Rhodesia debía su nombre a Cecil Rhodes, que había muerto en 1902. Rhodes fue un comerciante y empresario británico, viajero constante entre el Reino Unido y África, que tenía un concepto casi místico del imperialismo. A él se debía en gran parte la concepción del eje El Cabo-El Cairo, que durante mucho tiempo inspiró la política colonial británica. Obtuvo concesiones mineras que consolidaron sus empresas hasta llegar a controlar el 90% del mercado mundial de diamantes. Trabajó en la guerra contra los Boers en Sudáfrica y la extensión del territorio que había conseguido a partir de concesiones del Imperio Británico, a la que se llamó Rhodesia, era mayor que el de Inglaterra y Gales juntos.
Rhodesia del Norte obtuvo su independencia el 24 de octubre de 1964 y pasó a ser la República de Zambia, con un gobierno negro, población ampliamente mayoritaria. Rhodesia del Sur, que se independizó el 11 de noviembte de 1965, pasó a ser la nación de Rhodesia, con un gobierno de supremacía blanca, a pesar de ser la población minoritaria del país.
Las diferencias entre los dos nuevos Estados se debieron por una parte a la demografía (la minoría blanca de Rhodesia tenía más poder económico que la minoría blanca de Zambia) y por otra parte a los caracteres opuestos de sus líderes, Kenneth Kaunda (presidente de Zambia) e Ian Smith (primer ministro de Rhodesia).
Kaunda había sido encarcelado en 1959, cuando era dirigente del Congreso Nacional Africano de Zambia (inspirado en el Congreso Nacional Africano, del que había sido secretario general), a pesar de que su único crimen había sido dirigir una campaña de desobediencia civil contra el gobierno británico. En las negociaciones para lograr la independencia, Kaunda se caracterizó por una postura conciliatoria y dialoguista, tratando de reducir la animosidad entre etnias, intentando aliviar el resentimiento de los tres millones y medio de ciudadanos de raza negra contra la minoría blanca (que entonces era apenas de setenta y cinco mil habitantes), y calmando los temores de los blancos ante un gobierno de supremacía negra.
Ian Smith, por el contrario, se mostró tan intransigente ante Gran Bretaña, que insistía en un gobierno con mayoría británica como requisito para la independencia, como ante los cuatro millones de habitantes de raza negra de su colonia, que ocuparon apenas algún lugar de tercera línea en el nuevo gobierno.
Zambia se enfrentó a otros problemas: amenazado por la hostilidad de Sudáfrica y Rhodesia y por el malestar social interno a causa de la pobreza, también utilizó la represión, terminó imponiendo un gobierno unipartidario en 1972, y recién en 1991 le otorgó legalidad a la oposición política, luego de lo cual se retiró.
En Rhodesia, el régimen de Smith, similar al sudafricano de esa época, provocó sanciones internacionales y una guerra civil que duró siete años y provocó veinte mil muertes. Finalmente los líderes guerrilleros lograron imponer una nueva constitución que estipulaba un gobierno con mayoría negra. Hacia 1979, la población negra era de unos siete millones y la blanca de apenas doscientos cincuenta mil. Ian Smith, que era inicialmente segregacionista, prometió la transferencia gradual del poder a la población negra. Smith finalmente perdió el poder en 1980, y Rhodesia se convirtió en Zimbabwe.
Una multitud que celebraba la recién estrenada república de Zimbabwe se reunió en la ciudad de Harare (antes, Salisbury) y derribó la enorme estatua de bronce de Cecil Rhodes. Una vez derribada, destruyó la estatua con barras de hierro y piedras, lo que fue el comienzo de la destrucción de todo aquello que simbolizara su memoria.