Si puedes mantener la cabeza en tu sitio cuando todos la pierden. Rudyard Kipling fue el poeta del Imperio Británico, pero rechazó el título de caballero. Fue un exaltado defensor de las políticas victorianas, pero no aceptó la Orden de Mérito del Reino Unido. Fue el escritor más conocido nacido en una colonia británica, con textos como “Kim”, “Gunga Din” y “El libro de la selva”, pero fue acusado de racista y misógino.
Para muchos, fue un belicista patriotero y colonialista, pero sus obras se han convertido en parte de nuestro acervo cultural con poemas como “If” y libros que lo hicieron acreedor del Premio Nobel, que, curiosamente, no rechazó como hizo con a otras menciones y honores. No solo fue acreedor del Nobel, sino que se convirtió en el primer autor británico y el más joven galardonado hasta la fecha.
Kipling nació en Bombay en 1865, hijo de un funcionario del Imperio. Sus padres decidieron que debía tener una esmerada educación británica, y a tal fin fue enviado junto a su hermana menor, Trix, a Lorne Lodge, un establecimiento educativo en Inglaterra donde pasaría seis años de pupilo. Su gran consuelo era visitar a su tía, casada con el artista Edward Burne-Jones –un artista asociado a la hermandad de los prerrafaelistas–. Para Kipling, aquel hogar era “un paraíso” que lo salvó de caer en una depresión.
Finalmente, su madre lo llevó de vuelta a India, porque Rudyard no se creía en condiciones de estudiar en Oxford (y, aunque lo hubiese estado, no era su deseo vivir lejos de sus padres). Sin embargo, este tiempo limitado y triste que vivió en Inglaterra lo convirtió en el más británico de los escritores de la época victoriana, defensor de la “tarea civilizadora” del imperio que caía en excesos y arbitrariedades racistas pero que conducía a esos pueblos hacia un progreso al que “difícilmente” podrían haber accedido si no fuera por la superioridad británica de la que Kipling estaba orgulloso y era (quizás ) su mejor ejemplo.
A los 26 años ya era una figura conocida en la literatura inglesa, considerado “el poeta del Imperio”. Había viajado extensamente y formado un matrimonio feliz, bendecido con tres hijos. Pero la adversidad no podía estar ausente de esta vida de contrastes: su hija mayor murió a los 6 años de neumonía. Años más tarde, su único hijo varón, John (a quien estaba dedicado su poema “If”) murió a los 18 años en la batalla de Loos, durante la Primera Guerra Mundial. Era la primera vez que entraba en combate como oficial del ejército británico.
Para hacer más doloroso el proceso no pudieron confirmar la muerte hasta 1922. Por esta razón, Kipling pasó esos años buscándolo. En ese tiempo escribió dos textos cortos donde criticaba –o mejor dicho, ironizaba – las estrategias militares de los Aliados. Ambos artículos fueron censurados.
Como el cuerpo de su hijo seguía sin aparecer, sospechando que podía haber caído prisionero, acudió a la Oficina Pro Cautivos, organizada por la Corona española –que permaneció neutral durante la contienda–. Para obtener su asistencia, contactó al rey Alfonso XIII, quien estaba casado con Victoria Eugenia de Battenberg, nieta de la reina Victoria. Gracias a esta relación, Alfonso conocía la obra de Kipling y colaboró con la búsqueda del hijo perdido en acción, aunque sin resultado.
En 1917, Kipling se unió a la War Grave Conmission, el organismo encargado de tramitar la repatriación de los cadáveres de los combatientes con los honores del caso. En esta oportunidad, conoció al rey Jorge V, con quien cultivó una amistad de por vida. A pesar del golpe emocional, Kipling siguió escribiendo, alternando sus artículos políticos con libros para niños. Entre sus cuentos se destaca “Mary Postgate”, considerado como uno de sus mejores relatos. Casi al final de sus días dictó una conferencia titulada “La isla indefensa”, advirtiendo la falta de preparación y los peligros que acechaban al Imperio para enfrentar la amenaza nazi. El texto resultó premonitorio y coincidente con la prédica de Winston Churchill.
Curiosamente, Kipling usaba como exlibris una esvástica que nada tenía que ver con la usada por los nazis. En su caso, la utilizaba en sentido antihorario, y se llamaba “sauvástica”; un símbolo de buena suerte y bienestar para la cultura hindú, relacionada con el dios Ganesha, con cabeza de elefante, patrono de las artes y señor de la abundancia
A lo largo de estos años, y a causa del estrés por la incertidumbre de su hijo, desarrolló una úlcera que le produjo una hemorragia incoercible el 18 de enero de 1936. Atrás dejó un legado de 50 novelas, 250 cuentos y 800 páginas de versos, entre los que se destacaba “If”, escrito para homenajear la gesta patriótica y el estoicismo victoriano de individuos como Sir Cecil Rhodes y el Dr. Leander Starr Jameson, de notable actuación en la guerra anglo-bóer.
El poema fue redactado como consejos para su hijo siguiendo el ejemplo de estos caballeros, quienes superando el cansancio y los engaños, sin odios, ni sueños dominantes y cultivando el difícil arte de caminar junto a reyes sin menospreciar a la gente común… Entonces, después de superar estos desafíos, se podría decir que era un hombre. El poema quedó para la posteridad como un ejemplo de tolerancia y coraje cívico, pero su hijo no tuvo la oportunidad de aplicarlo más allá de sacrificar su vida por la patria en una guerra demoledora y absurda.
Curiosamente, y después de haber rechazado los reconocimientos y honores que Inglaterra le había ofrecido, aceptó ser enterrado en el Rincón de los Poetas, en Westminster Abbey, el cielo de la literatura inglesa.
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Texto publicado en mdzol.com