Serguéi Prokófiev (1891-1953) nació en Sontsovka, una pequeña aldea de Ucrania cercana a Ekaterinoslav, el 23 de abril de 1891. Ucrania formaba parte en aquella época del Imperio Ruso. Actualmente el pueblo se llama Krasnoye, estando situado en las estepas del sur de Ucrania. Su padre era un ingeniero agrícola ruso, que se estableció allí para dirigir la explotación de una gran finca. Su madre era una mujer cultivada, amante de la música. El pequeño Serge aprendió a tocar el piano mediante las lecciones recibidas de su madre.
En el año 1900 acompañó a su madre a Moscú, donde vio las representaciones de dos óperas que le causaron un profundo efecto, incitándolo a escribir una obra propia “El Gigante” que representó con familiares y amigos en 1901. Vistos los progresos del niño, su madre decidió que necesitaba un verdadero maestro. Por este motivo viajaron a Moscú, para entrevistarse con Pomerantsev, un amigo de la familia que estudiaba en el Conservatorio de Moscú. Al observar sus grandes cualidades para la música le presentó a Taneyev, profesor de dicho conservatorio. Impresionado por el niño logró que uno de sus profesores viajara durante los próximos veranos a Sontsovka para dar clases a Serge. La persona elegida fue Reinhold Gliere, un gran compositor y pianista.
Durante los veranos de 1902 y 1903 recibió clases de Gliere, llegando a componer con su ayuda el primer movimiento de una sinfonía. En la primavera de 1904 se traslada con su madre a San Petersburgo, al darse cuenta que el desarrollo de su hijo no podía estancarse quedándose en la aldea, a pesar de los lamentos de su padre. En este momento empezaba una nueva etapa en la vida de Prokófiev, la de convertirse en un músico profesional.
Recomendado por Gliere conoce a Glazunov, quién lo presenta al examen de ingreso del Conservatorio de San Petersburgo. En el mes de septiembre de 1904 realiza el examen de ingreso presentando sus obras compuestas, entre ellas un par de óperas y una sinfonía. Se convierte en el alumno más joven admitido en el Conservatorio. Entre sus profesores encontramos a Glazunov, Rimsky-Korsakoff y Anatol Liadov. Destacó su temperamento independiente que chocaba a menudo con los métodos de sus conservadores maestros, especialmente con Liadov. Allí vivió las jornadas revolucionarias del año 1905.
Durante el curso lectivo del año 1906 conoce a Miaskovsky que se convertirá en su amigo de toda la vida. Ambos apreciaban la música más moderna, interpretando a Reger y a Scriabin. El joven Prokófiev se encontraba cada vez más apartado de Liadov. En el examen final para pasar de grado obtuvo una nota semejante a la de sus compañeros, sin valorar sus extraordinarias cualidades.
Su primer concierto público tuvo lugar en San Petersburgo el 31 de diciembre de 1908, interpretando al piano sus propias obras, durante una de las Veladas de Música Contemporánea. En el mismo año pudo escuchar la interpretación de su sinfonía juvenil. La “Sinfonía en mi menor” fue interpretada en uno de los ensayos de una orquesta, no dejando gran impresión. De esta sinfonía solo se ha conservado su movimiento lento que luego arregló para convertirlo en el andante de su “Sonata N° 4”.
La “Sinfonietta en la mayor” Op.5 fue compuesta en 1909, pero la obra una vez terminada no le convenció y la dejó sin interpretar. En el año 1914 realizó una nueva versión de la misma, que se estrenó el 6 de noviembre de 1915 en Petrogrado, dirigida por su propio autor. Finalmente en el año 1929 efectuó una profunda revisión publicándola como Op.48. Esta versión revisada es la que comentaremos mas adelante.
Prokófiev terminó sus cursos de composición en el año 1909. Continuó sus estudios de piano con Anna Esipova y los de dirección con Nikolai Tcherepnin entre 1909 y 1914. A pesar de las críticas negativas de sus profesores continuó con la escritura de obras en su propio estilo, siendo considerado como el enfant terrible de la música rusa.
Su primera obra importante es su “Concierto para piano N° 1 en re bemol mayor” Op.10 terminado en 1912 y estrenado el 25 de agosto del mismo año durante un concierto de verano en Sokolniki, un suburbio de Moscú, recibiendo una buena acogida por parte del público. Al año siguiente compone su “Concierto para piano N° 2 en sol menor” Op.16, estrenado en Pavlovsk el 5 de septiembre de 1913. La obra fue un escándalo para el público y la crítica. Muchos espectadores abandonaron el concierto antes de su finalización. Únicamente la crítica más progresista defendió la obra. La partitura resultó destruida por un incendio y la obra fue reescrita en 1923.
En el examen final del Conservatorio en 1914 interpretó su primer concierto, al considerar el segundo demasiado avanzado para el conservador claustro. Con ello ganó el Premio Anton Rubinstein apoyado por su maestro Tcherepnin, a pesar de que el director del Conservatorio, Glazunov votó en su contra.
En el verano de 1913 acompañado por su madre realizó su primer viaje a París. Allí puede escuchar los ballets de Stravinsky. Conoce a Sergei Diaghilev en Londres en 1914. El famoso empresario de los Ballets Rusos le pide una obra coreográfica. Escribe el ballet “Ala y Lolli”, pero la obra es demasiado disonante y el coreógrafo está espantado de que se pueda repetir el escándalo ocasionado con el estreno de la “Consagración de la Primavera” de Stravinsky. Prokófiev modifica la obra convirtiéndola en una suite orquestal de cuatro movimientos, titulándola “Suite Escita”. La obra se estrenó en San Petersburgo el 29 de enero de 1916 causando un gran escándalo.
La revolución rusa de octubre causó graves trastornos en la vida de Prokófiev. Abandonó la ahora llamada Petrogrado y se refugió en el Cáucaso, viviendo allí durante nueve meses. Pero su labor compositiva no se detuvo, trabajando en diversas obras, entre ellas una sinfonía.
La “Sinfonía N° 1 en re mayor” (Sinfonía Clásica) Op.25 fue empezada en 1916 terminándola durante el verano de 1917 en el campo, cerca de Petrogrado. Se estrenó el 21 de abril de 1918, interpretada por la antigua orquesta de la Corte dirigida por el propio compositor. Está dedicada a Boris Asafiev.
