Edvard nació el 12 de diciembre de 1863, era hijo de un médico estricto y formal. Tanto su madre como su hermana murieron por tuberculosis. Otra hermana terminó sus días en un hospicio.
En 1930, cuando ya era una figura destacada dentro del ambiente artístico sueco, amigo del dramaturgo Slrindeblerg (también pintor, que terminó su vida en un hospital psiquiátrico) e Ibsen, Edvard Munch sufrió una brusca invasión de manchas negras que obstaculizó la visión de su ojo derecho.
Aparentemente, Munch no veía bien con el ojo izquierdo, es probable que por un golpe recibido durante una pelea que había tenido en su juventud. Consultado el doctor Raeder (el mismo que describió una rara forma de neuralgia del trigémino), éste diagnosticó una hemorragia en el vítreo que atribuyó a un aumento de la presión arterial. Si bien esta circunstancia está descripta, creo que la hemorragia se produjo o bien por un colapso vítreo con desgarro, que no evolucionó a desprendimiento, ya que en esa época era muy difícil el examen de la retina periférica y muchas de estas lesiones que daban sin diagnóstico, o bien por una vasculitis ocasionada por una alergia al bacilo de la tuberculosis, llamada enfermedad de Eales. Recordemos el entorno del artista y sus antecedentes familiares. Años después, algo se mejante le pasó en el ojo izquierdo, pero como con ese ojo no veía bien, no vivió tan angustiado por este proceso. Se curó al poco tiempo.
Raeder le aconsejó lo mismo que le diríamos hoy día: que haga reposo. Cualquiera haya sido la causa, desde ese entonces la visualización del coágulo persistente se convirtió en una obsesión para el artista, que lo dibujaba con lujo de detalles. Quizá con la idea de facilitar el diagnóstico. Quizá solamente para paliar sus obsesiones.
Además, Munch era fotógrafo avezado y notaba las diferencias que la luz introducía en el ángulo de observación de la mancha. Su obligado reposo le dio el tiempo para examinarla con precisión.
Con los días, la mancha fue aclarándose y adquiriendo una forma de anillo que el autor asemejó a un pájaro (este anillo, probablemente, haya sido el llamado anillo de Weiss, una condensación del vítreo en su inserción sobre el nervio óptico).
Como era de esperar, el ave levantó vuelo… El corpúsculo fue ascendiendo, porque en realidad, la imagen que visualizamos se invierte. El coágulo fue saliendo del eje visual y descendiendo dentro del vítreo, pero la imagen creada ocupaba las zonas superiores de sus cuadros. Finalmente, desapareció de su visión y de sus obras para siempre.
Edvard Munch realizó a lo largo de su afección, una serie de dibujos y acuarelas que mostraron una realidad concreta a la que le dio forma de ave, aunque sólo este pájaro, real y entóptico, era visible para él.
“El arte creador y la experiencia real son una misma cosa”, dijo Malher, “pero siempre queda un poco de misterio, también para el creador”.
Y, justamente, eso es la pintura, una realidad que sólo el artista ve, e intenta compartirla con los demás.
Si enfocamos un papel blanco, muchos de nosotros veremos pasar puntitos o manchitas, de diversas formas, con movimientos erráticos. Pueden aparecer bruscamente, hasta disminuir la visión y tienden a desaparecer o estar así por meses y meses.
Son las llamadas moscas volantes o miodesopsias y, a veces, se acompañan de sensaciones luminosas (destellos o rayos) llamados fotopsias.
¿A qué se deben estas apariciones que irrumpen en nuestra vida y acompañan nuestra lectura? El globo ocular está lleno de una sustancia semejante a la gelatina, llamada vítreo. Esta sustancia, cambia su consistencia con los años, haciéndose más liquida. En ese momento, es que se produce el llamado colapso vítreo.
Como existen adherencias entre el vítreo y la retina (esa delgada extensión del sistema nervioso responsable de la captación de imágenes), puede darse, aunque raramente (una cada quince casos) que la retina se rompa o se desgarre, aumentando las posibilidades de que ésta se separe de la pared del ojo, ocasionando un desprendimiento de retina, o se rompan los vasos normales, o patológicos como en las retinopatías de los diabéticos.
Por eso, es que aconsejamos que todos aquellos que hayan percibido, bruscamente, la aparición de manchas o luces, acudan a su oftalmólogo para ser sometidos a un examen de retina a fin de descartarla rara, pero potencialmente grave, posibilidad de un desgarro en la misma o demás enfermedades retinales.
El perfil del artista
La obra de Edvard Munch representa la contribución principal de Escandinavia al arte de fines del siglo XIX y de principios del siglo XX. Por su magnitud, Munch se ubica, directamente, junto a Cezanne, Van Gogh y Gauguin como iniciador de la ¨pintura moderna¨. Liberó a su patria del predominio del impresionismo francés, pero su resonancia en Europa central, especialmente en Alemania, estuvo igualmente cargada de significación y de consecuencias.
En El grito, utilizó una línea dinámica como “medium” formal para representar una especialidad apocalíptica, una angustiante sensación de pánico, una inquietante impresión de próxima catástrofe. De todas formas, en la creación de Munch la relación entre pensamiento e imagen es sumamente compleja por sus experiencias existenciales.
En la última etapa de su vida, se dedicó al retrato, a la figuración del aspecto humano. Y, también, se observó autoretratándose infinidad de veces.
Extracto del libro Males de Artistas de Omar López Mato.