El 19 de agosto de 1813, ya con 56 años, Gervasio Antonio de Posadas, mejor conocido como Gervasio Posadas, o Posadas a secas, asumió como triunviro del recordado Segundo Triunvirato, en reemplazo de Antonio Álvarez Jonte. Eran tiempos convulsionados en el territorio del ex Virreinato del Río de la Plata: Belgrano había triunfado en Salta pero no iba a correr la misma suerte en Vilcapugio y Ayohúma, Montevideo estaba sitiado pero todavía no se había ganado la adhesión a la causa independentista, que recién ocurrió entre mayo y junio de 1814.
Mientras tanto, en Buenos Aires estaba reunida la famosa Asamblea, pero no lograba dictar una constitución y mucho menos, declarar la independencia, sus dos principales objetivos. Además, las arcas del gobierno estaban casi quebradas, y todavía persistían los juicios políticos y militares; derivados de lo ocurrido en batallas perdidas por un lado, y en el proceder de las autoridades durante la época de la Junta Grande, por otro. A todo esto, Posadas había vivido más de medio siglo de alegrías y disgustos, tanto personales y familiares, como del ámbito público.
Gervasio A. de Posadas había nacido en Buenos Aires el 18 de junio de 1757. Estudió en el Convento San Francisco, y luego de algunos trámites burocráticos y administrativos, dado que ya venía siendo el practicante legal de Manuel José de Lavardén, obtuvo su designación como escribano y notario público en 1784. Cabe recordar que la aceptación del mismo fue aprobada por el Alcalde de primer voto del Cabildo, que en ese momento era Francisco Antonio de Escalada. Este último había sido partidario de la continuidad del primer virrey del Río de la Plata, Don Pedro de Cevallos, por lo que recién llegó a ese importante puesto con el nombramiento de un nuevo virrey: Nicolás del Campo, conocido como el Marqués de Loreto.
Escalada es un apellido con mucha historia en la memoria colectiva argentina, especialmente por la futura esposa de José de San Martín, María de los Remedios, pero también por la posterior adhesión a la causa revolucionaria del medio hermano de Francisco, Antonio José de Escalada. Este último tuvo 5 hijos, entre los que se destacaron Manuel, Mariano José y la nombrada Remedios, que entonces era sobrina de Francisco.
Con el título logrado tras la firma del entonces rey Carlos III en 1786, Posadas fue avanzando en su actividad hasta convertirse en el Notario Mayor del Obispado de Buenos Aires. Este cargo, sumado a sus anteriores trabajos, le permitió acrecentar su fortuna. Una vez entrado el siglo XIX, Posadas gozaba de una vida tranquila y holgada, con su casaquinta en la actual zona conocida como Catalinas Norte, en el barrio de Retiro. Pero ese espacio, en el que el notario se codeaba con todos (desde el virrey hasta los pobres que ayudaba con sus actos de caridad), fue atacado durante la llamada Segunda Invasión Inglesa, en 1807.
Posadas tuvo que refugiarse, junto a su mujer e hijos, en la iglesia del entonces Convento de Mercedarios (llamada ahora Convento Grande San Ramón Nonato, que se ubica en pleno centro porteño). A pesar de la posterior expulsión de los ingleses en lo que se conoce como Defensa, su mujer, María Luisa de Castro y Careaga, había sentido mucho el impacto de la pérdida de su hogar, y falleció cuando estaba por tener otro hijo. Posadas enviudó a sus 50 años.
Para 1810, lo sorprendió la revolución de mayo. En sus Memorias, que escribiría más adelante, Posadas sostuvo que fue sorprendido por la revolución y que en su momento, no apoyaba la remoción del virrey porque ya había ocurrido antes y no hacía más que generar desorden y caos permanentes, que hasta podían tener como consecuencia permanentes cambios de gobierno y asesinatos. Su vaticinio se había cumplido recientemente cuando comenzó a escribir dichas Memorias en 1829, ya que Dorrego acababa de ser asesinado a fines del año anterior.
