mayores enemigas. Bette Davis siempre manifestó su odio hacia ella, incluso tras la muerte de la actriz. “Puede que exista un cielo, pero si Joan Crawford está allí, no voy”, dijo en varias ocasiones. Se rumoreaba que Crawford, como bisexual, se había insinuado a Davis y ella la había rechazado, pero parece ser que la raíz de la enemistad fue un hombre: Franchot Tone, un actor del que Davis se enamoró durante el rodaje de Peligrosa. Crawford era entonces una de las mujeres más deseadas de Hollywood y le costó poco cautivar a Tone, al que invitó una noche a cenar y recibió desnuda en su casa. Se casaron nada más finalizar el rodaje de Peligrosa:

– “Se ha acostado con todas las estrellas de MGM, menos con Lassie”- dijo Davis.

-“Pobre Bette. Da la impresión de que no fue feliz ni un solo día en toda su vida”- contestó Crawford.


Con ese historial de insultos y rencores, las dos estrellas se encontraron en el set de Baby Jane, en un rodaje tenso que sometía a todo el equipo. Hubo incluso agresiones físicas: en la escena en que Jane patea a su hermana en el suelo, hubo una patada más fuerte que las demás. A Crawford le tuvieron que dar tres puntos. La película fue un enorme éxito de taquilla: Bette Davis fue nominada al Oscar y Joan Crawford, no, y ante la visión de ver a su rival recoger el premio, hizo todo lo que pudo. Se puso en contacto con las otras tres actrices nominadas para poder recoger el premio en caso de que cualquiera de ellas ganara. Anne Bancroft se hizo con el premio y Joan, triunfante, recibió la estatuilla. Pese a lo incombustible, despótica y altiva que parecía en sus películas, la verdadera Bette Davis era una mujer con mala suerte y corazón de víctima que ofrecía el cuello al primer quebrantahuesos que encontraba en su camino. La más famosa malvada de la historia del cine tuvo una vida real de lo más dura y hostil y fue a menudo presa de seres desaprensivos. Ella tampoco era una santa, pero resulta difícil creer que lejos de la estela de fortaleza que desprendía en pantalla, tuviera que soportar durante muchos años los desprecios de algunos estudios cinematográficos. La presión constante de una madre aprovechada y las vejaciones de varios maridos violentos…Lo cierto es que tres de sus cuatro maridos llegaron a maltratarla físicamente, mientras la madre derrochaba el dinero de Bette a manos llenas y ella mantenía al inútil de turno, trabajando a destajo para la Warner, a fin de pagar los gastos de los demás y sufragar las facturas del Centro psiquiátrico de su desequilibrada hermana.

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Cuando en 1935 recogió su primer Oscar por la interpretación de uno de sus personajes más lacrimógenos por el film Dangerous, Bette Davis llevaba un sencillo vestido a cuadros y vivía acosada por las deudas; su madre, en cambio, iba ataviada como una reina, disponía de coches flamantes y disfrutaba de una vida de lujo. También es posible que si no hubiera sido por la ambición desaforada y la tenacidad de la progenitora de Bette Davis, que siempre ejerció de “madre de la artista”, el mundo se hubiera quedado sin esa magistral actuación en Eva al desnudo, metida la actriz en la piel de Margo Channing, la declinante diva de la escena que verá cómo la trepadora Eva Harrington corroe los cimientos de su gloria.

-“Si he llegado a la cima ha sido a fuerza de mucho arañar e incluso habría recurrido al asesinato para conseguirlo”-, dijo en una ocasión Bette.