Está orquestada para dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagots, dos trompas, dos trompetas, timbales y cuerda. Intenta escribir una sinfonía al estilo de Haydn, cuya música había conocido profundamente durante las clases con Tcherepnin. Pero la realiza como si el compositor alemán estuviera vivo en nuestros días y continuara escribiendo en su estilo.
El primer movimiento, allegro, está escrito en forma sonata. Los temas son alegres sin producirse contraste entre ellos. La sección de desarrollo sigue con idéntico estilo sin producirse ninguna tensión.
El segundo movimiento, larghetto, tiene forma ternaria. Después de unos compases de introducción, el violín presenta una graciosa melodía a la que se le une la flauta. Un tema con un delicado lirismo. En la parte central el ritmo está dominado por las corcheas de la cuerda grave. En la parte final el tema del principio reaparece de forma enriquecida.
El tercer movimiento, gavotte: non troppo allegro, también tiene tres partes. Una melodía sencilla es presentada por la cuerda. En la parte central el contraste lo produce la instrumentación para la madera y el ritmo más suave. En la parte final el tema aparece más concentrado.
El último movimiento, molto vivace, en forma sonata, posee un tema principal de carácter jovial. Un segundo tema que no entra en conflicto con el anterior nace de la flauta. En el breve desarrollo se combinan tres melodías de ritmos parecidos, enlazando con la reexposición, terminando con una precipitada carrera que se detiene súbitamente.
En esta obra Prokófiev recoge los principios de la sinfonía clásica, como derivada de las suites de ballet. La mayoría de sus temas son ligeros de carácter danzante, pero compuestos con una elegancia que les da una sonoridad transparente y fuera de tiempo.
La obra fue bien recibida por la nueva sociedad comunista. Prokófiev no poseía demasiadas inclinaciones políticas y lo único que le interesaba era poder componer con tranquilidad. Pero en aquellos momentos el país se deterioraba surgiendo una guerra civil. Las condiciones de vida eran cada vez más difíciles y finalmente el compositor tomó una decisión, la de emigrar.
El 7 de mayo de 1918 abandona Petrogrado y después de un lento viaje que dura 18 días llega a la costa del Pacífico, a Vladivostok. Se embarcó hacia el Japón con la idea de dirigirse hacia América del Sur. Permaneció durante dos meses en Japón dando recitales en Tokio y Yokohama. Entonces cambia de ideas y pide un visado para los Estados Unidos.
Llega a San Francisco y después de superar diversos problemas con el departamento de inmigración se dirige a New York. El 20 de noviembre de 1918 da su primer concierto que se convierte en un éxito. Su carrera americana había empezado.
En el mes de diciembre, en uno de los conciertos conoce a la joven cantante Lina Llubera que más tarde se convertirá en su esposa. Su nombre real era el de Carolina Codina (1897-1989), nacida en Madrid. Su abuelo materno era polaco, habiendo tenido un importante cargo en Rusia. Hablaba con fluidez tanto ruso como polaco y transmitió sus lenguas a su nieta. Hija de cantantes siguió la misma carrera. Su familia se trasladó primero a Cuba y luego a New York. Allí en el Carneglie Hall conoció a Prokófiev, que entonces tenía fama de conquistador.
Más tarde Prokófiev marcha a Chicago dando conciertos acompañado por su famosa orquesta. Allí terminará su ópera “El amor de las tres naranjas” en el mes de octubre de 1919. Su estreno se retrasa y el compositor empieza a tener problemas económicos. Después de una serie de conciertos en Canadá, a principios de 1920 decide marchar a Europa, pues el público americano no reconocía suficientemente su progresiva música.
En el mes de abril de 1920 sale hacia París, que recuperándose de la pasada guerra se estaba convirtiendo en un gran centro musical. Se encontró con Stravinsky y con Diaguilev que le animó a realizar una nueva versión de su ballet “El bufón”. En su ámbito familiar lo más importante fue el reencuentro con su madre instalándose cerca de París. Lina Llubera también se encontraba en París en aquella época.
En el otoño de 1920 realiza un nuevo viaje a los Estados Unidos, no logrando ponerse de acuerdo con la representación de su ópera “El amor de las tres naranjas”. En el mes de diciembre realiza una gira de conciertos por California. Regresa a París donde se representa su ballet “El bufón” el 17 de mayo de 1921, logrando un gran éxito.
Prokófiev vuelve a los Estados Unidos en el otoño de 1921 para estrenar finalmente en Chicago “El amor de las tres naranjas”, en el mes de diciembre. Dos semanas después presenta su “Concierto para piano N° 3” que tiene un éxito excepcional, convirtiéndose en su concierto mas admirado e interpretado.
En el mes de marzo de 1922 se estableció junto a su madre en Alemania, en la población de Ettal en los Alpes de Baviera. Allí se caso con Lina en el mes de octubre de 1923. A finales del mismo año la aumentada familia se traslada a París. Pronto nacerá su primer hijo, Sviotoslav, el 27 de febrero de 1924. Pero su alegría se ve truncada por el fallecimiento de su madre en el mes de diciembre.
La “Sinfonía N° 2 en re menor” Op.40 fue compuesta en París durante los años 1924 y 1925 satisfaciendo un pedido de Koussevitzky. Prokófiev se propuso realizar una obra dura como el hierro y el acero. La sinfonía se estrenó en París el 6 de junio de 1925 dirigida por Serge Koussevitzky.
Está orquestada para dos flautas, piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, dos fagots, contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, platillos, triángulo, castañuelas, bombo, pandereta, caja, piano y cuerdas.
El primer movimiento, allegro ben articolato, empieza con un verdadero torbellino de sonidos. Los iniciales sonidos agresivos de las trompetas se cambian por un tema rítmico interpretado por la madera y la cuerda. Una danza salvaje con impresionantes saltos, giros y arabescos. La orquestación es masiva y los contrapuntos son complicados. Un tipo de música que se coloca junto a las agresivas composiciones de otros autores en aquella época. No existe ningún tipo de contraste entre los temas. En la parte central parece tranquilizarse el movimiento con intervención de motivos rítmicos en la cuerda, para luego volver a los ritmos iniciales. Un complicado dibujo realizado mediante la superposición de sencillos motivos rítmicos. Pero su tratamiento cromático produce múltiples disonancias. Como en el comienzo, los gritos de las trompetas cierran el movimiento.