Inclusive, le achaca al Deán Funes, aquel obstinado diputado cordobés de la Junta Grande, el hecho de “olvidar” haber mencionado la efímera Primera Junta, también conocida como Primerísima Junta, con el propio Cisneros como presidente; y que tenía al futuro presidente y vocal como miembros de la misma, refiriéndose a Cornelio Saavedra y a Juan José Castelli respectivamente.
Sin embargo, y tal como lo había hecho con Liniers durante las invasiones inglesas, colaboró económicamente para la organización de las tropas que la junta envió a Córdoba y luego al Alto Perú. Posadas fue nombrado procurador de Buenos Aires, pero con la creación de la ya mencionada Junta Grande, fue destituido y desterrado a Mendoza, tras la Revolución de los orilleros, del 5 y 6 de abril de 1811. Según sus memorias, en mayo de ese año “fui invitado para concurrir a una sociedad patriótica establecida en la casa del Consulado, con aprobación de la Junta gobernadora. Me excusé y remití a la sociedad un corto donativo para los gastos ocurrentes”.
Lo concreto es que los miembros de ese grupo, que pronto se conocerían como seguidores de Moreno, y que dicha sociedad estaba presidida por Bernardo de Monteagudo, corrieron diversa suerte, pero ninguna de ellas fue auspiciosa, al menos mientras duró la Junta Grande. En el caso de Posadas, además de las condiciones penosas en las que llegó a Mendoza, apenas acompañado por su hijo menor, fue destituido como notario eclesiástico.
Hubo que esperar al derrocamiento del Primer Triunvirato y la asunción del segundo, para que Posadas volviera a Buenos Aires y nuevamente ejerciera sus funciones como notario mayor del Obispado. Además, a fines de 1812 había sido elegido Síndico Procurador del Cabildo, y a comienzos de 1813, diputado a la famosa Asamblea. La influencia de su sobrino segundo, Carlos María de Alvear, uno de los líderes de la Logia Lautaro que manejaba políticamente dicho cuerpo legislativo, fue clave para lograr esto.
Tal como quedó expresado al comienzo, Posadas pasó a formar parte de ese Triunvirato, cuando el 19 de agosto de 1813 reemplazó a Antonio Álvarez Jonte. A su vez, José Julián Pérez, reemplazante del exsecretario de Hacienda de la Primera Junta, Juan José Paso, le dejó su lugar a quien fuera vocal de aquel gobierno de nueve miembros, Juan Larrea.
Posadas, primer Director supremo
La Asamblea ya había evidenciado inconvenientes entre sus principales cabecillas, tanto por las disputas dada su concepción centralista del poder, como por la división de los mismos, y ante la situación exterior apremiante. Así las cosas, la Asamblea decidió concentrar el gobierno en la figura de un nuevo poder ejecutivo unipersonal, llamado Directorio. Por la excelente labor que, a juicio de la mayoría de la Asamblea, venía desarrollando Posadas desde que asumió como triunviro, fue elegido el 22 de enero de 1814 como el primer Director Supremo de las llamadas Provincias Unidas del Río de la Plata. Nueve días más tarde, es decir el 31, a un año exacto del comienzo de sesiones de la Asamblea, Posadas asumió el cargo.
Una de las medidas más importantes de Posadas fueron la de proponer una amnistía general que evitara luchas facciosas, y que según él, buscó que sea total. Pero en la Asamblea triunfó el criterio de Bernardo de Monteagudo, y tanto Saavedra como Joaquín Campana, este último el cerebro del movimiento del 5 y 6 de abril, fueron excluidos del beneficio y expulsados del país.
