Guy Fawkes fue uno de los acusados de intentar volar al parlamento británico el 5 de noviembre de 1605. El llamado complot de la pólvora era una conspiración de católicos ingleses que pretendían que el rey James I derogara la religión anglicana que había impuesto Enrique VIII.
Fawkes, un ferviente católico, había peleado en el ejército español contra los protestantes holandeses y se había ofrecido para hacer estallar al polvorín bajo el Parlamento.
El complot fue descubierto, y los involucrados apresados, torturados, colgados y descuartizados en público. Finalmente sus restos fueron expuestos al público como escarmiento.
Fawkes resistió las torturas sin denunciar a ninguno de los complotados y se arrojó del cadalso, suicidándose antes de sufrir este ignominioso final. Por eso fue el más recordado de los conspiradores.
Edward Montagu, un parlamentario que se había salvado de morir en el complot, sugirió que la sobrevida del rey era obra de una intervención divina y sugirió establecer al 5 de noviembre como un día festivo para el rito anglicano. Desde entonces en esa fecha se acostumbra encender hogueras, fuegos de artificios y quemar muñecos que, originalmente, representaban al Papa.
Con los años, los muñecos que se incendiaban pasaron a representar a Guy Fawlkes con su bigote característico.
Con el levantamiento jacobita de 1745, que pretendía restituir al príncipe Carlos Estuardo al trono, apoyado por el Papa, el 5 de noviembre se convirtió en un pretexto de juerga descontrolada, exceso de alcohol e individuos vestidos como Guy Fawkes pidiendo dinero por las calles de las ciudades inglesas.
La celebración del 5 de noviembre, originalmente antipapista y pro anglicana, perdió su sentido en 1829, cuando el Parlamento aprobó el Acta de Ayuda Católica, que otorgó a aquellos que profesaban esta fe mayores derechos civiles.
No todos estuvieron de acuerdo con esta medida, y durante el “Fifth” de ese año (así se conocía la celebración del 5 de noviembre) se quemó la imagen del arzobispo católico de Londres.
Esta fecha actuaba como pretexto para expresar el descontento popular cualquiera su causa. Así pasó en 1867, cuando una turba enfurecida por los aumentos en el precio de los alimentos debió ser reprimida por el ejército. A fines del siglo XX, Alan Moore y David Lloyd crearon un personaje, “V” de Vendetta, como un extravagante anarquista que luchaba contra un gobierno totalitario en un futuro distópico. Esta historieta fue llevada al cine en el año 2005 con el protagonista usando una máscara que evocaba a Guy Faukes, con sus bigotes y una sonrisa sardónica.
La imagen se difundió por el mundo como símbolo en las protestas antigubernamentales y antisistema, convirtiéndose en el rostro de un grupo de hackers anarquistas conocidos como Anonymous.
La máscara de Fawkes ha sido usada en protestas desde Chile a Venezuela, en la India y Polonia. Fue utilizada en el levantamiento de la Primavera Árabe y por Julian Assange frente a la Bolsa de Londres antes de hacerse conocido por los Wikileaks.
En Arabia Saudita se prohibió su uso por ser símbolo de rebeldía y venganza. En Canadá se puede condenar al usuario de esta máscara con hasta 10 años de prisión.
Este monárquico católico, soldado al servicio de España que luchó contra los protestantes de los Países Bajos se ha convertido en el rostro de la desobediencia cívica, reclamos antisistema y anarquistas, algo que desconocemos si el mismo Guy Fawkes habría consentido.
+
Nota publicada en CLARIN