Nació en Caracas el 22 de diciembre de 1853. Era la tercera de los cinco hijos de Manuel Antonio Carreño, un abogado que llegó a ministro de finanzas de Venezuela, y de Clorinda García de Sena y Toro, prima de María Teresa Josefa Antonia Joaquina Rodríguez del Toro Alayza (la esposa de Simón Bolívar) y bisnieta de Simón Rodríguez (el gran mentor de Bolívar en su hazaña libertadora). Su padre, quien también era pianista, avizoró el talento musical innato de su retoña y le escribió más de 500 ejercicios para que tocará a diario en todas las claves desde su muy temprana infancia. A sus 6 años, Teresa debutó en la Catedral de Caracas como cantante solista, organista y cordofonista. A sus 8 fue aclamada por el público en el “Irving Hall” de New York (el 25 de noviembre de 1862). En 1862, los Carreño se mudaron a la Gran Manzana y fue durante esos primeros días de recién instalados que Louis Moreau Gottschalk escuchó tocar a Teresa y se ofreció para darle clases (a lo largo de toda su vida ella mostró una gran admiración y un gran respeto por ese pianista). Al año siguiente, tocó en Boston y después viajó a Cuba con su familia. Más tarde, durante ese 1863, recibió una invitación para tocar en la Casa Blanca para Abraham Lincoln y su familia. En su diario escribió “el piano estaba desafinado, pero fue una tarde divertida”.
En 1866, Manuel, Clorinda y su prole viajaron a Europa y llegaron a Inglaterra después de un dificultoso marzo entre oleajes transatlánticos, durante el cual el buque tuvo que cambiar varias veces la ruta establecida. Pocos meses después, se establecieron en París, donde todos los más prestigiosos pianistas del momento estaban fascinados con Teresa. El gran maestro Georges Mathias, alumno de Chopin, se ofreció como voluntario para enseñar a la niña brindándole secretos muy importantes del arte de tocar el piano. Madame Erard y Rossini se encargaron de que tuviera la oportunidad de conocer a los más interesantes músicos, entre ellos a Franz Liszt, quien fue junto a la entonces joven Camille Saint-Saens a un Salón ofrecido por ellos en el que tocaba Teresa y tras escucharla tocar, le dijo: “Tienes un regalo enviado por Dios: Genio. Trabaja duro, desarrolla tu talento, sé fiel a ti misma y con el tiempo serás uno de nosotros”. Él se ofreció a enseñarle en Roma, pero su padre no pudo organizarlo. Durante ese período, también tocó para Berlioz, se ganó la admiración de Gounod y tuvo una amistad duradera con Blandine Ollivier (una de las hijas de Liszt). Además, perdió a su madre que fue víctima del cólera. En ese momento escribió seis elegías[i] y tocó conciertos vestida de negro. Los críticos decían que cada nota que tocaba era como una lágrima de tristeza por su pérdida. Al poco tiempo de su orfandad materna, viajó a España con su progenitor y dio conciertos en Madrid y Zaragoza. Luego, viajó a Inglaterra y fue en la capital británica donde Charles Hallé le presentó a la Princesa de Gales y tocó en las Salas de Conciertos de la Reina de Hanover Square[ii], donde Anton Rubinstein fue a escucharla y a partir de entonces se convirtió en su mentor y maestro (solía llamarla “My Sunshine”). En Londres, también interpretó largas temporadas en el Covent Garden Theatre bajo la dirección de Arthur Sullivan.