También creó, con el apoyo del comerciante estadounidense Guillermo Pío White, y con la venia del entonces ministro de Hacienda Juan Larrea, la escuadra naval, que quedó a cargo de Guillermo Brown, mejor conocido como el Almirante Brown. Brown venció a los realistas en Montevideo, durante el llamado combate naval del Buceo; el 17 de mayo de 1814, luego de tres días de batalla. Para ver los detalles de esa victoria clave, hacer click en el link https://historiahoy.com.ar/combate-naval-el-buceo-n2057 Es por eso que, desde 1960, cada 17 de mayo se recuerda como el Día de la Armada Argentina.
Más adelante, Carlos María de Alvear tomó la posta por tierra, con el camino despejado por parte de José Rondeau, que pasó a ser el jefe del Ejército del Norte en reemplazo de San Martín, que había pedido licencia por cuestiones de salud, pero en realidad tenía otro objetivo en mente: pasar a cuyo y organizar el recordado Ejército de los Andes. Para eso, le solicitó a Posadas ir a Mendoza a hacerse cargo de la gobernación de Cuyo, que recientemente se había separado de la Intendencia de Córdoba, y que su territorio comprendía parte de las actuales provincias de Mendoza, San Juan y San Luis. El Director aceptó el pedido y San Martín asumió el 9 de agosto, en reemplazo de Florencio Terrada.
Sin embargo, no todo era color de rosa: Alvear se quedó con la plaza de Montevideo y logró la rendición del enemigo, a pesar de que, como el párrafo anterior menciona, gran parte del mérito era de Rondeau. Pero el sobrino segundo del Director influyó para que Posadas lo designara a cargo del Ejército del Norte. Una sublevación dirigida por oficiales de renombre como Martín Rodríguez (futuro general y gobernador de Buenos Aires), Manuel Pagola (el futuro defensor desde el punto de vista militar, del primer gobierno fallido de Dorrego en 1820); y el entonces jefe del Regimiento de Patricios, Carlos Forest, informaron a Rondeau que estaban dispuestos a sostenerlo en el cargo.
Tal como manifestó el profesor de historia Alejandro Justiparan, estos coroneles apresaron a los seguidores de Alvear, y este último se enteró de la sublevación estando en Córdoba. El líder político de la Asamblea se vio obligado a retornar a Buenos Aires y otra vez fue Rondeau el sucesor de San Martín en el mando del Ejército del Norte, tal como había dispuesto Posadas antes del intento de su sobrino.
También su gobierno tuvo problemas con el caudillo oriental José Gervasio Artigas. Tras la no aceptación de sus enviados para ser diputados de la Asamblea, Artigas fue declarado traidor a la patria, mediante un decreto firmado por el mismo Director Posadas, el 11 de febrero de 1814. La situación se agudizó cuando el líder de la Liga de los Pueblos Libres abandonó el sitio de Montevideo, en desacuerdo con la dirigencia porteña.
Posadas había levantado esos cargos contra Artigas buscando unidad, pero las negociaciones no llegaron a buen puerto y, mientras el litoral y la Banda Oriental (luego Córdoba cuando estuvo el gobierno de José Javier Díaz), se plegaron a la política confederal artiguista bajo el protectorado suyo, el Directorio y Artigas no volvieron a establecer relaciones en buenos términos, hasta la caída del caudillo oriental en la batalla de Tacuarembó, que obligó a este último a autoexiliarse en Paraguay en 1820.
Posadas llevó adelante un gobierno austero, en medio de una evidente crisis económica y fiscal para las arcas del recientemente creado Directorio. Un fragmento de sus Memorias así lo expresaba: “…No había dinero, que es el alma de todo gobierno, pues en aquel día de mi recibimiento no había más cantidad disponible en la tesorería general que la suma de 3.286 pesos 7 centésimos, y en la aduana 21.747 pesos, 7,5/4 centésimos”.
