Poetas de ayer nos ayudan a entender a hombres de hoy. Si se escribiera la historia de los grandes del tango, no podrían faltar Enrique Cadícamo, Coria Peñaloza con “Caminito” y “El Pañuelito”, ni Juan Caruso, el de “Sentimiento Gaucho”, o Discépolo con “Cambalache”. No quiero olvidar al letrista de “Malena” y “Sur”, Homero Manzi, ni a Lepera, el de “Cuesta Abajo” y “Golondrinas”, o Villoldo, el de “La Morocha”, y tantos otros…
Estos poetas necesitaron que el tango instrumental se hiciese tango canción, naturalmente.
Pregunto: ¿Estos grandes hubiesen existido como letristas si Manolita Poli no hubiera cantado con éxito, un día de abril de 1918, finalizando la Primera Guerra Mundial, el primer tango canción, denominado “Lita” inicialmente, sobre una música de Castriota?
Ese tango se llamó, posteriormente… “Mi Noche Triste”. ¿El autor de la letra? Pascual Contursi. Claro que esa primera letra de tango tenía que estar influida por el medio ambiente de suburbio, de donde surgía y avanzaba con fuerza incontenible.
Diría que el tango nació en el arroyo y se elevó al cielo. Porque había nacido puro. Por eso, en la primera estrofa de “Mi Noche Triste”, hay un lenguaje de arrabal, de lunfardo, cuando dice: “Percanta que me amuraste…”.
Pero está también en su última estrofa, el sentimiento, la pena y la soledad. Recordémosla: “Y la lámpara del cuarto/También tu ausencia ha sentido/Porque su luz no ha querido/Mi noche triste, alumbrar”.
Pascual Contursi, había nacido en Chivilcoy, en la provincia de Buenos Aires, un 18 de noviembre de 1888. Pasó su niñez en Buenos Aires, en el barrio de San Cristóbal. Ya de jovencito tallaba madera con bastante habilidad.
También cantaba, acompañándose en guitarra. Es que “el artista o el poeta no eligen serlo… fueron elegidos…”.
Escribió numerosos tangos que, en aquella época, se insertaban en las obras de teatro. Y compañías como las de Elías Alippi, Enrique Muiño, Luis Arata, las incorporaron con éxito.
A los 33 años, Contursi viajó a París, y permaneció allí 2 años. Volvió a Buenos Aires y regresó a Francia 6 o 7 años después, pero un problema mental bastante grave lo obligó al urgente regreso. Por eso, en el barco en que regresaba a nuestro país, estuvo encerrado todo el tiempo contra su voluntad, en su camarote, por orden médica.
Ya en Buenos Aires se lo internó en un sanatorio especializado. No saldría con vida de allí. Pero eso atañe al ser humano Pascual Contursi. En cambio el poeta que fue nos dejó el sello de su talento. Y varias piezas de antología.
Un hijo suyo, José María Contursi, fallecido también en mayo, como su padre, pero 40 años después, en 1972, también dio muestras de talento.
Porque José María, el hijo, compuso “Gricel”, con música de Mariano Mores; “Vieja Amiga”, con Laurenz, y también “Quiero Verte Una Vez Más”, “En Esta Tarde Gris”, “Cristal” y muchas otras. ¡Digno heredero de tan valioso poeta!
Los chinos tienen un aforismo que dice: “El fruto suele caer cerca del árbol”. Y con Contursi, padre e hijo, se ratifica.
Pero Pascual Contursi, que con sólo 43 años nos dejaría para siempre, no sólo escribió “Mi Noche Triste”, sino también “Ventanita de Arrabal”, “Bandoneón Arrabalero” y tantas otras, en varias de las cuales definía en pocos versos la soledad personal, cuando es forzosa, como si dijese en forma de aforismo, que “de la soledad no se huye… porque se lleva…”
Contursi fue realmente un creador y un visionario. En cuanto al tango, él vio más que sus contemporáneos. Lo que no pudo ver, fue su propia grandeza. Y su muy breve ciclo vital, trae a mi mente este aforismo: “La creación no siempre necesita años. Pero siempre necesita… talento”.