La vida privada de Elizabeth y Essex

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Volviendo a William Wyler, la relación entre ambos se saldó con una apasionada historia de amor y con tres de las mejores películas de Bette: Jezabel, La loba y La carta. Wyler controló la tendencia a sobreactuar de Davis, le enseñó a modular su histrionismo y supo extraer de ella los matices de su vena dramática, hasta que sacó a la luz bajo la piel los personajes despóticos, resentidos, las vetas de la vulnerabilidad y el patetismo. Es probable que Bette Davis, como pasaría en adelante con otros amantes, necesitara olvidar sus desastres domésticos con Wyler, y también con el mujeriego millonario Howard Hughes, a quien el marido de la actriz, un músico de jazz sin ningún talento, acabó chantajeando. Su matrimonio estaba en plena crisis y podría haberse casado con Wyler, recién divorciado de Margaret Sullavan, si la mala suerte, o su propio carácter, no se hubiera cruzado en su camino. Cuando el director le escribió una carta pidiéndole que se casara con él, Bette tardó una semana en abrirla, histérica por alguna de sus disputas. Al leer la misiva varios días más tarde, Wyler le comunicaba que a menos que aceptara casarse con él inmediatamente, lo haría en breve con otra mujer. Un poco más tarde la radio anunciaba que William Wyler y Margaret Tallichet se habían casado aquella misma mañana. La actriz siempre pensó que había sido el mayor error de su vida: La siguiente película que hizo con el director se tituló, La carta. Ya en el año 1961 rueda con Frank Capra otra de sus películas de enorme éxito, Un gángster para un milagro, y dirigida por Robert Aldrich, la que para mi personalmente, es la mejor aportación al cine de una actriz irrepetible…¿Qué fue de Baby Jane?, y debido a la acogida en todo el mundo con Baby Jane, repetiría con Aldrich en Canción de cuna para un cadáver… otro film a tener en cuenta, con una compañera de lujo: Olivia deHavilland.

Acostumbrada a los éxitos, se sabe que llegó a poner un anuncio en Variety: “Se ofrece actriz con 30 años de experiencia en el cine. Con dos Oscar”, decía el mensaje en el tono irónico y exasperante que la caracterizaba.


Cuando entró en la tercera edad, Davis fue reconocida por sus logros. John Springer, que organizaba sus giras de conferencias a principios de la década de 1970, escribió que a pesar de los éxitos de muchas de sus contemporáneas, Davis fue «la estrella de los treinta, cuarenta y principios de los cincuenta», que logró notoriedad por la variedad de sus caracterizaciones y su habilidad para hacerse valer, incluso cuando su material era mediocre. Sus interpretaciones personales siguieron recibiendo elogios; en 1987, Bill Collins analizó La carta y describió su actuación como un «logro brillante y sutil», y escribió: «Bette Davis hace de Leslie Crosbie uno de los personajes más extraordinarias del cine». En otro articulo del año 2000 sobre Eva al desnudo , Roger Ebert apuntó que «Davis era un mito, un ícono con estilo, tanto que incluso sus excesos son realistas». En 2006, la revista Premiere situó su recreación de Margo Channing en el puesto quinto de su lista «Las 100 interpretaciones más grandes de todos los tiempos», comentando que:

-“Hay algo deliciosamente audaz en su alegre voluntad de interpretar emociones tan desagradables como los celos, la amargura y la necesidad. En ¿Qué fue de Baby Jane?, Yo, Roger Ebert afirmó que nadie la olvidará jamás».



Davis se convirtió en la primera mujer galardonada con el premio a los logros de una vida, el American Film Institute publicó la lista «100 años de la AFI… 100 estrellas», resultado de una encuesta entre la industria cinematográfica para determinar las «50 mayores leyendas estadounidenses de la pantalla» por conseguir el reconocimiento público y el aprecio del cine clásico. De las 25 actrices elegidas para la lista, Davis quedó en el segundo puesto, el primero era para Katharine Hepburn.


En 1962, Davis se convirtió en la primera intérprete en recibir diez nominaciones a los Oscar por sus actuaciones. Desde entonces, sólo cuatro personas han igualado o superado esta cifra:

Meryl Streep (diecinueve nominaciones y tres victorias)

Katharine Hepburn (doce nominaciones y cuatro victorias),

Jack Nicholson (doce nominaciones y tres victorias)

Laurence Olivier (diez nominaciones y una victoria)

A principios de los años 2000, Steven Spielberg compró en una subasta los dos Oscars que Davis ganó por Peligrosa y Jezabel por 207 500 dólares y 578 000 dólares, respectivamente y los devolvió a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.