A sus 20, Teresa Carreño se casó a con el violinista francés Émile Sauret. En 1874 tuvieron una hija, Emilita, quien con mucha tristeza y pesar fue dada en adopción; su marido la había abandonado y ella no podía ofrecer ninguna seguridad a la bebé. Para finales de agosto de ese mismo año, su padre murió en París. Teresa se mudó a los Estados Unidos y siguió incansablemente de gira durante los años 70 y 80 pero deseaba un cambio y comenzó a seguir una carrera como cantante de ópera, debutando en Nueva York, en 1876, como Zerlina, en Don Giovanni de Mozart. Su cambio a la ópera fue breve y exitoso. Durante ese tiempo se casó con su segundo marido, Giovanni Tagliapietra, un barítono nacido en Italia que bebía demasiado y estaba celoso del talento de su esposa. Tuvieron dos hijos: Teresita y Giovanni (Teresita se convirtió en una famosa pianista más adelante en su vida). Se divorciaron entrados los primeros años de la decimonónica década de los 80s. Entre 1885 y 1886, Teresa visitó su lugar de nacimiento, Venezuela. Allí actuó en conciertos y compuso un himno en homenaje a Simón Bolívar. También dirigió una compañía de ópera y dirigió la orquesta, en ocasiones también cantando (“Los hugonotes”, “Carmen”, “Rigoletto” y “Norma” eran los favoritos). Regresó a Europa y volvió a tocar el piano en 1889, dando un nuevo impulso a su carrera musical. Pasó un verano en París y con dinero prestado por sus amigos de USA pudo mudarse a Berlín donde se instaló. Teresa dio su primera actuación con la Filarmónica de Berlín interpretando el Concierto para piano de Grieg, recibiendo muchos elogios hasta del propio compositor. “Señora, nunca supe que mi música era tan hermosa”, dicen que le dijo ese día. Posteriormente a ese primer encuentro, el compositor y pianista noruego la dirigió en diferentes ocasiones.
Entre 1892 y 1895 estuvo casada con el pianista Eugen d’Albert y juntos tuvieron dos hijas, Eugenia y Hertha. En Alemania, las mujeres no eran tratadas como iguales y aunque ella le dio un amplio apoyo a su esposo interpretando sus composiciones donde quiera que tocara y estando presente en sus conciertos más importantes, él no le devolvió la amabilidad. Estos dos grandes pianistas juntos bajo un mismo techo no formaron un hogar feliz, coyuntura que resultó en un tercer divorcio para Carreño. d’Albert intentó todos los trucos posibles para eludir sus responsabilidades con la manutención de sus hijas, incluso trató de encerrarla en una institución mental. En busca de consuelo ante su nuevo fracaso marital, Teresa se dedicó a la composición y creó un cuarteto de cuerdas y una serenata. También, empezó a dar clases de piano y fue muy querida por sus alumnos berlineses (“sus hijos e hijas berlineses”, como ella solía decirles) y escribió un libro sobre técnica de pedaleo. Simultáneamente, continuó actuando con muchas de las principales orquestas europeas. Su repertorio fue muy impresionante e incluyó los Conciertos y Sonatas de Beethoven, la “Fantasía” y los “Estudios Sinfónicos Op. 13” de Schumann, los Conciertos de Chopin, Ballades y Scherzi, y sus propias transcripciones de ópera y valses. En 1902 tomó la decisión de casarse con Arturo Tagliapietra, hermano de su segundo marido, y juntos viajaron a Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. En un viaje a Cuba sufrió una hemorragia ocular (por haber ignorado las advertencias de su optómetra de que debía dejar de tocar y descansar) y murió el 12 de junio de 1917 en su casa de Nueva York. Sus cenizas fueron luego repatriadas a Venezuela y se conservan en el Panteón Nacional de Caracas. El gran director de orquesta de las Proms de la BBC, Henry Wood, escribió en sus memorias: “Es difícil expresar adecuadamente lo que todos los músicos sentían por esta gran mujer que parecía una reina entre los pianistas y tocaba como una diosa. Su vigor masculino de tono y tacto, y su maravillosa precisión en la ejecución cautivaban a todos por completo”. En su honor, hay un cráter en el planeta Venus llamado Teresa Carreño.
[i] Composición poética del género lírico en la que se lamenta la muerte de una persona u otra desgracia y que no tiene una forma métrica fija.
[ii] Las salas de Hanover Square o Queen’s Concert Rooms fueron salas de reunión establecidas, principalmente para actuaciones musicales, en la esquina de Hanover Square, Londres, por Sir John Gallini en colaboración con Johann Christian Bach y Carl Friedrich Abel en 1774.
——————————————————-
Links a su música:
“La cesta de flores”:
Ballade Op. 15:
Vals ”Mi Teresita”:
Himno de Teresa Carreño al Libertador Simón Bolívar:
Playlist de Teresa Carreño interpretado por la pianista Am Seegestade: