Hijo de humildes inmigrantes piamonteses, nació en Buenos Aires en 1884. Se graduó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, y se casó con una inmigrante catalana; luego toda la familia se trasladó a Rosario.
Era muy estudioso y tenía una gran cultura general, hablaba a la perfección español, italiano, francés e inglés.
Como médico
Como médico, en su fructífera y breve vida, llegó a ser uno de los más eminentes cirujanos argentinos. Fue primus ínter pares según figura en una placa ubicada en el Círculo Médico de Rosario.
Fundó la Revista Médica de Rosario y la Escuela de Enfermeros. Fue Jefe del Servicio de Hombres del Hospital Español.
Tenía una concepción neohipocrática de la medicina. Cada paciente es una persona y no un número, y en uno de sus libros escribió: “Cuando yo sea profesor me opondré a que se nombre así a los pacientes.”
También tenía muy en claro lo que significa la Medicina de la Totalidad o sea de todos los factores: hereditarios, somáticos, psicológicos, socioculturales. Cada enfermo vive su enfermedad de manera única e irrepetible. Además su corazón estaba abierto y su mano se apoyaba fraternalmente sobre el hombro del paciente.
Fue un pionero en preconizar la levée precoz, o sea el permanecer el menor tiempo posible internado.
Cuando se presentó al concurso de la Cátedra de Cirugía (que ciertamente ganó) lo hizo con su galera, sus guantes y su bastón diciendo ceremoniosamente “Está ‘tarde gris me hace recordar a las tapáes de Londres”. En dicho concurso el único antecedente que presentó fue el de haber sido nombrado miembro de la Real Academia de Cirugía de Londres.
Como artista
Mecenas de varios artistas, como el escultor Erminio Blotta (1892-1976, autor de la mayoría de las estatuas que hay en los parques de Rosario), al que le solía pagar las cuentas del almacén, y del pintor Antonio Berni, a quien mandó a París a perfeccionarse como pintor.
También ayudó a muchos de sus discípulos, y a algunos hasta los hizo partícipes de su Instituto en el Sanatorio Británico.
Muerte
Cuando murió el 16 de noviembre de 1935 fue velado en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Médicas. El inmenso salón resultó pequeño para albergar a tanta gente que acudió a darle su último adiós.
Homenajes
Recibió también numerosos homenajes post mortem. A 40 años de su muerte, al inaugurarse el Bloque Quirúrgico del Hospital Centenario le pusieron su nombre, como justiciero homenaje a quien fue maestro indiscutido de la cirugía argentina, médico humanista, docente de alta escuela. También fue homenajeado por todas sus obras y esencialmente por haber coadyuvado al prestigio de la Medicina en la denominada “época de oro” de la Facultad.