El segundo movimiento, tema y variaciones, es totalmente diferente al anterior. El tema es presentado por el oboe acompañado por el balanceo de la cuerda. Un tema de carácter ruso teñido por el estilo original de su autor. La primera variación conserva su carácter lírico, presentando al principio un obsesivo ostinati de la flauta. La segunda variación empieza tranquilamente pero pronto aparecen fuertes episodios rítmicos creciendo la dinámica, que paulatinamente desciende hasta su final. La tercera variación tiene el carácter de un scherzo, de carácter vivo, pero sin llegar a la agresividad del primer movimiento.
La cuarta variación es de tipo lírico. Su contrapunto nos transporta a una especie de contemplación poética. La quinta variación es mas tensa por su sonoridad y ritmo más agresivo. La sexta variación empieza de un modo más tranquilo, pero el ritmo va creciendo en intensidad. Una verdadera avalancha de sonidos con un ritmo martilleante machacan al espectador, terminando inesperadamente en un piano. Luego el tema retorna terminando la obra en un estado de calma.
Es una de sus obras más difíciles de entender, por sus características vanguardistas. Como era de esperar no tuvo la aceptación de sus anteriores obras. En los últimos años de su vida emprendió una revisión que no pudo terminar.
A finales de 1926 Prokófiev partió junto a su esposa a los Estados Unidos realizando una larga gira de conciertos atravesando todo el país. A su regreso realizó una serie de conciertos por Italia, entrevistándose con el Papa Pío XI. Termina su ballet sobre temas soviéticos “El paso de acero”, que se estrenará exitosamente en París en 1927. Las visitas que recibe en París de compatriotas rusos le deciden a pensar en un regreso a su patria.
Entusiasmado por el éxito que sus obras consiguen en Rusia decide hacer un viaje a Moscú, después de tantos años de ausencia. Así el 18 de enero de 1927 atraviesa la frontera soviética llegando a Moscú al día siguiente. Es recibido por sus amigos, entre ellos Miaskovsky y Asáfiev. El 24 de enero da su primer concierto en la Gran Sala del Conservatorio de Moscú. El éxito entre el público fue enorme, lo cual se repitió luego en Leningrado. Allí conoció a los nuevos compositores que le mostraron sus obras, entre ellos Shostakovich y Popov.
Prokófiev regresa a París estrenando su nuevo ballet. Durante el verano de 1927 finalizó la orquestación de su ópera “El ángel de fuego”. En la primavera de 1928 escucha la interpretación de algunos fragmentos de la obra. Al darse cuenta de las dificultades que tenía para su puesta en escena y considerando el valor innegable de su música, se le ocurrió preparar una sinfonía que contuviera los materiales temáticos de la ópera.
La “Sinfonía N° 3 en do menor” Op.44 fue compuesta en París durante el año 1928 a partir de los materiales empleados en su ópera “El ángel de fuego”. Aunque según su autor se trata de una obra de música pura, no podemos olvidar sus orígenes programáticos, que a pesar de su nueva forma los sentimientos continúan en su interior. La sinfonía se estrenó el 17 de mayo de 1929 en París interpretada por la Orchestre Symphonique de Paris dirigida por Pierre Monteux.
Está instrumentada para dos flautas, piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, dos fagots, contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, campanas tubulares, platillos, tam-tam, castañuelas, bombo, caja, pandereta, dos arpas y cuerda.
Para comprender su parte programática resumimos a continuación el argumento de la ópera. El libreto del propio compositor está escrito a partir de la novela del mismo título de Valery Briussoff publicada en 1907. Ambientada en Alemania en el siglo XVI, su protagonista es Renata, una criatura exaltada, obsesionada por el recuerdo de un ángel que se le apareció en su infancia. Llegada a su edad adulta lo busca en todos los hombres que se le acercan. El caballero Ruprecht al regresar del Nuevo Mundo a Alemania se hospeda en un pobre hotel. Allí escucha los desgarradores gritos de Renata en la habitación colindante. Corre en su ayuda y se encuentra con una hermosa mujer que mira con horror a un fantasma solo visible por ella. Cuando se calma le cuenta su historia.
Se llama Renata y en su infancia se le apareció el ángel de fuego, un ser rubio de ojos azules rodeado de llamas, que se hacía llamar Madiel y le predijo que se convertiría en una santa. Pero en su edad adulta se enamoró carnalmente de Madiel. El ángel le dijo que se convertiría en el conde Heinrich y que de este modo le pertenecería. Pero este le rechazó y desde entonces le persiguen las alucinaciones.
Ruprecht encantado por la belleza de la joven se propone ayudarla. Salen hacia Colonia en busca de Heinrich. Consultan libros mágicos pero todo es inútil para conseguir sus objetivos. Finalmente Ruprecht se bate en duelo con Heinrich y lo hiere gravemente. Renata se retira a un convento, pero sus alucinaciones continúan, transmitiéndolas a otras monjas. Estas extrañas escenas son puestas en conocimiento de la Inquisición. Renata es acusada de hechicera y finalmente la bruja es conducida a la hoguera.
El primer movimiento, moderato, empieza con el sonido de las campanas en un toque de alarma. Representan el obsesivo motivo de la alucinación de la joven. El principal tema representa a Renata enamorada de su diablo Madiel, un tema lírico de características rusas. Las alucinaciones reaparecen interrumpiendo el lirismo de la escena. El segundo tema, más tranquilo, pertenece al caballero Rupert que pretende ayudar a la joven. Un tema amplio y melódico. Las alucinaciones nos llevan a la segunda parte del movimiento. El desarrollo está basado en la escena del duelo entre el conde Heinrich, que representa la encarnación humana de Madiel y el caballero Ruprecht. Es una especie de lucha entre el bien y el mal, del que resulta vencedor el amor, como expresa el tema de Renata en todo su esplendor al principio de la recapitulación. Continúa con una repetición de figuras rítmicas, apareciendo luego radiante el segundo tema, para terminar con una coda empleando los terroríficos sonidos del contrafagot.
El segundo movimiento, andante, empieza con las cuerdas graves con un tema lírico de carácter ruso. Pertenece a la escena de Renata en el convento meditando en la tranquilidad de su celda. Pero no se libra de sus alucinaciones, expresadas por el carácter más siniestro de la música en la parte central. Luego la música vuelve al modo tranquilo del comienzo.
