El cine nos muestra con frecuencia situaciones en las que el protagonista se enfrenta a una adversidad que parece insuperable. Para poner las cosas claras: no hablamos de adversidades “generales” como la guerra, una vida desdichada, la pobreza o ese tipo de cosas; hablamos de situaciones en las que la adversidad es algo puntual, concreto, sobrecogedor, que en casi todos los casos aparece de forma inesperada, no planeada. Historias en las que una persona común enfrenta adversidades o amenazas para las que de ninguna manera estaba preparada.
¡Ah! El que avisa no traiciona: hay spoilers por todos lados… las películas son todas conocidas, así que no es para enojarse.
127 horas (127 hours) (Danny Boyle, 2010). Basada en la historia real de Aron Ralston (interpretado por James Franco), un joven norteamericano que explorando la zona de los cañones de Utah sufrió una caída y su brazo quedó atrapado, encajado dentro de una profunda grieta entre dos enormes piedras imposibles de mover. Tras varios días inmovilizado, incomunicado y sin absolutamente nadie a la vista, agotadas sus escasas provisiones y debilitándose rápidamente, la imagen de su muerte se hizo presente en él, por lo cual tomó una dramática decisión que salvó su vida.
Vértigo (Fall) (Scott Mann, 2022). Becky (Grace Caroline Currey) y Hunter (Virginia Gardner), dos amigas y expertas en escalada por rapel, deciden subir hasta la cima de una torre de comunicaciones abandonada de más de 600 metros de altura en California, cerca del desierto de Mojave. Pero una escalerita oxidada se suelta y las deja atrapadas en el tramo superior de la torre, sin comunicación ni forma de bajar de ahí. La película es dramática de principio a fin; a las chicas se les ocurren ideas para zafar pero una a una van fracasando hasta que, bueno… esta no se “spoilea” porque es del año pasado y a lo mejor alguien quiere verla.
Hacia rutas salvajes (Into the wild) (Sean Penn, 2007). También basada en hechos reales, es la historia de Chris (Emile Hirsch), que acaba de recibirse de abogado por mandato familiar, pero es un idealista y no quiere esa vida convencional. Dona sus ahorros y sus posesiones y abandona el mundo civilizado para irse a Alaska, a vivir en soledad en contacto con la naturaleza y a buscarle un sentido a su vida. Alaska resulta bastante amigable en verano, Chris llevaba un rifle y libros sobre plantas silvestres comestibles, y así sobrevive durante meses. Pero con la llegada del invierno el paisaje se va poniendo hostil. Chris se va dando cuenta de que la cosa se hace muy difícil y decide regresar, pero la crecida de un río que había atravesado a la ida se lo impide. Decide buscar la forma de sobrevivir en esas condiciones cada vez más difíciles, el hambre finalmente lo deja sin fuerzas hasta que finalmente muere luego de comer equivocadamente una planta venenosa. En este caso, enfrentar la adversidad fue una elección deliberada y de consecuencias fatales.
Náufrago (Cast Away) (Robert Zemeckis, 2000) Chuck Noland (Tom Hanks) trabaja en FedEx; el avión en el que viajaba por trabajo cae al mar, él es el único sobreviviente y llega a una isla remota en el Pacífico. Solo en la isla, la explora y aprende a conocer el entorno, el clima, las mareas; aprende qué es útil y qué no lo es; en resumen, cómo sobrevivir. Para vencer su soledad habla con Wilson, una pelota de tenis a la que le dibuja una cara. Luego de varios intentos fallidos, finalmente logra armar una balsa lo suficientemente resistente como para adentrarse en el mar. Pasan muchos días hasta que es rescatado por un barco carguero en medio del océano y así logra volver a la civilización después de cuatro años. A su regreso, la vida que había dejado ya no es la misma, claro. Pero esa es otra historia.
