Benny Goodman, a quien llamaban el rey del swing, falleció el 13 de junio de 1986, a los 77 años.
El swing es una propiedad del jazz; es decir, un asunto de negros. Pero en la década de los años treinta, cuando el swing se puso de moda, su rey tenía que ser un blanco.Y de esta manera proclamaron a Benny Goodman como rey del swing. Se ha discutido mucho la legitimidad de aquel título, que a Benny Goodman no debía disgustarle, pues su autobiografía llevaba por nombre The kingdom of swing. Uno de sus grandes éxitos se llamó Clarinel a la king. La verdad es que tanto da un título más o menos en un país que ha sembrado el mundo de su espectáculo de reyes sin corona y aristócratas sin linaje. Lo importante es que ese discutido monarca ha sido un músico grandísimo y una institución de la cultura norteamericana.
Benny Goodman estuvo siempre rodeado de músicos: su hermano Harry tocaba el contrabajo, y otros dos hermanos, Irving y Freddie, la trompeta. Él fue un clarinetista excepcional, especialista en el concierto de Mozart llevó el jazz a grandes salas de conciertos, como el Carnegie Hall de Nueva York; colaboró con el violinista Szigéti, el Cuarteto ¿le Cuerda de Budapest y la Filarmónica de Nueva York Hindemith, Copland, Bernstein y Bartok escribieron obras para él; el violinista y director de orquesta Neville Marriner le consideraba el mejor solista del siglo XX.
Benny fue además una figura del espectáculo. En sus grandes momentos protagonizó un programa radiofónico escuchado por millones de personas; más tarde apareció en multitud de especiales de la televisión. Aunque en su biografía cinematográfica fue sustituido por un actor, él dobló la parte musical y, por lo demás, figuró en muchas otras películas; en Nace una canción, de Howard Hawks, hacía de sabio despistado: es decir, de aquello de lo que tenía pinta.
Ese aspecto de sabio despistado despistaba, a su vez. Se dice de Goodman, para ensalzarle, que junto a músicos blancos admitió en sus grupos a músicos negros -Lionel Hampton, Teddy Wilson, Charlie Christian-; también se puede decir que tocó con esos negros, e igual, cuando no mejor, o que influyó a bastantes, como Edmund Hall y el ellingtoniano Jimmy Hamilton. Negros o blancos, descubrió a no pocos músicos que hicieron que la música de nuestro tiempo sea como es: Harry James, Gene Krupa, Mel Powell. Se atrevió a tocar junto a boppers encarnizados, como Wardell Gray y Fats Navarro. Intervino en las primeras sesiones de grabación de Billie Holiday, y dio su primera oportunidad a una chica de Dakota del Norte llamada Norma Deloris Egstroem, y que cambió ese difícil nombre por el de Peggy Lee. Con todos mostró Benny que, tras su. discreta apariencia, se ocultaba un músico de jazz espléndido, lleno de astucia y sentido del humor. Un músico que, rey o no, tenía swing. Y como tantos otros músicos con swing, tenía también el corazón frágil.
* Originalmente este artículo apareció en la edición impresa del diario EL PAÍS (de España) del lunes 16 de junio de 1986.