Nacido en Francia el 27 de diciembre de 1822 y fallecido el 28 de septiembre de 1895-Marnes-la-Coquette, de ese mismo país. A 124 años de su deceso se recuerda que fue un químico y bacteriólogo francés, cuyos descubrimientos tuvieron enorme importancia en diversos campos de las ciencias naturales, sobre todo en la química y microbiología.
Louis Pasteur fue un químico y bacteriólogo francés, cuyos descubrimientos tuvieron enorme importancia en diversos campos de las ciencias naturales, sobre todo en la química y microbiología. A él se debe la técnica conocida como pasteurización.
Cumplidos los 18 años, pocos podrían creer que Louis Pasteur, nacido en Dôle, llegaría a ser el fundador de la microbiología moderna y daría grandes inventos a la humanidad, como la práctica de la vacunación preventiva y la esterilización.
Proveniente de una familia ajena a la medicina, fue recién tras terminar sus estudios básicos que comenzaría una imparable carrera como docente e investigador. A los 23 años, alcanzó la licenciatura en Ciencias en la Escuela Normal Superior de París y, dos años más tarde, el doctorado. Siendo profesor de química en la Universidad de Estrasburgo, se en 1849 con María Laurent, la hija del rector, con quien tuvo cinco hijos, de los cuales sólo dos superaron la infancia.
En 1854, a los 32 años, ya era decano y profesor de química de la Facultad de Ciencias de Lille, donde impulsó una novedosa iniciativa, al promover cursos nocturnos para jóvenes trabajadores. La investigación universitaria y la producción fabril constituían, para él, un universo inseparable, contribuyendo en los procesos de producción de textiles, alimentos y bebidas.
Poco tiempo después, fue convocado como director de Estudios Científicos en la Escuela Normal Superior de París, y continuó con sus investigaciones sobre fermentación y ácidos lácticos. A pesar de un derrame cerebral que le paralizó medio cuerpo, Pasteur avanzó con los descubrimientos de remedios para distintas infecciones y estableció los principios básicos de la esterilización. Justamente, este proceso de aniquilación de microbios en líquidos le fue reconocido en la misma denominación: pasteurización.
Con posterioridad, en 1881, descubrió -en razón del experimento de un científico inglés- que una enfermedad muy grave podía prevenirse inyectando en el ser vivo un virus similar de menor intensidad. Daba así el nacimiento a los sistemas de vacunación que constituyeron uno de los mayores logros de la humanidad.
El 6 de julio de 1884, lograría aplicar esta invención a la cura de la rabia sobre el hombre, que le dio fama universal. Salvó en esta ocasión a un niño de ocho años llamado José Meister. En junio de 1887, el gobierno francés creó por decreto el instituto que llevaría su nombre, del cual saldrían luego ocho premios Nobel y descubrimientos tan relevantes como, en 1983, el virus del sida.
A pesar de sus logros, no le faltaron a Pasteur los críticos, que afirmaron que sus teorías eran “ficción ridícula” o, aun más, lo retaron a duelo. Pasteur murió en St. Cloud, Francia, el 28 de septiembre de 1895 a los 72 años de edad.
Para recordarlo transcribimos a continuación el discurso que preparó para la inauguración del Instituto Pasteur, el 14 de noviembre de 1888, cuando ya era una figura consagrada respetada no sólo en Francia sino en el mundo entero.
El discurso, leído por uno de sus hijos ante la emoción que lo embargaba, es casi un testamento científico a las futuras generaciones, con un profundo mensaje filosófico, dirigido al entonces presidente de Francia, Marie François Sadi Carnot, presente en aquel acto fundacional.
Concluía señalando en aquel célebre texto que dos leyes opuestas se dirimían por aquellos tiempos, “una ley de sangre y muerte, que inventa cada día nuevos medios de combate y obliga a los pueblos a estar siempre prevenidos para la guerra” y una “ley de paz, de trabajo y de salud, que sólo procura librar al género humano de los flagelos que lo amenazan”. Y expresaba su deseo de que la ciencia francesa obedeciera “siempre a los dictados de la ley humanitaria y se esforzara por prolongar los límites de la vida”.
Texto publicado originalmente en http://www.cadenanueve.com