PARTE I: La explosiva relación entre San Martin y Cochrane I
Cochrane le escribió a San Martín una misiva en la que explicaba la imperiosa necesidad de evitar un motín. La carta comenzaba: “Mi caro amigo —y continuaba en el tono más amable—, el mal de la necesidad es grande, pero un motín y la pérdida de los buques hubiese sido mil veces peor”. Al día siguiente, le envió otra nota, en la que señalaba que de no haber dado “este paso […] hubiera sido levantado el bloqueo”, con la consiguiente entrada de víveres que habría atrasado la caída del Callao. Para Cochrane, la toma del Sacramento era el mal menor.
Al enterarse del asunto, el general puso el grito en el cielo: “Este escocés es un codicioso que solo piensa en él… y está tratando de enfrentarme con O’Higgins”. Tomás Guido fue enviado para negociar, porque aún el Callao no había caído y era necesario el bloqueo. Ambos estuvieron de acuerdo en que se abonase lo adeudado a los marinos, que devolviese el dinero de los particulares (lo que concretó a la brevedad) y que el resto sería transferido a tierra pero, a último momento, Sir Thomas cambió de parecer y decidió distribuir $131.618 entre los oficiales y la tripulación. Envió $40.000 a Valparaíso y se guardó $111.382 para futuros gastos de la Armada chilena.1
“¿Por qué habiendo dinero no se había honrado la deuda con la Marina oportunamente? —le reclamó a San Martín—. ¿Piensa usted que su ejército hubiese servido con el entusiasmo que vi el otro día [se refiere al enfrentamiento en las puertas del Callao] de no haber sido pagados sus sueldos?”. Insistía que, de haberse amotinado la flota, sus tripulaciones se hubiesen dedicado a la piratería. Si esta insolvencia habría de repetirse en el futuro, era mejor ser previsor y tener el dinero a buen recaudo: “El honor del gobierno está comprometido… la necesidad carece de ley”.
¿Y qué mejor recaudo que tenerlo en su poder?
Por más que en una primera instancia le había dicho a Guido que no haría retiro de sus haberes, al final, el escocés transfirió $13.507 (£2700) al HMS Superb, destinados a su cuenta en Inglaterra.
Como corolario de este episodio, ordenó la captura de la Mercedes, una nave española que se había rendido a las autoridades peruanas: un nuevo agravio al gobierno del Perú, que alteraba la paz pública y que desmoralizaba a la población de Lima. Todo esto perturbaba el desarrollo de la campaña libertadora.
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1- Existen versiones encontradas: en la de Robert Harvey, Cochrane habría dejado $40.000 para el Ejército.