Abelardo Castillo

“Maestro de escritores”, así coinciden en definir a Castillo gran parte de los escritores argentinos. Abelardo Castillo murió de mayo de 2017, a los 82 años en la ciudad de Buenos Aires, a causa de una infección intestinal que le aquejó luego de una cirugía a la que se había sometido.

“Qué tristeza enterarme de la muerte de Abelardo Castillo. Gran escritor y formador de escritores”, dijo entonces la escritora Claudia Piñeiro.

“Murió Abelardo Castillo. Leerlo, seguir leyéndolo, más que un homenaje, es un favor que nos podemos hacer como lectores”, expresó, por su parte, Eduardo Sacheri, ganador del premio Alfaguara de Novela.

Además de ser uno de los principales referentes de la literatura argentina, Castillo se destacó como formador de escritores y su compromiso político y social al fundar El Grillo de Papel, que luego se llamó El Escarabajo de Oro, una revistas literaria que se editó entre 1959 y 1974.

El escritor realizó varias colaboraciones periodísticas y también se dedicó a la dirección de talleres de creación literaria. Fue autor de novelas como “El que tiene sed” y “Crónica de un iniciado” y de obras de teatro como “Israfel”.

En 1961 obtuvo el premio Casa de las Américas por los cuentos de Las otras puertas, género que continuó con Cuentos crueles (1966), Los mundos reales (1972), Las panteras y el templo (1976), El cruce del Aqueronte (1982), Las maquinarias de la noche (1992) y Cuentos completos (1998).

Es considerado un autor de gran importancia en la segunda mitad del siglo XX en el país. Consideraba que el escritor es ante todo “un inmoderado por naturaleza, un rebelde”.

Su narrativa trascendió de un realismo existencial y comprometido social y políticamente a una mayor estilización que lo acerca al expresionismo. Sus argumentos colocan a menudo a los personajes en situaciones límite envueltas en un denso fatalismo. Consideraba a Edgar Allan Poe y Jorge Luis Borges como sus referentes.

Nació en Buenos Aires, el 27 de marzo de 1935, y a los once años se trasladó con su familia a San Pedro, un lugar de gran importancia para él. Vivió allí hasta los diecisiete años y en 1952 regresó a la Capital. Su obra fue traducida a 14 idiomas, entre ellos el inglés, francés, italiano, alemán, ruso y polaco.

Artículo anterior
Artículo siguiente
Ultimos Artículos

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

TE PUEDE INTERESAR

    SUSCRIBITE AL
    NEWSLETTER