El tercer movimiento, allegro agitato, allegretto, es un scherzo de carácter diabólico. Al parecer esta sugerido por el último movimiento de la “Sonata en si bemol menor” de Chopin. Los novedosos efectos orquestales están conseguidos mediante la división de la cuerda en trece partes. El trio es de carácter lírico dominado por las maderas, pero no logra restaurar el equilibrio roto. Pronto se restablece el carácter diabólico. El movimiento evoca los procedimientos mágicos que Renata utiliza para convocar al ángel que vive en su espíritu.
El movimiento final, andante mosso, allegro moderato, hace referencias al material de los anteriores movimientos. Su lenguaje es tenso, empezando mediante una pesada marcha con inestables contornos. En la parte central la marcha desaparece, presentando una momentánea relajación de la tensión. La reexposición repite la marcha con rasgos más terribles, más inhumanos, con aspereza y crueldad. Reaparece el tema de Renata como una amenazante sentencia. Termina con una potente coda dominada por el metal. Se basa en el interludio del segundo acto de la ópera, exponiendo las torturas y sufrimientos padecidos por Renata.
Prokófiev se compra un automóvil en el año 1928 realizando durante el verano innumerables recorridos a través de Francia, muchas veces acompañado por sus amigos rusos. Pero su trabajo como compositor no se detiene. Trabaja especialmente en la partitura del ballet encargado por Diaguilev, “El hijo pródigo”, que termina durante el invierno. En el mes de mayo de 1929 se estrena en París. Mas tarde empleará material de esta obra en su próxima sinfonía.
Poco después del estreno del ballet muere Diaguilev, considerado como uno de los grandes promotores de la música de ballet rusa. Prokófiev trabaja durante el verano en una nueva versión de su Sinfonietta.
El 11 de septiembre de 1929 escribe una carta a Miaskovsky diciendo, “he cambiado enteramente la Sinfonietta, pero el resultado es enteramente satisfactorio, siendo ahora una pieza magníficamente proporcionada”.
La “Sinfonietta en la mayor” Op.48 fue compuesta como una nueva versión de su Op.5 como se ha comentado anteriormente. Prokófiev realizó su revisión en el año 1929 cambiando su número de opus. Se estrenó en Moscú el 18 de noviembre de 1930 dirigida por Konstantin Saradzhev.
Está orquestada para dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagots, cuatro trompas, dos trompetas y cuerda. Su autor quería escribir una obra transparente para pequeña orquesta en un estilo clásico. Pero en su juventud sus conocimientos técnicos no le permitieron realizar exactamente lo deseado. Después de realizar dos revisiones logró darle la forma apropiada.
El primer movimiento, allegro giocoso, está escrito en forma sonata. Los dos temas presentados son de carácter ligero. Después de un pasaje más animado en ritmo de danza empieza la recapitulación.
El segundo movimiento, andante, presenta su tema principal en el registro grave. Un tema contrastante aparece mas tarde en la cuerda. Los dos temas se combinan luego de forma contrapuntística. La cuerda inicia la parte central del movimiento, terminando con una breve recapitulación.
El tercer movimiento, intermezzo: vivace, presenta un tema que es una variante del utilizado en el primer movimiento. El aire de danza es más marcado en este breve movimiento. Una coda con un carácter más austero termina el movimiento.
El cuarto movimiento, scherzo: allegro risoluto, empieza con su tema principal interpretado por el pizzicatto de la cuerda. Los rápidos movimientos de las flautas continúan el motivo. En la parte central el fagot canta una extraña melodía elevándose sobre la cuerda. Estos motivos son empleados nuevamente en la reexposición, terminando con una original coda en la que combina tonalidades mayores y menores.
El último movimiento, allegro giocoso, utiliza nuevamente una variante del primer movimiento. Introduce nuevos elementos con un parecido carácter, de modo contrastante. Una breve coda termina esta obra ligera sin demasiadas preocupaciones profundas. Una obra al estilo de la época clásica.
A finales del año 1929 Prokófiev viaja nuevamente a Moscú, donde asiste a la representación de su ópera “El amor de las tres naranjas” y se estrena su Sinfonietta. Cuando regresa a París prepara un nuevo viaje a los Estados Unidos. En el barco se encontró con Rachmaninov, que le comentó la añoranza que sentía por su patria.
La nueva gira emprendida era importante, con mas de veinte conciertos del Pacífico al Atlántico, terminando en Cuba. Kousevitzky le encarga una nueva sinfonía para la celebración de los cincuenta años de la Boston Symphony Orchestra, que tenía lugar en 1930. Prokófiev empleó material de su ballet “El hijo pródigo” para la composición de esta obra.
La “Sinfonía N° 4 en do mayor” Op.47 / 112 fue compuesta entre el otoño de 1929 y la primera mitad de 1930. Se estrenó el 14 de noviembre de 1930 en Boston, interpretada por la Boston Symphony Orchestra dirigida por Serge Koussevitzky. La obra fue revisada en 1947 y publicada entonces como Op.112. La nueva versión se diferencia de la original por su mayor desarrollo y por su orquestación, enriquecida mediante la adición de un piccolo, un clarinete, piano y arpa. La versión original tenía una duración de unos 23 minutos y la revisada 37.
Gran parte de su música proviene del ballet “El hijo pródigo”, del cual describimos a continuación su argumento resumido. Está basado en la parábola bíblica del Evangelio de San Lucas, modificada por el propio compositor. Suprime la moral referente al hijo mayor e introduce un personaje femenino.
El hijo pródigo recoge sus bienes, abandonando a su familia. Se divierte con sus amigos y es seducido por una bella mujer. Se emborracha y es robado por los cómplices de la mujer. Lleno de remordimientos vuelve a su hogar. Su padre lo recibe con ternura y lo perdona.
La versión comentada es la de la revisión final o sea la Op.112, que se estrenó después de la muerte del compositor, en la Gran Sala del Conservatorio de Moscú, el 5 de enero de 1957 interpretada por la Orquesta Sinfónica del Estado de la URRS dirigida por Gennadi Rozhdestvensky. Anteriormente su pudo escuchar en una interpretación radiofónica en Londres el 11 de marzo de 1950, interpretada por la BBC Symphony Orchestra dirigida por Sir Adrian Boult.
La versión final está orquestada para dos flautas, piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, clarinete en mi bemol, dos fagots, contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, bloques de madera, pandereta, triángulo, caja, platillos, bombo, arpa, piano y cuerda.