Otra de las cuestiones que quedaron para la historia del gobierno de Posadas fue la anexión del territorio de las misiones occidentales a la ya existente provincia de Corrientes, el 10 de septiembre de 1814. Asimismo, es recordado por llevar la primera banda presidencial en el pecho, aunque en realidad esto haya sido una pura inspiración personal y dista, tanto en diseño como principalmente en lo que representó el cargo, de las que se pondrían los ya formales presidentes.
La amenaza de la restitución absolutista pretendida por el rey Fernando VII, más las desavenencias internas, en especial la sublevación contra Alvear en el Ejército del Norte (ver más arriba), hicieron que Posadas presentara su renuncia el 9 de enero de 1815. Lo sucedió el propio Carlos María de Alvear, pero los conflictos no cesaron.
De Director supremo a la prisión y el ostracismo político
Alvear había cosechado muchas reticencias por su accionar político y militar. A pesar de ser el nuevo Director supremo, ya no tenía el mismo poder que antes, la Asamblea casi ni sesionaba y finalmente, dejó de funcionar el 24 de enero de 1815. Su gobierno apenas duró tres meses, ya que el 3 de abril, sucedió el llamado Motín de Fontezuelas, comandado por el coronel Ignacio Álvarez Thomas, en cercanías de la actual ciudad de Pergamino. Alvear renunció el 15 de abril y fue reemplazado por José Rondeau, pero éste se encontraba en el norte comandando el ejército y la designación recayó en el propio Ignacio Álvarez Thomas, en carácter de interino.
Durante el directorio de Álvarez Thomas, fueron destituidos de sus cargos, y apresados la gran mayoría de los allegados a Alvear. Entre ellos, estaba Posadas, que fue condenado a prisión con una particularidad: estuvo en 20 celdas diferentes durante los 6 años que duró su cautiverio. Fue procesado, embargado, absuelto, vuelto a procesar y a desterrar. Para 1821, beneficiado por la Ley de Olvido impulsada por el entonces gobernador de Buenos Aires Martín Rodríguez, y su secretario de gobierno Bernardino Rivadavia, Posadas quedó en libertad.
Sin embargo, no volvería al ámbito público y su salud se había deteriorado. Apenas pudo subsistir con la ayuda de hijo varón, y como había mencionado anteriormente, en 1829 decidió escribir sus Memorias, como varios personajes de la primera mitad del siglo XIX como el general José María Paz, Tomás de Iriarte y Antonio Luis Beruti, entre otros. Gervasio Antonio de Posadas falleció casi en el olvido, el 2 de julio de 1833, a los 76 años.
Homenajes póstumos
El más conocido de todos es el de la ciudad capital de la actual provincia de Misiones. Es muy importante hacer referencia a esto, porque tiene una historia en sí misma. En 1879, la Legislatura de Corrientes decidió cambiar el nombre de la ciudad, denominada hasta ese momento Trincheras de San José por la de Posadas. El motivo fue homenajearlo por una de sus acciones de gobierno ya desarrolladas en este artículo: como Director supremo, dispuso la anexión de las misiones occidentales al territorio correntino.
Ya con la primera presidencia de Roca, y creado el Territorio Nacional de Misiones (mucho más adelante tendría el status de provincia), el 22 de diciembre de 1881, se dispuso que Posadas fuera su capital.
Además, existen establecimientos educativos con su nombre. El más emblemático es la escuela primaria Gervasio Posadas, situada en el barrio porteño de San Cristóbal. Su construcción original data de 1868, último año de la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento (ver foto de abajo). Mucho más adelante en el tiempo, en la misma escuela comenzó a funcionar un secundario nocturno (CENS N°59), que sigue hasta la actualidad.
Otra escuela que homenajea al personaje de este artículo es la que está ubicada en Junín, provincia de Mendoza:
Además, Posadas tiene varias calles que lo recuerdan. La más importante quizás sea la que está ubicada en Recoleta, pero lo homenajean en distintos puntos del país. En la imagen que cierra el artículo, nuevamente un cartel de la calle cortada Gervasio Posadas en Villa María, Córdoba.