Gustav Mahler nació en una familia judía de habla alemana en Bohemia en 1860, dentro del territorio que ahora se conoce como República Checa. Su padre administraba una posada, y más tarde abrió una cervecería. Fue lo suficientemente próspero para patrocinar la carrera musical del joven Gustav.
Cuando la familia se mudó a Jihlava, Gustav se deleitó escuchando a músicos callejeros y las melodías imponentes de la banda militar de la ciudad. Comenzó a aprender piano a la edad de 4 años y progresó rápidamente. Comenzaron a llamarlo niño prodigio. Dio su primera actuación pública a los 10 años.
Después de un mediocre desempeño en sus estudios, su padre lo envió a estudiar en el conservatorio de Viena. Gustav logró adaptarse y se destacó en el estudio del piano. En esta época comenzó a enfocarse en la composición como su área principal.
Abandonó el conservatorio a los 18 años y comenzó a estudiar literatura y filosofía en la Universidad de Viena. Luego se dedicó a la enseñanza de piano y compuso algunas pocas piezas. Su primer trabajo como director lo tomó a los 20 años y dirigió su primera ópera completa a los 21.
Tuvo una serie de pequeños trabajos como director de orquesta, ninguno de ellos muy importante, hasta que consiguió un contrato de 6 años con la prestigiosa Ópera de Leipzig, que comenzó en 1886. Uno de sus primeros trabajos fue dirigir el ciclo de Wagner’s Ring.
1889 fue un año difícil para Gustav Mahler. Su padre murió, y unos meses más tarde su hermana y su madre hicieron lo mismo. Mas tarde durante ese mismo año fue el estreno de su primera sinfonía, aunque no fue muy bien recibida.
Renunció a Leipzig después de 2 años, y obtuvo un puesto como director de la Ópera Real Húngara en Budapest. Después de eso, asumió cargos en Hamburgo, Leipzig y Viena. Hacia el final de su vida viajo reiteradas veces a Nueva York para dirigir.
A pesar de su fama como director de orquesta (finalmente fue director musical de la Filarmónica de Nueva York y considerado uno de los mejores directores del mundo), Mahler creyó que la composición era su vocación real. Cada verano se dedicaba a hacerlo en una hermosa casa de campo en Austria.