La palabra quilombo es para los argentinos sinónimo de desorden y también de prostíbulo. En realidad, así se llamaban a las comunidades de negros cimarrones, ex-esclavos que se organizaban para su subsistencia y defensa de las autoridades coloniales, fundamentalmente en el interior del Brasil.
Que a los lupanares los llamemos de esta forma se debe a que las primeras prostitutas en el Río de la Plata fueron mujeres de color. La palabra tiene un origen bantú –kimbundu– y se refiere a una asociación de guerreros que tenían un ritual de iniciación. A partir de 1502 llegaron los primeros esclavos a América, para reemplazar a los aborígenes como mano de obra.
Se calcula que más de 50 millones de africanos fueron sacados a la fuerza del continente negro, aunque solo 12 millones hayan llegado con vida al nuevo continente por las abominables condiciones del viaje. A las naves que transportaban esclavos se las llamaban “ataúdes”, por razones que bien podrán imaginar.
En América, los esperaban los trabajos más pesados y denigrantes, razón por la cual muchos intentaban huir de sus amos. No era fácil, pero cuando lo lograban se reunían en lugares de difícil acceso, alrededor de fuentes de agua o en cuevas donde se organizaban para sobrevivir. Este fue el origen de los primeros quilombos. En el territorio de Brasil hubo varios escondites de fugitivos, pero el más conocido fue el Quilombo de Palmares en el interior de la Capitanía de Pernambuco (actualmente estado de Alagoas).
El más famoso de sus líderes locales se llamaba Zumbi (que significa “espíritu inquieto” o duende) y había nacido libre en el mismo Palmares, en 1655. Era hijo de una familia relacionada con la conducción de los ex esclavos, pero aun así a los 6 años fue capturado y vendido. Durante su cautiverio fue bautizado y recibió cierta instrucción de latín y portugués por un clérigo, aunque esta afirmación sea parte de la mitología alrededor de su figura. A los 15 años se fugó y volvió al Quilombo donde pronto se destacó por su destreza y astucia.
El Quilombo de Palmares no era una sola edificación sino una serie de pequeñas fortalezas construidas con empalizadas de madera. Cada una de estas se llamaba mocambo, y en 1675 un ataque de colonos capturó
un mocambo, que Zumbi recuperó al poco tiempo. Apenas tenía 20 años y ya había demostrado su capacidad como líder y estratega.
Tres años más tarde, los portugueses cambiaron su posición ya que era poco lo que podían obtener por la fuerza y le hicieron a Ganga Zumba, el jefe de los Palmares y tío de Zumbi, una propuesta de paz a cambio de la libertad de los niños nacidos en los quilombos. Ganga aceptó la oferta, pero Zumbi, siempre desconfiado de los portugueses, se opuso y continuó la resistencia contra la opresión portuguesa, convertido en el nuevo líder de Palmares.
Ganga Zumba (que en kimbundu significaba “gran señor”) se había desplazado de Palmares al valle de Cacaú. A pesar de sus intenciones pacificas, los portugueses continuaron con las hostilidades y el poder de Ganga Zumba se fue debilitando y al final murió envenenado por un seguidor de su sobrino.
Mientras tanto, Zumbi continuaba en su carrera ascendente como nuevo líder local, con sus éxitos en la defensa de Palmares donde aún contaba con 15.000 seguidores. Durante 12 años condujo la resistencia “quilombola” hasta que el bandeirante paulista Domingo Velho se hizo cargo de una ofensiva para terminar con el dominio de Zumbi. Velho, como bandeirante, tenía gran experiencia en atacar a las poblaciones de aborígenes –especialmente guaraníticos– para esclavizarlos. La violencia de estos bandeirantes era tal que los sacerdotes de las reducciones jesuíticas en Paraguay y el norte de Uruguay armaron a los aborígenes para defenderse de este hostigamiento feroz.
El gobernador de Pernambuco utilizó esta experiencia para deshacerse de la resistencia quilombola. El 6 de febrero de 1694 los bandeirantes atacaron la capital de Palmares, el Mocambo de Macaco, que fue destruido. Zumbi, herido, debió huir. Por casi dos años continuó la resistencia, pero sin la protección táctica de sus primitivas fortalezas.
Uno de sus seguidores, el esclavo Antonio Suárez delató su escondite en la Sierra de los Hermanos y allí fue sorprendido y muerto por el capitán André Furtado de Mendonça quien se encargó se disponer del cadáver de Zumbi. Su cabeza fue cortada y expuesta en la plaza de Recife para “satisfacer a los ofendidos y justamente quejosos y atomizar a los negros que supersticiosamente juzgaban a Zumbi como inmortal”.
Así llegó a su fin el Quilombo de Palmares y Zumbi se convirtió en símbolo de resistencia contra la esclavitud. El 20 de noviembre en Brasil es el Día de la Conciencia Negra, día en que se recuerdan los horrores que vivieron la gente color forzada a trabajar en las colonias americanas.
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