El primer movimiento, andante, allegro eroico, allegretto, está escrito en forma sonata. Solo usa un tema del ballet, el del allegro eroico asociado a los amigos del hijo pródigo. Empieza con una introducción lenta, empleando un amplio tema con un carácter bastante frío. El primer tema del allegro es el correspondiente al segundo número del ballet, los amigos del hijo pródigo, un tema violento que contiene un elemento ornamental, que luego se muestra más claramente. El segundo tema es de carácter lírico, presentado primero por la flauta y luego por el clarinete. Estos motivos participan en la sección de desarrollo con modificaciones en su instrumentación. Esta parte culmina con un episodio grande subrayado por un obstinato de la percusión. La reexposición es una repetición de la primera parte con figuraciones más dinámicas al final del primer tema. Una agitada coda cierra el movimiento.
El segundo movimiento, andante tranquillo, toma su música de la escena final de “El hijo pródigo”, el retorno. La flauta interpreta el tema principal mostrando el amor del padre ante el regreso de su hijo. Un tema de carácter idílico que sufre diferentes variaciones. En la parte final el tema es presentado por el pleno de la orquesta como una afirmación de luz y alegría. Una tranquila coda termina el movimiento.
El tercer movimiento, moderato quasi allegretto, utiliza casi íntegramente la música correspondiente al tercer número del ballet, el de la seductora o la bella. Le añade una introducción lenta. Después el tema de la bella es presentado por el oboe y el fagot que suenan un poco tristes. El acompañamiento es muy transparente, para este tema con cierto melodismo de aire oriental. Está compuesto en forma de scherzo con una parte correspondiente al trio central. Luego el tema principal reaparece, terminando con una coda lenta.
El último movimiento, allegro risoluto, empieza con una enérgica introducción de frases cortas cortantes. Toma material de la primera escena del ballet, pero lo transforma totalmente. Luego aparece el primer tema de carácter cantabile, pero sin perder nunca los elementos rítmicos. Un segundo motivo sugiere una marcha de insistente ritmo. Los dos temas contrastantes los utiliza en el desarrollo, con destacada utilización de la madera. Después de una recapitulación de forma variada, termina con una coda en la que aparece el tema de la introducción del primer movimiento, que adquiere un carácter solemne y majestuoso.
Prokófiev escribe un nuevo ballet durante el verano de 1930, “En el Dniéper”, una obra encargada por la Opera de París. El otoño del año siguiente lo pasa en Ciboure, la patria de Ravel, donde se reúnen destacados miembros de las artes. Pero nunca olvida su patria, pidiendo continuas informaciones a sus amigos. Trabaja en el “Concierto para piano N° 4”, una obra encargada por el pianista Paul Witgenstein que perdió en la guerra su mano derecha. Pero su música no fue comprendida por el pianista y no quiso interpretarlo. Lo mismo había pasado con el concierto que compuso Ravel. Al siguiente año Prokófiev escribe su último concierto para piano, el quinto.
En el año 1932 realiza una nueva gira por los Estados Unidos y en la primavera de 1933 efectúa una nueva visita a su patria, Leningrado, Moscú, Armenia, Georgia y Ucrania. Recibe su primer encargo del régimen soviético, la música para el film “El teniente Kitjé”. Cada vez le atrae mas la idea de retirarse a su patria para dedicarse enteramente a la composición.
En la primavera de 1934 vuelve nuevamente a la URSS viviendo una temporada en una casa de campo, reservada para la gente del Bolshoi. A finales de 1935 realiza un viaje a Madrid donde se estrena su “Concierto para violín N° 2”.
La atracción hacia su patria cada vez era más intensa, especialmente después de sus últimos viajes. Varios teatros le pedían obras nuevas. Finalmente se traslada a Moscú definitivamente, durante la primavera de 1936. Cuales fueron los motivos reales para tomar esta decisión es algo que acaso nunca sepamos.
Prokófiev abandona el mundo capitalista, donde cobraba según sus contratos y la valoración de su trabajo, en el cual la única cortapisa a su libertad artística era medida por valores económicos, para entrar en el universo comunista, dirigido por la férrea mano de Stalin. Un lugar de economía planificada, en el cual el trabajo era dictado por el régimen. La libertad artística estaba restringida por las leyes del Realismo Socialista, las cuales definían que la música debía tener al pueblo como su destinatario.
Una de las prioridades del régimen soviético era la recuperación de grandes figuras de la música, cuya fama fuese internacional. Esto era una demostración de que los intelectuales apoyaban sus ideas. Para conseguirlo interpretan sus obras, que son recibidas con aprecio. Le encargan nuevas partituras, como la música para el ballet “Romeo y Julieta”, lo cubren de elogios, le dejan viviendas en el campo, le compran un coche nuevo.
Prokófiev que nunca había expresado sus ideas políticas, abandonó su patria para poder desarrollar sus ideas artísticas. Ahora regresaba acaso desilusionado de que su música más avanzada no era bien acogida por el público. Acaso pensó que la finalidad de la música era ofrecer algo que entendiera el pueblo, su gente, el pueblo ruso.
Lo cierto es que en la primavera de 1936 se traslada con su familia a Moscú. La primera obra escrita después del regreso a su patria es muy característica, “Pedro y el lobo”, un cuento infantil con ilustraciones musicales. Una obra en la cual recuperaba el sencillo lenguaje infantil. Una partitura para todos los públicos, en definitiva para el pueblo. Pero la obra más importante compuesta este año fue su ballet “Romeo y Julieta”. A finales de año realiza una gira por Europa y los Estados Unidos.
En el año 1937 se celebran los veinte años de la Revolución de Octubre. Es muy ilustrativo insertar unos fragmentos de los pensamientos de Prokófiev, recogidos de su libreta de notas en aquel mismo año.
“Actualmente no nos encontramos en la época en que la música se escribía para un pequeño grupo de estetas. Ahora las enormes muchedumbres del pueblo se enfrentan a la música seria y esperan interrogativamente. Compositores, traten con atención este momento. Si ustedes rechazan al pueblo, él se volverá hacia el jazz o hacia el pop. Si ustedes saben atraerse a estos oyentes, tendremos un público como no hubo ni en ningún lugar ni en ninguna época, pero esto no significa que haya que adaptarse a este auditorio. El adaptarse oculta en sí el elemento de falta de sinceridad y de este adaptarse nunca salió nada bueno. Las masas quieren la gran música, los grandes acontecimientos, el gran amor y las alegres danzas. Comprenden mucho más de lo que piensan algunos compositores y quieren superarse.”
