Empecemos por Homero. El autor de La Ilíada y La Odisea se supone que nació en el siglo VIII a.C. Muchos historiadores no pueden asegurar si Homero realmente existió o si se trata de un personaje legendario, ya que no hay pruebas concretas de su existencia. Hay versiones que dicen que sus obras son recopilaciones de tradiciones orales o que pueden haber sido escritas por otros autores antiguos, así que la vida de Homero es una mezcla de leyenda y realidad. De acuerdo con la tradición aceptada, Homero era ciego. Algunas versiones dicen que era ciego de nacimiento, otras dicen que Homero era el hijo de una huérfana de nombre Creteidas que le puso por nombre Melesígenes, que una enfermedad lo dejó ciego y que desde entonces pasó a llamarse Homero.
Galileo Galilei perdió la visión central pocos años antes de su muerte. Aparentemente el prolongadísimo tiempo mirando al sol, con telescopio o sin él, terminó dañando sus máculas (maculopatía fototraumática). Sin embargo, oftalmólogos italianos determinaron en el siglo XIX (bastante después) que la causa de la ceguera de Galileo fue el glaucoma.
John Milton, el poeta, ensayista y novelista inglés (autor de “El paraíso perdido”), quedó ciego a los 44 años. La causa no está clara; la más probable es la de un tumor hipofisario, aunque no se descarta el glaucoma. La ceguera de Milton se conocía como “gutta serena”, una ceguera sin signos de inflamación o dolor.
Louis Braille perdió la vista de un ojo a los tres años debido a un accidente mientras jugaba con un punzón de zapatero y una correa en el taller de su padre. Esto desencadenó además un proceso autoinmune en el otro ojo llamado oftalmía simpática que lo llevó a la ceguera definitiva. A los 10 años, Braille ingresó a la Real Institución de Jóvenes Ciegos de París, donde se enseñaba a leer a los ciegos haciéndoles palpar las letras ordinarias en relieve. Debido a que este sistema de lectura le resultaba tedioso y poco práctico, Braille, inspirado por un procedimiento de lecto-escritura a base de puntos inventado por el francés Carlos Barbier, ideó un sistema también basado en puntos, pero más simple y completo. El sistema braille se ha mantenido a lo largo del tiempo y ha sido usado por los ciegos hasta nuestros días.
El famoso pintor Claude Monet fue perdiendo su visión debido a cataratas en ambos ojos. Monet no quería operarse ya que conocía amigos que habían sido operados sin recuperar visión. Así vivió varios años y sus cuadros dan cuenta de ello; finalmente se decidió a operarse un ojo, recuperando una visión bastante precaria que no lo conformó. “Veo el azul, no veo el rojo, tampoco el amarillo; me fastidia terriblemente porque sé que esos colores existen pero ahora no los veo como los veía, aunque me acuerdo muy bien de las tonalidades”. Monet no quiso operarse el otro ojo.
Otro célebre pintor, Degas, también tuvo severos problemas visuales. En este caso el problema era una maculopatía bilateral. La maculopatía le generaba una mancha negra central, aunque conservaba la visión periférica. Degas consultó a eminentes oftalmólogos, entre ellos a Edmond Landolt, creador de los optotipos que se utilizan para medir la visión. Landolt le recetó anteojos estenopeicos con un orificio central, pero el pintor no los usó; decía que no le servían para su trabajo. A medida que fue perdiendo la vista, dejó de pintar al óleo y comenzó a pintar al pastel, hasta que debido a la ceguera Degas abandonó la pintura por la escultura.
La historia de Helen Keller es bastante conocida. Antes de los dos años de edad contrajo una enfermedad que los médicos describieron como una “congestión aguda del estómago y el cerebro”; hoy se cree que pudo tratarse de sarampión o algún tipo de meningitis. A raíz de esta enfermeddad quedó ciega y sorda. Si bien su carácter era difícil debido a la imposibilidad de comunicarse, su intelecto pudo más que todas sus limitaciones. Cuando tenía siete años inventó 60 signos diferentes que le servían para comunicarse con su familia. Sus padres contrataron a Anne Sullivan, una educadora que era discapacitada visual, para que ayudara a Helen, a esa altura una persona indomable. Anne hizo una tarea brillante: logró comunicarse con Helen, le enseñó el alfabeto manual, la ponía en contacto con objetos y le deletreaba en la mano las palabras; así le fue enseñando a hablar. Helen (ya algo más amable) aprendió a leer y escribir en braille, sistema con el que además aprendió otros idiomas. También aprendió a leer usando el método Tadoma, una técnica para aprender a hablar por medio de la vibración que produce el cuerpo humano al hablar; tocando los labios de otros mientras hablan, sintiendo las vibraciones, y deletreando los caracteres alfabéticos en la palma de la mano de Helen. Helen logró aprender a leer varios idiomas en braille y después de graduarse en la escuela secundaria ingresó en el Radcliffe College, donde recibió una licenciatura, convirtiéndose así en la primera persona sorda y ciega en obtener un título universitario.
