Pocos meses más tarde, el compositor murió de un ataque al corazón. Esta muerte súbita se le atribuye al dolor de Bizet por el fracaso de esta ópera en la que había cifrado muchas esperanzas. Sin embargo, ese mismo año fue estrenada en Viena con éxito de público y crítica. Sic transit gloria mundi.
Esta última ópera compuesta por Bizet, con el libreto de Ludovico Halévy y Henri Meilhac, estaba basada en la novela homónima de Prosper Mérimée, un escritor que había viajado extensamente por España y gozaba de la amistad de la emperatriz María Eugenia de Montijo (casada con Napoleón III). Sin embargo, la obra de Mérimée está influenciada por el poema “Los Gitanos”, del autor ruso Aleksandr Pushkin, traducido al francés por el mismo Mérimée en 1852.
La mezzosoprano Gallie-Marié fue la primera en representar el papel de esta gitana seductora de fuerte carácter. Curiosamente, al igual que esas gitanas que leen la suerte, Gallie-Marié presintió la muerte del compositor pocas horas antes del desenlace final.
La obra es una anticipación al verismo italiano y según Nietzsche, era la respuesta latina a la estética inaugurada por Wagner.
Aparte del fracaso inicial, Bizet debió soportar acusaciones de plagio ya que la célebre habanera “L’amour est un oiseau rebelle” (“El amor es un pájaro rebelde”) es una versión de “El arreglito”, canción de Sebastian Yradier (un compositor español conocido en su tiempo, y hoy casi olvidado si no fuera por este supuesto plagio).
Después de la muerte de Bizet, su amigo el compositor Ernest Guiraud reemplazó los pasajes hablados por recitativos que asistieron a popularizar la obra. Sin embargo, esta versión ha sido criticada y desde 1964 se recreó una edición semejante a la original. Hoy día se escuchan ambas versiones.
Carmen goza de una enorme popularidad, no sólo por la belleza lírica, sino por la oportunidad que ofrece de realizar un espléndido despliegue escénico.