Es interesante hacer una reflexión sobre sus palabras. La música debe avanzar en su renovación, no debe adaptarse al oyente, al contrario el oyente debe progresar en su reconocimiento. Pero lo que no es posible es dar grandes saltos, desorientando totalmente al auditorio, que acabará abandonando las salas musicales.
Prokófiev compone para la ocasión su “Cantata para los veinte años de la Revolución de Octubre”. Una obra que finalmente no se estrenó cuando le correspondía. Sus textos fueron censurados por Stalin debido a desviación izquierdista y vulgaridad. Las citas de Marx y Lenin eran demasiado puristas para el imperialismo estaliniano.
Se estrenaría el 5 de mayo de 1966, una vez muertos tanto el compositor como Stalin, dirigida por Kondrashin en la Gran Sala del Conservatorio de Moscú. Una obra en la que usa además de la orquesta, un gran coro, un conjunto de metales formado por saxos, trompetas y trompas, un conjunto de acordeones y una serie especial de instrumentos de percusión, con textos de Marx, Lenin y Stalin. Cuando se estrenó, Stalin había caído en desgracia, por lo cual las partes que usaban sus textos fueron omitidas, entre ellas la sección final, que fue sustituida por la repetición de una sección anterior. El estreno de la obra completa, del modo pensado por Prokófiev, tuvo lugar el 6 de junio de 1992 en el Royal Festival Hall de Londres dirigida por Neeme Järvi.
En el invierno de 1938 Prokófiev acompañado por su esposa realiza una larga gira por los Estados Unidos logrando un gran éxito, codeándose en Los Angeles con los grandes personajes de la época, como Mary Pickford, Marlene Dietrich, Gloria Swanson. También conoce a Arnold Schönberg. El 21 de marzo ofrecía su último concierto, antes de regresar a Europa, en la embajada soviética en Washington. A su vuelta da conciertos en Varsovia, Londres y Praga. Esta sería su última salida al extranjero.
El 17 de mayo de 1939 estrena su cantata “Alexander Nevsky” realizada con la música de la banda sonora escrita para el film del mismo título, realizado por el gran director Eisenstein. El compositor estaba muy interesado en las técnicas de grabación de los estudios de sonido y su colaboración con el cineasta ruso fue total. En 1940 se estrena finalmente en Leningrado su ballet “Romeo y Julieta”, alcanzando un espectacular éxito. En el mismo año estrena una ópera sobre temas soviéticos “Semión Kotkó”. También empieza a escribir su ópera “La dueña” (Esponsales en el monasterio). Es un hecho importante porque marca el principio de la relación del compositor con la poetisa Mira Mendelssohn.
En realidad se habían conocido en 1938, cuando ella tenía 23 años. Colaboró en la escritura del libreto de la ópera “La dueña”. Mas tarde también escribirá las canciones de “Guerra y Paz” y las de otras obras menores. Prokófiev nunca se divorció de Lina pero desde 1941 estaban separados. viviendo hasta su muerte con Mira Mendelssohn.
La Segunda Guerra Mundial trajo cambios en la vida de los compositores soviéticos. En el mes de agosto de 1941 Prokófiev, Miaskovsky, Shaporin, Alexándrov y otros músicos fueron evacuados de Moscú a la ciudad de Nálchik en el Cáucaso. Allí empezó a trabajar en una ópera relacionada con el tiempo de guerra que estaban viviendo, “Guerra y Paz” según la novela de Tolstoi. Prokofiev está separado de su familia, pero ayudando al compositor se encuentra Mira.
En 1942 realiza una nueva colaboración para el mundo cinematográfico de Eisenstein. Se traslada a Alma-Ata para realizar la música para el film “Ivan el Terrible”. En el mes de mayo tiene lugar en Moscú la primera audición de la música de “Guerra y Paz”, interpretada al piano a cuatro manos. Entre los oyentes se encontraba Shostakovich que encontró muy interesante la música.
Después de pasar el verano en Perm, ciudad donde se encontraba el personal del Teatro Kirov evacuado de Leningrado, en el mes de octubre de 1943 regresa definitivamente a Moscú.
En el verano de 1944 Prokófiev se encuentra en la Casa de Creación de Ivánovo, donde vivían y trabajaban muchos destacados compositores soviéticos. Ivánovo es una importante ciudad textil de Rusia, ubicada en el centro de una rica zona productora de fibra de lino, 240 km al noreste de Moscú. Allí después de muchos años sin prestar atención al género escribe una nueva sinfonía.
La “Sinfonía N° 5 en si bemol mayor” Op.100 fue terminada en el mes de agosto de 1944 en Ivánovo. Es una gran obra de carácter épico inspirada en los días en que se avecinaba la gran victoria de las tropas rusas. Se estrenó el 13 de enero de 1945 en la Gran Sala del Conservatorio de Moscú, interpretada por la Orquesta Sinfónica del Estado de la URSS dirigida por el propio compositor.
stá orquestada para dos flautas, piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, clarinete en mi bemol, dos fagots, contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, bloques de madera, pandereta, triángulo, caja, platillos, bombo, tam-tam, arpa, piano y cuerda,
El primer movimiento, andante, empieza directamente presentando su potente tema principal mediante flautas y fagots. Luego es repetido por la cuerda y va cobrando importancia. El segundo tema es presentado por la flauta y el oboe, con matices líricos. En el siguiente desarrollo es apenas empleado, estando dominado por frases cortas y enérgicas. El metal inicia la reexposición con el tema principal de un modo más conciso. El punto álgido se presenta en la coda, donde la melodía se levanta desde la zona grave hasta llegar al tutti orquestal, con el apoyo de la percusión.
El segundo movimiento, allegro marcato, es el scherzo de la obra. Su melodía principal es característica, interpretada por el clarinete sobre un motivo rítmico continuo de los violines, un material que había escrito anteriormente para su Romeo y Julieta. El trio es de carácter contrastante, en un estilo parecido al popular usado por Khatchaturian. Luego se reanuda de modo variado la primera parte. La música se hace mas siniestra, recordando a la escrita retratando a las tropas teutonas en Alexander Nevsky.
El tercer movimiento, adagio, está escrito en forma tripartita. El tema principal es lírico, como una triste meditación. El carácter de la música muestra sus raíces rusas. El tema es repetido en forma variada. La parte central es mas dramática, llegando en su desarrollo hasta un potente climax. La recapitulación es reducida, con una nueva orquestación. El tema lírico se desvanece en la parte final en inestables sonidos.