Hay muchos otros casos que vale la pena mencionar, en distintos ámbitos:
El presidente argentino Roberto M. Ortiz quedó ciego por una retinopatía diabética; el por entonces ex-presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt (que había perdido la visión de un ojo debido a un desprendimiento de retina) envió al eminente oftalmólogo español radicado en EEUU Ramón Castroviejo a examinarlo para tratar de devolverle la visión, pero el oftalmólogo informó que no había posibilidades de mejoría.
Abraham Lincoln tenía estrabismo y ambliopía, su visión era precaria pero no le impedía hacer sus actividades razonablemente. Joaquín Balaguer, que fue presidente en República Dominicana luego de la sangrienta dictadura de Rafael Trujillo, quedó ciego por glaucoma.
La causa de la ceguera del gran Jorge Luis Borges ha sido motivo de muchas polémicas y se han citado diferentes patologías al respecto. Tres miembros cercanos de su rama paterna (bisabuelo, abuela y padre) también habían perdido la visión. Borges tenía una miopía degenerativa, fue perdiendo progresivamente su visión y finalmente tuvo desprendimiento de retina. Fue operado pero no logró recuperar la visión, y se declaró ciego a los 56 años.
La ceguera de Benito Pérez Galdós tuvo varias causas: la diabetes, las cataratas y recurrentes episodios de uveítis. Jean Paul Sartre tenía estrabismo y ambliopía en un ojo, y para colmo tuvo una oclusión de la vena central de la retina en el otro ojo, lo que lo acercó a la ceguera. James Joyce quedó casi ciego debido al síndrome de Reiter, una enfermedad que combina una severa artritis con la afección del iris y la úvea del ojo. El entrañable y genial Quino terminó sus días con una maculopatía bilateral severa que limitaba completamente su vida. Aldous Huxley padeció una grave deficiencia visual debido a alteraciones corneales severas. Stephen King padece una maculopatía bilateral, que aún no le impide manejarse razonablemente.
Son varios los músicos ciegos o con severos problemas visuales. El célebre guitarrista Joaquín Rodrigo perdió la visión en su niñez a causa de la difteria; él mismo dijo que la ceguera lo acercó a la música. La gran cantante Ella Fitzgerald quedó ciega por retinopatía diabética. El excepcional pianista de jazz Art Tatum nació con cataratas, fue operado pero un ojo nunca logró ver y el otro apenas le dio una pobre visión. El gran Stevie Wonder, ciego por retinopatía del prematuro. El guitarrista y cantante José Feliciano, ciego desde la niñez por un glaucoma congénito. Un caso similar es el de Ray Charles, el gran pianista y compositor de blues y jazz, ciego desde los siete años por glaucoma congénito. También por glaucoma perdió la visión el famoso cantante Andrea Bocelli. El joven músico argentino Nahuel Pennisi, ciego de nacimiento, autodidacta, dice “la mirada hace que te distraigas en otras cosas, estoy bien así”. Y está el caso del extraordinario Pete Jones, que perdió la vista a los quince meses de vida por un retinoblastoma bilateral. Autodidacta y brillante, toca toda case de teclados (es el tecladista de Camel), guitarra, bajo, saxo, clarinete, flauta dulce, y varios instrumentos de percusión, además de ser un gran cantante y tener su propio grupo. Y cabe mencionar a los famosos “Blind Boys of Alabama”, famoso grupo de cantantes ciegos de blues, spirituals y country.
Queda para el final una mención a Erik Weihenmayer; este atleta, aventurero, escritor y conferencista motivacional estadounidense, que quedó ciego a los 14 años debido a problemas insolubles de su retina, fue la primera persona ciega en llegar a la cima del monte Everest, el 25 de mayo de 2001.
En el mundo hay actualmente unos 220 millones de personas con deficiencias visuales severas y casi 40 millones de ciegos. La mitad de ellos está ciego por catarata; las otras principales causas son el glaucoma y la retinopatía diabética. Si bien la degeneración macular puede incluirse entre las causas de severa disminución visual, esta afecta solamente la visión central (visión macular) y no el resto del campo visual, por lo cual no lleva a la ceguera completa.