El 2 de junio de 1906 Mateo Morral (1879-1906) era el hombre más buscado de España porque dos días antes había atentado contra el rey Alfonso XIII durante la ceremonia nupcial con María Eugenia de Battenberg, la nieta preferida de la reina Victoria de Inglaterra.
Ese día tiró una bomba camuflada en un ramo de rosas al paso de la carroza real. Los novios salieron ilesos pero la sangre de los 15 guardias asesinados y 10 civiles por el estallido, manchó el vestido de María Eugenia.
La sangre derramada era la premonición de un matrimonio infeliz, de la hemofilia que sufrieron sus hijos y las guerras y revoluciones que costaron la vida de millones de españoles. Pero aún eso no se sabía…. Así que volvamos a ese catalán hijo de un industrial textil con estudios en buenos colegios de Barcelona, culto, con una buena formación académica, adquirida en Francia y Alemania pero que un buen día se sumó al bando de los que creían que con una autoridad menos se arreglaban los problemas sociales… Obviamente su participación en la empresa familiar fue muy conflictiva.
No era un completo desconocido, días antes del atentado, el tal Mateo anduvo frecuentando cafés y tertulias, ocasionando tantos disturbios que llamo la atención de varias personas. Tuvo un altercado con el pintor Leandro Oroz en el café “Candelas” de la calle de Alcalá, cercano a la Puerta del Sol. Resulta que Oroz solía reunirse con Pio Baroja y Gómez de la Serna, quienes fueron testigos de la reacción intempestiva de Mateo Morral cuando escuchó decir a Oroz que los anarquistas dejaban de lado sus convicciones cuando “tenían cinco duros (monedas) en el bolsillo”. Fue entonces que el tal Mateo saltó como heche hervida y le dijo al pintor: “Pues yo trabajo por más de cinco duros y soy anarquista”. “Será usted la excepción”, replicó Oroz, “porque yo conozco…” y Mateo no dejó terminar la frase, amenazando con romperle la cabeza. Hicieron falta varios comensales para separarlos. Horas más tarde lo vieron grabando con su navaja un mensaje al que entonces nadie le prestó mucha atención porque los anarquistas dejaban sus marcas en cuanto muro los invístase a expresar su ideología. Pero en este caso Mateo Morral escribió: “Ejecutado será Alfonso XIII en día de su enlace”, firmando “un irredento”.
Cuando el 2 de junio la guardia civil lo acorraló en Torrejón de Ardoz (Madrid), Mateo Morral se suicidó pegándose un tiro en el pecho, o al menos eso dijeron las crónicas, porque surgieron varias dudas por su inesperada reacción.
Este atentado marcó un antes y un después del periodismo porque fue registrado por distintos fotógrafos reunidos para cubrir la boda y obtuvieron las imágenes del desgraciado atentado que habría de conmover al mundo.
La gente estaba poco acostumbrada a este tipo de iconografías por lo que todos pensaron que la foto publicada en el ABC era un grabado. Fue la primera vez que se captó la muerte en movimiento.
Hubo manifestaciones de repudio y hasta agresiones al féretro de Morral que fue enterrado en la localidad de Loeches en un lugar secreto para evitar vejaciones. En el lugar del atentado se hizo un gran monumento sobre la calle Mayor, en recuerdo de las 25 víctimas fatales y más de cien heridos por la bomba tipo Orsini que el mismo Morral había fabricado.
Pero los tiempos cambian y con ellos también las inclinaciones políticas que convierten a villanos en prohombres y a estos en villanos. En tiempos de la República hubo una propuesta de llamar a la calle Mayor, Mateo Morral. El tema se discutió largamente y hay quien dice que por un tiempo se honró así el apellido del ácrata magnicida… pero la propuesta no pasó de un proyecto discutido. Eso sí, la escultura en honor a las víctimas fue destruida por orden del gobierno republicano cuando los anarquistas quisieron hacer olvidar atrocidades del pasado.