El último movimiento, allegro giocoso, empieza con una introducción lenta, como una reminiscencia del primer movimiento. Luego el característico primer tema es presentado por el clarinete sobre los acordes de las trompas. El tema se repite mediante una instrumentación más densa. Un segundo tema de carácter lírico aparece después en la cuerda. La sección de desarrollo es abundante en melodías y material rítmico contrastante. Predomina el carácter festivo de sus ritmos danzantes. La reaparición del tema principal empieza la última parte. Una brillante coda lleva la sinfonía a su efervescente final.
Prokófiev escribe una obra de tiempo de guerra en un modo clásico, pero con el diseño moderno e innovador de su propio estilo. No reniega de la melodía del pasado pero cambia su modo de expresión. La obra refleja la alegría épica de la victoria del pueblo ruso sobre el nazismo. Aunque su contenido no es programático, refleja en sus temas el carácter heroico en el primero, la tristeza de la guerra en su tercer movimiento, las fuerzas del mal en el segundo, terminando con un movimiento victorioso.
El estreno fue un éxito extraordinario, precedido de un gran acto patriótico celebrando la victoria. Era la última actuación como director de Prokófiev. A finales de enero de 1945 sufre un aparatoso accidente. Cae por unas escaleras, sufriendo una lesión cerebral que le dejó semi-inválido los últimos años de su vida. Después de una recuperación parcial pasa el final de la primavera en un sanatorio cerca de Moscú, prohibiéndole a su pesar seguir con su trabajo. Pero a escondidas continua sus labores de composición en la gran ópera “Guerra y Paz”. En el mes de junio se estrena una versión de concierto de la obra, logrando un reconocido éxito.
El verano de 1945 lo pasó en la Casa de Creación de Ivánovo, empezando una nueva sinfonía. Aunque su enfermedad le había dejado huellas sus nuevas ideas no le dejaban descansar. El 12 de julio de 1946 se presenta en escena su ópera “Guerra y Paz”. Pero al tratarse de una obra muy extensa solo se representó la primera parte. Su continuación tuvo dificultades durante el verano de 1947 que impidieron su representación.
El ballet “La Cenicienta” es representado en el Teatro Bolshoi con un éxito que perdura hasta nuestros días. Pero su estado de salud continuaba empeorando, lo cual no le impide seguir trabajando como compositor. Rodeado de amigos, Richter, Oistrach, Miaskovsky, vive en el campo en Nikólina Gorá.
La “Sinfonía N° 6 en mi bemol mayor” Op.111 fue terminada en el mes de febrero de 1947. Se estrenó el 11 de octubre de 1947 en Leningrado, interpretada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado dirigida por Evgeny Mravinsky.
Está orquestada para dos flautas, piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, clarinete en mi bemol, dos fagots, contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, bloques de madera, pandereta, triángulo, caja, platillos, bombo, tam-tam, arpa, piano, celesta y cuerda. Un conjunto casi igual al empleado en su anterior sinfonía.
El primer movimiento, allegro moderato, empieza con una desolada introducción del metal acompañado por la cuerda grave, antes de que los violines con sordina nos ofrezcan el primer tema de naturaleza ondulante. Luego el tema pasa a la madera. Los oboes introducen el segundo tema de carácter melancólico. El desarrollo se inicia tranquilamente con el tema principal, pero pronto aparece sobre un fondo rítmico casi de marcha fúnebre el segundo tema. Un procedimiento que nos hace pensar en las técnicas de Mahler. Continúa con un episodio de gran dramatismo característico en las sinfonías de tiempo de guerra. Se alcanza un tenso climax acompañado por los golpes de la percusión. La reexposición comienza con el tema principal interpretado por las trompas, que luego pasa al corno inglés. En el lugar que correspondería al segundo tema aparece un sombrío episodio. Luego reaparece el tema principal que se apaga en su registro grave.
El segundo movimiento, largo, empieza mediante una sección de introducción de un modo triste con estridencias en la madera. El primer tema es presentado por la trompeta y los primeros violines de un modo apasionado. Esto nos conduce a un nuevo motivo lírico interpretado por los violoncelos apoyados por los fagots. Primero el oboe y luego el corno inglés presentan variaciones del tema. En la parte central encontramos una sección violenta bastante siniestra. Seguidamente las trompas inician un episodio tranquilo en forma de marcha lenta. Luego empieza la recapitulación en orden diferente. El tema principal es llevado hasta su climax. Después se repite la sección de introducción. En la coda se escuchan de nuevo las notas del tema principal de un modo apagado.
El último movimiento, vivace, escrito en forma libre de sonata, cambia totalmente el talante de la obra. El primer motivo es parecido a los empleados en su sinfonía clásica con aires de Haydn. Es interrumpido por fragmentos más pesados. La madera con intervención de la tuba nos presenta el nuevo material correspondiente al segundo tema, un motivo que también parece expresar felicidad. El movimiento continúa hacia delante impelido por su motivo rítmico inicial. La música es interrumpida durante su desarrollo varias veces por un motivo rítmico apoyado por los timbales, que cada vez se hace más evidente. En la recapitulación repentinamente se produce una pausa y el clarinete bajo acompañado por el fagot nos llevan al retorno del segundo tema del primer movimiento. El tema es repetido luego por los oboes. Después de unas disonancias, empieza la coda con el triste ritmo de marcha que nos lleva hacia un sombrío final.
Se trata de una obra bastante sombría si la comparamos con la anterior, que reflejaba la victoria. Según escribe el propio Prokófiev, “nuestra magnífica victoria nos llena de alegría, pero miles de nosotros han sufrido heridas que nunca curarán, arruinados para toda su vida, seres queridos que se han ido para siempre. No debemos olvidar esto”.
El motivo rítmico de los timbales del último movimiento representa según Prokófiev a las fuerzas del mal. El final de la obra recuerda el enorme precio pagado por la consecución de la victoria y por ello no nos podemos alegrar.
Aunque la obra fue bien acogida en el día de su estreno, en el año 1948 las cosas cambiarían. Andrei Zhdanov lanza su famoso decreto el 10 de febrero, sobre el Realismo Socialista en la música. Para más detalles véase el artículo escrito sobre Miaskovsky en la página 125.
