Cincuenta y cinco años de A Sangre Fría

Pocos días después de perpetrado el homicidio y sin que se hubiesen hallado aun a los responsables, Truman Capote decidió viajar de New York a Holcomb, Kansas, en compañía de la escritora Harper Lee (que por entonces aun estaba escribiendo su clásico “Matar a un Ruiseñor“) para investigar las circunstancias del crimen y cómo había afectado al apacible pueblo en el que vivían las víctimas. Herbert Clutter era la concreción del sueño americano. Exitoso granjero, padre de una familia modelo, un empresario honesto y hombre temeroso de Dios. Hasta el mismo asesino confesó que le parecía un bueno hombre, gentil y educado. Smith confesó haber lamentado cuando le cortó el cuello y mató de un escopetazo en la cabeza a su esposa Bonnie y los dos hijos adolescentes…

Hickock y Smith habían salido recientemente de la cárcel, donde habían oído a un compañero de celda que trabajó con Clutter, sobre el dinero que manejaba y el hecho de tener una caja fuerte en su casa.

Esta información encendió la codicia de los ex convictos. Viajaron de noche, entraron a la casa de los Clutter y exigieron la apertura de una caja fuerte que no existía. Clutter no guardaba dinero en su hogar y sólo tenía 50 U$S. Hickock y Smith reaccionaron violentamente y decepcionados por las circunstancias, le cortaron el cuello a Clutter y dispararon a la cabeza de los demás miembros de la familia. Después de ello se fueron con el magro botín y huyeron a México.

Cuando Truman Capote llegó a Kansas le fue muy difícil comunicarse con la gente del pueblo. Su aspecto estrafalario y amanerado chocaba con la mentalidad pueblerina a punto de desalentar su investigación. Fue Harper Lee quien insistió para que Capote continuase con su tarea.

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Hickock y Smith volvieron de México y pocos meses más tarde fueron apresados en Las Vegas. Trasladados a Kansas, fueron juzgados y condenados a pesar de la apelación por instancia. En la cárcel, Truman Capote pudo entrevistar a los Hickock y Smith que se mostraron arrepentidos, se acusaban mutuamente (nunca quedó claro quien disparó la escopeta y alegaron iedtsr locos (aunque los médicos que los revisaron no siempre coincidieron que lo fueran).

Lo cierto es que cinco años más tarde ambos fueron ahorcados con pocos minutos de diferencia.

Pocos meses más tarde, Truman Capote publicaba su novela “A Sangre Fría“, un relato pormenorizado de los hechos, narrado en tercera persona omnisciente, definida como una novela testimonial (que sólo reconoce el antecedente de “Operación Masacre“, escrita por Rodolfo Walsh).

No solo fue la obra de Truman innovadora desde la literatura, sino que motivó la aparición de una nueva corriente en el periodismo, donde el relato de los hechos reales adquiere un tono literario. El proceso creativo de “A Sangre Fría” fue recogido en la película Capote del año 2005 donde muestra al autor con sus dudas, extravagancias, sofisticaciones, adicciones y la obsesión por recrear la escena del crimen en un lejano pueblo de Kansas, donde afloran los abismos y la perversidad de la mente humana.

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