«¡Che…!» Pepitito Marrone y Juanita Martínez

Hijo de un taxista y una pantalonera de la tienda Gath y Chávez, el 25 de octubre de 1915 nació José Carlos Marrone en un caserón de la calle Julián Álvarez 1575 —entre Honduras y El Salvador— pleno barrio de Palermo. Tuvo una infancia pobre y violenta por los castigos físicos impuestos por su padre, un poco por costumbre y otro porque era un chico rebelde. Llegó hasta segundo grado del ciclo primario. Fue plomero, carnicero, albañil y levantador de quiniela, antes de sumergirse en cafetines de mala muerte y rodearse de bataclanas. A estos tipos de lugares —según un reportaje que Marrone concedió a la televisión— se los denominaba “la rascada”. Estaban cerca del Tigre y eran llamados así puesto que en esos bodegones o fondas se presentaban durante todo el día sobre un pequeño escenario diferentes números artísticos de comicidad o burlesque, los cuales no eran retribuidos con un sueldo o salario, por lo que los actores “rascaban” durante el día, es decir por la comida que sobraba y les daba el dueño como pago, lo cual podía consistir en un puchero de gallina, un sándwich de milanesa o un plato de polenta. Pero como el tiempo de actuación de los artistas contratados era ininterrumpido —esto es, comenzaban a actuar desde la mañana a altas horas de la noche— y además los números artísticos que había para rotar eran pocos, tal situación les garantizaba a los actores desayuno, almuerzo, merienda y cena.

Fue así como se formó Marrone —a través de horas de trabajo cómico y teniendo que enfrentar en muchos casos un público muy hostil— lo que en el futuro le permitiría desenvolverse con seguridad y solvencia sobre los grandes escenarios revisteriles, haciendo lo que realmente fue: un auténtico payaso e improvisador.

Luego fue porgresando como cómico en el teatro de revistas y en la radio. Más tarde fue la figura estelar de diversos programas televisivos orientados al público infantil, como El circo de Marrone, interpretando al payaso Pepitito. Sus muletillas preferidas eran “¡Che…!”, “¡Mamita querida!” y “me saco el saco y me pongo el pongo”.

Su vida personal cambia cuando conoce a Juanita Martínez, el gran amor de su vida. Ella y Pepitito ya eran figuras notorias del espectáculo cuando se conocieron sobre un escenario en los años 50. Ella recordaba así ese momento: “No se dio eso de amor a primera vista. “Yo decía: `­Qué horror este hombre: no sabe seguir al apuntador!’. Marrone venía de la rascada; improvisaba todo el tiempo, y al principio no me agradaba a pesar de que me piropeaba a menudo. Pero un día “se acuerda” tuvimos que hacer un cuadro juntos… y nunca más pude parar de reírme con él.”

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Juanita junto con Pepitito y Amelita Vargas.

Juanita junto con Pepitito y Amelita Vargas.

Juanita Martínez lo siguió amando y extrañando más allá de la vida y el amor y la admiración que Marrone sentía por ella eran tan grande que un día llegó a decir -palabras más, palabras menos, un tanto en broma y mucho en serio, como era su estilo- que si ella se hubiera ido con otro, él hubiese tomado una grave decisión: se hubiera ido con los dos.

Según declara a la Revista ARGENTORES Año XX Nro 300, Juanita, de niña, hasta había pensado en ser monja. El padre, que no deseaba ese futuro para su hija, decidió que estudiara danzas y, a pesar de ser una familia humilde, la inscribe en el Conservatorio Nacional, donde comparte estudios con Beba Bidart, Angel Eleta, Nené Cao… De allí sale con las más altas calificaciones y con una vocación claramente definida; el teatro.

Ya en el año 1938 se le había presentado la oportunidad de debutar como bailarina, pero no podía actuar por cuanto era menor de edad (había nacido en 1925, tenía apenas 13 años) pero el empresario, un tal señor Ferrando, consiguió un permiso especial y allí se abrió el camino del escenario para ella.

Luego trabajó tres años en una compañia de operetas italianas junto a Italo Bertini, al mismo tiempo que se prefeccionaba en el baile español con la compañia del Dr. Enrique Sussini, debutando más tarde en el el famoso “colmao” El Tronío, por donde pasaron estrellas como Lolita Torres o Fidel Pintos entre muchos otros.

Parte luego por una gira por América que dura nada menos que tres años y luego recala en los Estados Unidos hasta que la noticia de la extrema gravedad en la salud de su madre la llevan a regresar de urgencia.

Ya en Buenos Aires, retoma la actuación en los escenarios porteños de la mano de Carlos A. Petit, que la contrata para un número con bailes tropicales, ya que Juanita, en sus visitas por el Caribe había aprendido muy bien la técnica necesaria para esos ritmos.

Así llegamos a 1950, donde como ya dije, conoce a Marrone, el prefiere hacer comedias y ella revista, a veces juntos en El Nacional o en el Teatro Argentino, o a veces separados en compañias distintas, hasta que logran un éxito de público formidable actuando juntos en “Cristobal Colón en la Facultad de Medicina” primero en el Teatro Argentino y luego en el Cómico, y después giras por todo el país. La vida ya los había unido y todo parece indicar que las muerte no pudo separarlos nunca jamás.

pepito

Texto publicado originalmente en http://coleccionesteatrales.blogspot.com/2012/08/cheee-pepitito-marrone-y-juanita.html?m=1

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