Thomas Gainsborough nació en Sudbury, Suffolk , Inglaterra, el 14 de mayo de 1727. Considerado sin duda como uno de los más grandes maestros del retrato y el paisaje.
Con sólo trece años de edad impresionó a su padre con sus habilidades para el dibujo, que en 1740 lo envió a Londres para estudiar arte.
Tuvo como maestros al grabador francés Hubert Gravelot: a través de este que había sido alumno del pintor francés Antoine Watteau, recibió la influencia del último y posteriormente de los artistas flamencos y del barroco Antón van Dyck.
Posteriormente se unió a la escuela de William Hogarth con el que mantuvo una estrecha relación, que se extendió al resto de los miembros de la misma.
Más tarde estudió pintura con Francis Hayman, pintor de temas históricos, con el que colaboró en la decoración de los palcos superiores en los Jardines de Vauxhall, y la de lo que hoy es la Fundación Thomas Coram para Niños.
Entre 1759 y 1774, residió en Bath, balneario costero de moda, donde pintó numerosos retratos, como «La mujer de azul» y numerosos paisajes.
En 1761 comenzó a exponer en la Society of Arts en Londres (hoy la Real Sociedad para el fomento de las Artes, de la que fue uno de sus primeros miembros); trabajos que seleccionó, siendo la mayor parte retratos de clientes bien conocidos para llamar la atención. Estas exposiciones le ayudaron a obtener reputación nacional.
Estos éxitos le llevaron a convertirse en uno de los miembros fundadores de la Royal Academy en 1769, aunque su relación con ella fue complicada, llegando a retirar en varias ocasiones sus obras de la Exposición; dejó de exponer sus pinturas allí en el año 1773.
En 1774 el rey Jorge III le encargó pintar su retrato y el de la reina consorte, Carlota Sofía, aunque esto no le ocasionó pocos problemas, cuando el rey se vio obligado a nombrar como pintor real a su más directo rival, Joshua Reynolds, a la muerte del pintor real Allan Ramsay; no obstante, continuó siendo un pintor favorito de la Familia Real.
En ese mismo año estableció su residencia en Londres, convirtiéndose en el pintor favorito de la aristocracia británica, logrando una gran fortuna con sus retratos.
En 1777 volvió a exponer sus pinturas en la Royal Academy, sobre todo retratos de celebridades contemporáneas, como el Duque y la Duquesa de Cumberland. Continuaron celebrándose exposiciones suyas durante los siguientes seis años.
Esto le proporcionó cierta influencia en la Academia y le permitió imponer la forma en el que deseaba que se expusiera su obra. Sin embargo, en 1783, se llevó sus pinturas de la próxima exposición y las llevó a Schomberg House.
En su etapa más madura pintó paisajes bastante sencillos, que se caracterizan por una paleta ligera y pinceladas fáciles; Le es atribuido, junto a Richard Wilson, ser el creador de la escuela paisajista británica del siglo XVIII.
Su pintura destacó sobre todo por la rapidez con la que aplicaba su pintura, y trabajó más a partir de sus observaciones de la naturaleza, y la naturaleza humana, que de ninguna regla académica.
Constable diría de ella: «La sensibilidad poética de sus pinturas logran que al contemplarlas encontramos lágrimas en nuestros ojos y sin saber qué las provoca.»
Sus obras más famosas, como el «Retrato de la señora Graham»; «Mary y Margaret»; «Las hijas del pintor»; el retrato de William Hallett y su esposa Elizabeth, de soltera Stephen, conocida como «El paseo matutino» y «Muchacha de cottage con perro y jarro», muestran la individualidad única de sus protagonistas.
Llevó una vida algo triste, una de sus dos hijas era deficiente mental, y el pintor llevó toda su vida en el alma el peso de tal desgracia.
Murió en Londres, el 2 de agosto de 1788, siendo enterrado por expreso deseo suyo, en la iglesia de St. Anne Kew, donde la Familia rezaba habitualmente.
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