Importantes compositores soviéticos fueron acusados de supuesta práctica antisoviética en su música. Entre ellos Shostakovich, Miaskovsky, Khachaturian y el mismo Prokófiev. El uso del atonalismo, disonancias y el desprecio de la melodía era un delito de perversión formalista y de tendencias antidemocráticas.
Según Israel Nestyev, biógrafo soviético de Prokofiev: “Era necesario ayudar a los artistas de talento a corregir sus errores y dirigir sus creaciones según las exigencias del pueblo”. Prokófiev envía una carta a la Unión de Compositores aceptando la dolorosa crítica, añadiendo la siguiente nota, de la que entresacamos las siguientes frases. “Jamás tuve la menor duda sobre la importancia de la melodía. No hay nada más difícil que encontrar una melodía que sea inmediatamente comprendida incluso por el oyente no iniciado y al mismo tiempo sea original. Hay que estar especialmente pendiente de crear una melodía sencilla, sin que sea fácil, sentimental o vulgar imitación”.
La primera mujer de Prokofiev, la española Carolina Codina, conocida como Lina que fue abandonada en Moscú en 1941, pasó una época muy dura sacando adelante a sus dos hijos Oleg y Sviatoslav, sola en la capital soviética. Pero el peor insulto fue que el Soviet Supremo decretó una ley en el mes de febrero de 1947, prohibiendo a los soviéticos casarse con extranjeros. Una de las draconianas medidas realizadas por Stalin y su gabinete en los años siguientes a la guerra. La ley se aplicaba de modo retroactivo, lo cual anulaba el matrimonio de Lina con Prokofiev. El terror se apoderó de ella cuando esposas de soviéticos eran mandadas al exilio o ejecutadas. Entonces intentó abandonar el país con sus hijos, por lo cual se puso en contacto con el embajador americano. La ayuda que el compositor podía prestarle estaba comprometida, pues muchos personajes ilustres eran ejecutados en las terribles purgas ordenadas por Stalin.
Prokofiev se casó con Mira Mendelssohn en 1948, después de anular su primer matrimonio, al parecer para contentar a las autoridades soviéticas. Un mes después de su boda Lina fue arrestada por espionaje, al tener relaciones con diplomáticos americanos. Condenada por actividades contra el régimen, fue sentenciada a 20 años en un campo de trabajo en Komi. Allí permanecerá ocho años, hasta lograr la libertad en 1956, debido a una amnistía general decretada después de la muerte de Stalin. Liberada de la cárcel vivió en Moscú hasta 1974 cuando volvió a París. Durante sus últimos años, hasta su muerte en 1989, dedicó toda su energía a promocionar la obra de su marido.
Prokofiev se encontraba desmoralizado por su enfermedad y las críticas recibidas a su obra. Escribe una serie de obras patrióticas para contentar al partido, entre ellas el oratorio “Salvaguardar la paz” en 1950. La muerte de su amigo Miaskovsky en el mes de agosto agrava sus penas. Pero no deja la composición.
La “Sinfonía concertante para violoncello y orquesta” Op.125 tiene una larga historia que empieza en Francia en el año 1934. A su regreso a Rusia termina una obra como su “Concierto para violoncello en mi menor” Op.58, que se estrena en Moscú el 26 de noviembre de 1938. La obra no tiene éxito y es olvidada. En el año 1947 un joven violoncelista llamado Mstislav Rostropovich posee una reducción al piano de la obra y la interpreta en el Conservatorio de Moscú en una versión para violoncello y piano. Al escucharla Prokofiev se da cuenta que ha olvidado injustamente esta obra y junto con Rostropovich promete hacer una revisión de la misma. Pero las críticas citadas del partido comunista se lo impiden.
En el año 1950 empieza la revisión de la obra, pero cambia su forma convirtiéndola en una Sinfonía Concertante. La termina en 1952 estrenándose el 18 de febrero del mismo año en Moscú, interpretado por Mstislav Rostropovich y con la orquesta dirigida por Sviatoslav Richter.
Está orquestada para violoncello solista, dos flautas, piccolo, dos oboes, dos clarinetes, dos fagots, cuatro trompas, dos trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, caja, platillos, bombo, celesta y cuerda.
El primer movimiento, andante, empieza con una pequeña introducción orquestal. Luego el violoncelo solista presenta un amplio tema lírico que es tomado y amplificado por la cuerda. La exposición del segundo tema por el solista es más compleja. Continúa con un amplio desarrollo donde Prokofiev se deja guiar por su fantasía. En la recapitulación el tema principal es llevado a su culminación. Termina mediante un tranquilo episodio con murmullos del violoncello.
El segundo movimiento, allegro giusto, empieza de forma dinámica con la intervención del solista presentando un tema lleno de energía. El segundo tema de la forma sonata también es presentado por el violoncello, un expresivo tema de carácter ruso. El desarrollo está construido con estos temas, teniendo gran carácter virtuosístico.
El tercer movimiento, andante con moto, allegretto, allegro marcato, está construido sobre dos temas. El primero aparece en el violoncello al principio, siendo de carácter lírico. Continúa con una serie de variaciones. En la parte central aparece un nuevo tema de carácter serio. Pero está poco desarrollado. Continúan las variaciones sobre el tema principal. La dinámica coda final está basada en material del segundo movimiento.
La “Sinfonía N° 7 en do sostenido menor” Op.131 fue compuesta al mismo tiempo que la anterior concertante, entre los años 1951 y 1952. Se estrenó en Moscú interpretada por la Orquesta de la Radio Nacional dirigida por Samuel Samosud.
Está orquestada para dos flautas, piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, dos fagots, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, bloques de madera, pandereta, triángulo, caja, platillos, bombo, glockenspiel, xilófono, arpa, piano y cuerda.
El primer movimiento, moderato, empieza de manera sencilla con un tema lírico emparentado a la canción rusa, con una tristeza moderada. El segundo tema también es lírico y cantabile, alcanzando una gran amplitud. Al inicio del desarrollo empiezan las sombras, mostrando un nuevo tema más anguloso. El desarrollo está basado en los temas anteriores de un modo claro y bastante sencillo. En la recapitulación el intenso lirismo de los temas parece desvanecer los restos de sombras. Después de repetir el tercer tema la coda termina con un breve recuerdo del tema principal.
El segundo movimiento, allegretto, es un scherzo en forma de vals compuesto por varias secciones. El trio es más relajado y expresivo. Des