Frederick Douglass: La vida de un esclavo en búsqueda de la libertad

“Ustedes han visto a un hombre convertido en esclavo,

ahora verán a un esclavo convertirse en hombre”

Resulta muy curioso que en el siglo XlX, el norteamericano más fotografiado haya sido una persona de color. Del presidente Lincoln solo se conservan 126 fotos, mientras que de Frederick Douglass existen 160 placas que lo hacen acreedor de este récord tan particular. ¿Por qué un ex esclavo merece está distinción? Pues en esta breve reseña podrán entender las razones.

Frederick Augustus Washington Bailey, quien sería conocido como Frederick Douglass, nació en probablemente 1818 en Talbot, Maryland. Hijo de una esclava, Harriet Bailey, y padre desconocido, algunas versiones señalan que su progenitor podría haber sido el dueño de la plantación donde nació, el capitán Aaron Anthony. Su madre murió cuando Frederick tenía 6 años y fue criado por sus abuelos.

Con 12 años entró al servicio de Hugh Auld. Su esposa, Sophia, decidió que este joven despierto merecía aprender a leer, quebrantando una ley no escrita por la que un esclavo no merecía recibir educación. Cuando su marido se enteró que Frederick sabía leer, impidió que las clases continuasen y poco después el joven fue enviado a trabajar con el hermano de Auld.

Para entonces, Frederick ya no era el mismo. La lectura lo había convertido en otra persona menos sumisa y contestataria. “Una vez que aprendes a leer, serás por siempre libre”, escribió en su libro Vida de un esclavo norteamericano en  1845.

Insatisfecho con la conducta de Frederick, Auld le entregó a Edward Covey, un granjero con fama de “slave breaker” (algo así como un domador de esclavos que los reducía con violencia y castigos). Covey periódicamente latigaba a Frederick para quebrar su espíritu. Sin embargo, el resultado fue otro, pues Frederick lo enfrentó y le juró matarlo si continuaba con el maltrato. “Sin lucha no hay progreso”, escribiría años más tarde. Fue tan convincente en su reclamo que Covey decidió enviarlo con un nuevo amo, William Freeland (un apellido paradójico para un esclavista).

En su nuevo hogar, Frederick les enseñó a leer a los demás esclavos, además de predicar el Nuevo Testamento. Si bien Freeland toleraba este proceso educativo, sus vecinos dueños de esclavos intervinieron para poner fin a esta escuela dominical, que veían como una amenaza a sus intereses. Temiendo ser castigado, Frederick intentó escapar, pero fue capturado.

En esos días conoció a Anna Murray, una ex esclava que le proveyó los medios para huir hacia Nueva York y así lograr su ansiada libertad. El 3 de septiembre de 1838, Frederick vestido de marinero y con documentos falsos que lo acreditaban como un liberto extranjero, tomó un tren rumbo a Maryland. Allí cruzó el río Susquehanna y continuó en ferrocarril hasta Delware. Desde allí tomó un vapor hasta Pensilvania y, por último, llegó a Nueva York el 15 de septiembre, donde se encontró con Anna. Se casaron y permanecieron unidos durante 42 años.

De allí en adelante, comenzó su carrera abolicionista como predicador de la Iglesia Episcopal Metodista Africana. Su primer discurso en público lo dio a los 23 años y, de allí en más, participó como orador de la Sociedad Antiesclavista Estadounidense y como escritor en distintos medios, donde también apoyó al movimiento feminista.

Antes de la Guerra Civil, conoció al capitán John Brown (1800-1859), un abolicionista radical quien promovía una revuelta armada contra los estados esclavistas. Sin embargo, Frederick no adhirió a la propuesta de Brown ni participó en el ataque del arsenal de Harper’s Ferry, que terminó con la muerte de Brown y sus seguidores. Por un tiempo, Douglass creyó mejor refugiarse en Canadá para evitar ser implicado en esta revuelta.

Con el inicio de las hostilidades entre confederados y federales, Frederick apoyó la presencia de soldados de color en el ejército de la Unión.

Douglass fue invitado a dar conferencias en Europa, donde trabó estrechos vínculos con figuras como Daniel O’Connell, el nacionalista irlandés (antes de la llegada de los africanos, los ingleses habían usado mano de obra esclava de origen irlandés).

Concluida la Guerra Civil, apoyó la gestión presidencial de Ulysses Grant. En 1889, fue nombrado embajador de Haití y cónsul en Santo Domingo, pero, al no compartir las políticas de intromisión de los Estados Unidos en esa isla, renunció a su carrera diplomática. En 1892, al cumplirse cuatrocientos años del descubrimiento de América, el gobierno haitiano lo nombró su delegado en la Exposición Colombina en Chicago.

Desde 1877, Douglass fijó su residencia cerca de Washington, en una gran casa que hoy se ha convertido en museo. Ese año, fue nombrado Marshall con potestad para cobrar impuestos.

En 1882, murió Anna con quien Douglass había tenido cinco hijos. Se sospecha que Douglass mantuvo una relación impropia con una periodista alemana llamada Ottilie Assing, pero no hay evidencias de un vínculo amoroso en sus cartas.

Dos años después de la muerte de Anna, se casó con Helen Pitts, una joven blanca a quien doblaba en edad y de reconocida militancia feminista. Este matrimonio suscitó un escándalo y debió afrontar la hostilidad de ambas familias, aun cuando el padre de Helen fuera un ferviente abolicionista amigo de Frederick. “Este matrimonio prueba que soy imparcial: mi primera esposa es del color de mi madre y mi segunda tiene el color de mi padre”, declaró Douglass con un dejo de amarga ironía.

El matrimonio pasó varios años en el exterior, donde daban conferencias sobre los derechos humanos y la liberación femenina.

Este ex esclavo que había peleado por su  libertad y educación, murió en 1895 de un infarto. Su esposa Helen dedicó el resto de su vida a defender el legado de Frederick Douglass.

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