LAS BALLENAS DE AGOSTO

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En 1972, interpretó el papel protagonista en dos películas para televisión, cada una pensada como pilotos para una serie de la NBC: Madame Sin, con Robert Wagner y The Judge and Jake Wyler, con Joan Van Ark. A pesar de que fueron estrenadas, la cadena de televisión decidió no producir las series en ambos casos. Apareció en la producción teatral Miss Moffat, una adaptación musical de la película El trigo está verde, pero después de que fuera reprobada por críticos de Filadelfia, Davis alegó una lesión en la espalda y abandonó el espectáculo, que finalizó inmediatamente. Interpretó papeles secundarios en Pesadilla diabólica y La desaparición de Aimee, en las cuales se enfrentó con Karen Black y Faye Dunaway, las estrellas de las dos respectivas producciones. Siempre estuvo indignada por estos dos trabajos, alegando que no le dirigieron con el respeto apropiado y que sus compañeros en los sets no fueron profesionales.

En 1977, Davis se convirtió en la primera actriz en recibir el premio a toda su trayectoria profesional. El homenaje que fué televisado, incluyó comentarios de varios de sus compañeros, como William Wyler, Jane Fonda, Henry Fonda, Natalie Wood y Olivia de Havilland, quien comentó que Davis «consiguió los papeles que yo siempre he querido». Después de la transmisión, recibió varias ofertas de trabajo y aceptó interpretar los papeles de la miniserie de televisión The Dark Secret of Home Harvest (1978) y Muerte en el Nilo (1978), basada en una obra de Agatha Christie. El nombre de Bette Davis se puso de moda entre el público más joven cuando la canción de Jackie DeShannon, «Bette Davis Eyes», se convirtió en un éxito mundial gracias a la versión interpretada por Kim Carnes y fue uno de los discos más vendidos de 1981, donde se mantuvo en el primer puesto de las listas por más de dos meses. La nieta de Davis quedó impresionada de que su abuela fuera el tema de una canción de tanta repercusión. La actriz aceptó los Discos de Oro y Platino y los colgó en la pared, al lado de sus muchos premios.

Durante este tiempo, su relación con su hija, B.D. Hyman, se deterioró cuando esta última se convirtió en una cristiana renacida y trató de persuadir a su madre a seguir su ejemplo, pero Bette obvió como siempre las palabras de su hija y con su salud estable, viajó a Inglaterra para filmar “Murder with Mirrors”, basada en una obra de Agatha Christie. A su regreso, se enteró de que su hija había publicado un libro de memorias, “”El guardián de mi madre””, en el que hablaba de la difícil relación madre-hija, el comportamiento prepotente y los muchos episodios de alcoholismo de su madre. Varios de los amigos de Davis comentaron que las descripciones de Hyman sobre los hechos no eran del todo exactas; uno de ellos dijo que «la mayor parte del libro está fuera de contexto». Mike Wallace retransmitió una entrevista de 60 minutos que había grabado con Hyman unos años antes, en donde elogiaba las habilidades como madre y dijo que había adoptado varios de los principios de Davis en la crianza de sus propios hijos. Muchos medios de prensa señalaron que Davis había apoyado económicamente a la familia de su hija durante muchos años y recientemente los había salvado de perder su casa. A pesar de las asperezas de los primeros años de divorcio, Gary Merrill también defendió a Davis; entrevistado por CNN, Merrill dijo que Hyman había escrito el libro por crueldad y codicia. El hijo adoptivo de Davis, Michael Merrill, terminó todo contacto con Hyman y se negó a dirigirle la palabra… Bette Davis automáticamente la desheredó.

En sus segundas memorias Bette escribió:

-“Todavía me estoy recuperando del hecho de que una hija mía escriba sobre mí a mis espaldas, no diré nada sobre el tipo de libro que es. Nunca me recuperaré completamente de ello, como hice con el accidente cerebrovascular. Ambas fueron experiencias demoledoras “-

Sus memorias concluyeron con una carta a su hija, en la que se dirigió a ella como «Hyman» y describió sus acciones como «notoria falta de lealtad y agradecimiento por la vida privilegiada que creo que te he dado». Para concluir con una referencia al título del libro de Hyman, expresó:

-“Si se refiere al dinero, si mi memoria no falla, he sido tu guardián todos estos años. Sigo siéndolo, ya que mi nombre ha hecho de tu libro un éxito “-


