La poesía no tiene edad

Nika Turbiná, la estrella más precoz de la poesía rusa nació en Yalta en 1974, se mantuvo durante año y medio sin decir palabra alguna hasta que, a los dos años, de repente, empezó a hablar ruso con una naturalidad inexplicable para su familia. A los tres años, obedeciendo a una voz del más allá, comenzó a recitar poemas que su madre y su abuela redactaban. Cuando el escritor Julián Simónov la conoció quedó estupefacto, Nika tenía seis años en ese entonces y ya escribía poemas por sus propios medios.

Nika Turbina

 

 

 

 

 

 

 

 

Primer Borrador, fue el nombre de su primera publicación a los diez años. El libro, acompañado de un disco con los versos recitados, vendió 30.000 ejemplares en la Unión Soviética y se tradujo a 12 idiomas. El talento de Turbiná la alejó de sus compañeros en la escuela, donde estudiaba adelantada a su nivel. También estudió piano y matemáticas, en las que ella veía semejanza con la poesía. En 1985 alcanzó la cima de su meteórica carrera cuando obtiene El León de Oro en el Festival Internacional de Poesía de Venecia. Una anécdota familiares cuenta que, algunos días después de la ceremonia, la pequeña poetisa utilizó el premio para quebrar la cascara de una bolsa de nueces que había traído un amigo.

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Nika padeció insomnio hasta los doce años. Con cuatro años sufría de asma y desarrolló miedo al sueño porque sentía que se ahogaba. Según ella, los poemas se sucedían en su cabeza y, al mantenerla despierta, eran su único consuelo. A pesar de que la llevaron a consultas de diversos médicos, no consiguieron solucionar sus problemas de sueño. Sólo a partir de los trece años, cuando empezó paulatinamente a dejar de escribir, Nika consiguió perder el miedo al sueño.

En 1988 se reedita Primer Borrador con algunos poemas agregados. En 1991 se publica su última obra en vida Pasos hacia arriba, pasos hacia abajo. En 1990 viaja a estudiar a Suiza, y empieza una relación con un profesor de psicología, director de un manicomio, sesenta años mayor que ella. El romance no dura mucho, empieza a beber de forma desenfrenada y regresa a Moscú. En 1994 ingresa en el Instituto de Cine y Cultura. Había actuado algún tiempo antes en la película ¨Ocurrió en el mar¨ donde interpretaba a una chica lisiada, que incluía una escena en la que el personaje se asomaba a una ventana y amenazaba con suicidarse. A pesar de que el primer medio año estudió con esfuerzo, dejó la bebida y volvió a escribir poemas, poco antes de los exámenes de fin de curso se marchó a Yalta. Nunca más volvió.

Tres años después un amigo le consigue una prueba en televisión. Graba veintidós minutos de un programa de entrevistas. El tema es el suicidio, temática sobre la que iban a girar todas las emisiones. El canal rechaza la propuesta.

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A Nika le aterraba la idea de vivir sola. Todavía escribía poemas, pero no los compartía con nadie. Ocasionalmente recibía visitas de amigos, pero su incapacidad para relacionarse y el abandono que sentía después de su fama precoz, además de sus excesos con el alcohol, no ayudaban a cambiar su situación. En mayo de 2002 se reunió con algunos amigos a beber y divertirse. En un momento en que ella se quedó sola en la casa, mientras los demás bajaban a comprar más bebida. Nika se sentó en el alféizar de la ventana y se dejó caer. Murió en el acto. Tenía 27 años de edad.

En el año 2004 se edita una selección de poemas póstumos llamado Para no olvidar encontrados entre sus cosas. Ni siquiera sus amigos cercanos sabían de su existencia.

Se publica en Argentina una selección de sus poemas llamado La infancia huyó de mí en el año 2018, traducidos por Natalia Litvinova por editorial Llantén.

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Su obra poética está marcada por un gran sentimiento de soledad y una tristeza profunda. Siendo todavía una niña, en una entrevista televisiva, le preguntaron: “¿Por qué sufrís?”. Nika respondió: “¿Por qué sufro?… Porque yo vivo. El mundo no está lleno de color. En algún lugar la gente se está matando, en algún lugar los niños se están muriendo… con mis poemas quiero ayudar a eliminar los muros que se reparten el mundo y dividen a la gente”.

Muñeca (Escrito a los nueve años, 1983)

Yo soy como una muñeca rota.

En el pecho olvidaron

poner un corazón

y me dejaron innecesaria

en un rincón oscuro.

Soy como una muñeca rota,

solo escucho, antes del amanecer,

al sueño quedamente susurrarme:

“Duerme, querida,

larga, largamente.

Volarán los años

y, cuando despiertes,

la gente querrá de nuevo

cargarte en brazos,

acunarte, simplemente jugar,

y latirá tu corazón…”

Solo es horrible esperar.

*

A MAMÁ (1981, poema escrito a los 7 años)

Me falta

tu ternura,

Como el aire

para un ave moribunda.

Me falta

el trepidar angustiado

de los labios tuyos

Cuando me siento sola,

me falta la sonrisa

de tus ojos.

Mirándome,

tus ojos lloran.

¿Por qué en este mundo

el dolor es tan negro?

¿Será porque estás sola?

*

Las novedades del día (1983, poema escrito a los 9 años)

Espero

a que alguien

me pregunte

qué vi, con quién,

dónde estuve.

Entonces abro mi libro de novedades.

¿Quieren oír noticias?

Quién murió, quién se fue,

quién se quedó solo…

¿Podemos simplemente quedarnos en silencio?

Observemos por la ventana

el último tranvía que pasa…

Me gusta mucho la casa adormecida.

Y cuando los acontecimientos del día

se cubren de polvo.

Yo entiendo,

no es a mí a quien esperaban.

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