Giorgio Vasari: El genio que escribió la historia de los genios

Le tocó vivir en uno de los momentos más creativos de la historia de la humanidad, y fue él quien le dio su nombre: Renacimiento.

 No solo contó la vida de los genios del arte a quienes conoció en persona, sino que él mismo fue un artista talentoso: destacado arquitecto, pintor y escritor, cuya obra Las vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos, a pesar de algunas inexactitudes, aún tiene vigencia.

A temprana edad inició su formación artística siguiendo la tradición familiar. A los 16 años fue enviado a perfeccionarse en Florencia, donde conoció a Andrea del Sarto y al mismísimo Miguel Ángel. En Roma estudió la obra de Rafael y se relacionó con la poderosa familia Médici, de quienes recibió varias encargos  que lo llevaron a distintas partes de Italia, como Nápoles, Arezzo, Pisa y Bolonia, ciudades donde plasmó varias de sus obras como pintor y arquitecto.

Algunos lo llamaban “el artista errante”, aunque era común que los pintores se trasladasen  a distintas partes de Europa para cumplir las tareas encomendadas .

Gracias a su reputación, siempre tuvo trabajos importantes que le permitieron disfrutar de una fortuna que volcó en la construcción y decoración de una casa en Arezzo, su ciudad natal. Con el tiempo se convirtió en un museo que resguarda sus obras  y las de otros artistas que adquirió en vida.

Vasari fue uno de los primeros manieristas, copiando a los grandes maestros “a la maniera di”. Sin embargo, al caer en excesos formales y conceptuales, anticipó las exageraciones que años después caracterizarían al Barroco.

El manierismo fue un arte intelectualizado y elitista, mientras el Barroco sería un estilo más difundido y popular.

Como arquitecto, diseñó el Palacio de los Uffizi en Florencia, donde se atesoraron obras de los artistas que años más tarde describiría en su libro.

También colaboró en la decoración de iglesias como Santa Maria Novella y Santa Croce, además de trabajar en la Villa Giulia en Roma, varios edificios en Pistoia y el diseño de la Piazza dei Cavalieri en Pisa, encargada por Cosme I de Médici.

Como pintor, se destacan sus frescos de la Cancillería de Roma y el Palazzo Vecchio en Florencia, especialmente en la Sala de los Quinientos, un impresionante espacio de 52 por 23 metros donde plasmó varias victorias florentinas, junto a seis estatuas de Miguel Ángel.

Se dice que en esta sala se extravió una obra de Leonardo llamada La batalla de Anghiari. ¿Acaso Vasari pintó sus frescos sobre una obra de  su admirado Da Vinci? Vale destacar que, en  esa oportunidad, Leonardo y Miguel Ángel trabajaron hombro a hombro para decorar esta sala destinada a reflejar las glorias de Florencia. Sin embargo, Miguel Ángel solo llegó a bosquejar su fresco sin llegar a plasmarlo, ya que el papa Julio II le encargó la construcción de su tumba, una de las obras más sublimes del escultor.

Batalla de Anghiari

Leonardo eligió retratar la escena de la batalla de Anghiari, que el mismo Vasari alabó extensamente, destacando “la osadía, los músculos y la graciosa belleza” de los caballos dibujados por el artista.

Con el tiempo, la pintura de Leonardo sufrió daños por desprendimiento de partes del mural, aunque fue exhibida así hasta que, en 1555, se le encargó a Vasari redecorar la sala para albergar la corte de Cosme I.

Se cree que Vasari preservó la obra de Leonardo tras su mural La batalla de Marciano, donde uno de los soldados retratados luce un estandarte donde se lee “Cerca trova” (“El que busca, encuentra”).

La batalla de Marciano

Maurizio Serracini, un investigador de los secretos del famoso palacio, usando un radar de alta frecuencia, llegó a la conclusión que Vasari construyó una segunda pared para no dañar la pintura de Leonardo. El dilema de las autoridades actuales es: ¿deben dañar la batalla de Vasari para exponer la de Leonardo?

Como señalamos, Vasari es más recordado por sus biografías de los grandes artistas .A muchos los conoció personalmente y a otros por referencias de sus discípulos y compañeros.

A todos ellos no dudaba en llamarlos “los más excelentes pintores y escultores italianos”, consciente que estos artistas asistían al renacer del espíritu grecorromano. Por esta razón acuñó el término Rinascita (Renacimiento).

Sus relatos fueron publicados en 1550 y dedicados a su benefactor Cosme l.

Este texto fue considerado como la primera gran historia del arte italiano, aunque Vasari muchas veces se basaba en su memoria y no en documentos, de allí que ciertos datos son difíciles de constatar. Aun así, su obra es fuente de consulta obligada para conocer la vida de estos artistas.

Las anécdotas que describe asisten a hacer la lectura más amena y,  aunque algunos pasajes resulten exagerados, ayudan a exaltar la habilidad técnica de los artistas para reproducir la realidad hasta en sus más mínimos detalles.

Estas biografías de genios les otorgan una dimensión humana, en la que se destaca su habilidad creadora .

La obra pictórica de Giorgio Vasari, a pesar de su calidad técnica, está acotada a los gustos de su época y no suele incurrir en innovaciones como las de los grandes artistas que retrató, aunque esto no haya sido un obstáculo para incluir su autobiografía en este libro sobre la vida de los grandes creadores.

Como decía Borges, el libro es una extensión de la memoria y la imaginación …y con  esos dos elementos Vasari nos dejó un libro genial sobre genios.

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Esta nota fue publicada en LANACION

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