A lo largo de toda su carrera, Davis fue señalada como una actriz de carácter difícil, lo que se vio reflejado en diversas discusiones que mantuvo con directores y productores. A diferencia de otras actrices de su época, optó por interpretar papeles poco simpáticos y fuera de los comunes para una mujer de ese momento, como manipuladoras, asesinas o personas de mayor edad a la suya. Muchos de sus contemporáneos señalan que, si bien muchas de sus películas no tuvieron el éxito esperado, Davis destacaba triunfante por la recreación de personajes muy variados y su personalidad fuerte. En 1964, Jack Warner comentó la «cualidad mágica que transformaba a esta muchachita a veces sosa y poco hermosa en una gran artista», y en una entrevista de 1988, Davis remarcó que, a diferencia de muchas de sus contemporáneas, había forjado una carrera sin la ventaja de la belleza. Admitió que estaba aterrada durante el rodaje de sus primeras películas y que se volvió dura por necesidad. Dijo que:

-“En mi profesión hasta que no tienes fama de monstruo, no eres una estrella, pero yo nunca luché por nada de forma desleal. Nunca luché por nada que no fuera por el bien de la película». Cuando rodábamos Eva al desnudo, Joseph L. Mankiewicz me dijo que en Hollywood existía la idea de que mi carácter era difícil, y le aclaré que cuando el publico la veía en pantalla, no tenía en cuenta que su apariencia era el resultado del trabajo de numerosas personas entre bastidores. Si fui presentada como una burra de cuarenta pies de ancho, y treinta de alto, eso sería todo lo que mi público iba a ver y valorar “-

MUERTE EN EL NILO

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Atrajo muchos seguidores gay, y con frecuencia era imitada por transformistas como Tracey Lee y Charles Pierce. En un intento de explicar su popularidad entre la audiencia homosexual, el periodista Jim Emerson escribió:

-“¿Ella es el mascarón de proa simplemente por su estilo de actuar crispado, melodramático y que no ha envejecido bien? ¿o porque fue «Más grande que la vida», una mujer dura que ha sobrevivido?… Probablemente por ambas cosas “-


Unos meses antes de su muerte en 1989, Bette Davis fue portada de la revista Life. En una retrospectiva cinematográfica que homenajeaba a varios de sus Films, Life concluía diciendo que fue la actriz más significativa de su época y destacaba Amarga victoria como una de sus películas más importantes. Angela Lansbury resumió el sentimiento de los miembros de la comunidad de Hollywood que asistieron a su funeral, comentando tras la proyección de una muestra de sus películas, que habían presenciado «un extraordinario legado de la interpretación del siglo veinte por una auténtica maestra del oficio», y eso debería proporcionar «estímulo y ejemplo para futuras generaciones de aspirantes a actores

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Cuando Bette Davis recibió la invitación para acudir al Festival de Cine de San Sebastián, seguramente quedó perpleja. El motivo no era un homenaje a su larga y brillante carrera, sino la retrospectiva que aquel año dedicaban al director James Whale, con quien ella había trabajado. Se encontraba ya muy enferma. El cáncer se le había generalizado y los médicos le aconsejaban reposo total. Pero sus cálculos eran distintos: la cita en San Sebastián podría transformarse en un homenaje a ella misma, y no estaba dispuesta a perder la oportunidad de despedirse de la vida en olor de multitudes. Ése podía ser el mejor adiós. El espectáculo era lo primero, y sólo cuando éste hubo finalizado, en aquella memorable última cena del Festival, se permitió expresar un infinito amor, que trascendía en todos los rostros que la miraban…Solo ella, la inmortal Bette Davis, a pesar de las enormes sombras en su larga vida, dejó inmóviles a todos cuando se acercó al micrófono con aquella larga boquilla humeante. Supo de esa forma regalar al mundo una mítica imagen y ser feliz hasta su último momento de gloria.

Cuando en octubre de 1989 fue al Festival de San Sebastián, estaba tan débil que ya no pudo regresar a casa.

Murió el 6 de octubre con 81 años en París.

Su autobiografía lleva el significativo título de The Lonely Life, aunque yo lo titularía:

BETTE DAVIS HASTA EL FIN DE SUS DÍAS

TEXTO PUBLICADO ORIGINALMENTE EN https://cineclasico4.webcindario.com/b.davis.html

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