Mar abierto (Open water) (Chris Kentis, 2003). Susan (Blanchard Ryan) y Daniel (Daniel Travis) son una pareja que va en una excursión de buceo en alta mar. Por un error ambos quedan abandonados a su suerte, ya que la lancha que los llevaba se fue de regreso con el resto de los pasajeros pero sin ellos. Flotando solos en medio del mar, nadie vuelve a rescatarlos. Mientras se alientan, se consuelan, se reprochan e intercambian temores, los tiburones primero se acercan, luego los rodean y finalmente los acosan. Cuando los responsables de la excursión se dan cuenta de que les faltan dos ya es tarde. El final es de un dramatismo conmovedor.
La vida de Pi (Life of Pi) (Ang Lee, 2012). La familia de Pi (Suraj Sharma), dueña un pequeño zoológico en la India, decide irse a vivir a Canadá llevando algunos de sus animales, pero el barco que los traslada naufraga. El joven Pi sobrevive en un bote salvavidas con un acompañante: un enorme tigre de Bengala, a quien llamará Richard Parker. Peor, imposible. Pero Pi se las ingenia: marca su territorio, domina sus miedos y la odisea que vive es tan insólita como admirable (el tigre colaboró bastante, hay que decirlo, sobre todo teniendo en cuenta todo lo que adelgazó el pobre animal). Pi es rescatado en la costa de México; la historia que les relata a los funcionarios locales resulta poco creíble y se presta a confusión. Acá aparecen otros condimentos, pero esa es otra historia.
Miedo profundo (The shallows) (Jaume Collet-Serra, 2016). Nancy (Blake Lively) es una joven que, tratando de superar la pérdida de su madre, se va a surfear a una solitaria playa mexicana, la misma en la que su madre le había contado que surfeaba siendo joven. Nancy encuentra una última ola para surfear antes de abandonar la playa, pero un gran tiburón blanco golpea su tabla de surf haciéndola caer y la muerde en su pierna. Nancy logra nadar hacia una roca aislada. En medio del terror, ella une los bordes de la herida utilizando las puntas de sus aros (Nancy era una avanzada estudiante de medicina) y se hace un torniquete improvisado con la correa de su tabla de surf. Y allí se queda, atrapada en una roca que sobresale del mar, con el tiburón al acecho, herida y lejos de la playa en la que, por supuesto, no hay nadie. Arreglátelas como puedas, Nancy. Y Nancy se las arregla, ayudada por su ingenio y por los guionistas. Pero cómo sufrió, eh. Toda la película sufriendo, pobre.
Misión rescate (The martian) (Ridley Scott, 2015). Mark Watney (Matt Damon) queda abandonado en Marte luego de que la nave de una misión científica de la cual formaba parte se ve obligada a despegar sin él en medio de una tormenta de polvo. El tipo se las arregla para sobrevivir solo durante más de 500 días en Marte: crea una huerta, usa su materia fecal como abono, diseña ejercicios para mantenerse en forma y encima nunca pierde el sentido del humor. Hace un largo viaje hasta llegar a un módulo espacial con el cual se lanza al espacio, abandona el módulo y es rescatado por la misma nave que lo había dejado, ya que sus compañeros deciden volver por él. Superó un obstáculo cada cinco minutos de película, digamos.
Gravedad (Gravity) (Alfonso Cuarón, 2013). Ryan Stone (Sandra Bullock) es una ingeniera espacial. Arreglando con su compañero Matt (George Clooney) el telescopio Hubble, una nube de desechos espaciales (se había roto una estación espacial) la lanza al espacio. Luego de un montón de peripecias que no viene al caso relatar (incluida la partida de Matt, que se sacrifica para salvarla), Stone llega a una cápsula espacial china que resulta su única posibilidad de regresar a la Tierra. La situación es tan desesperante que intenta suicidarse, pero la aparición (en su mente) de Matt la alienta a seguir. La cantidad de inconvenientes en su intento por regresar a la Tierra, sola en una cápsula espacial que casi no sabe manejar, es innumerable. Pero lo logra. Películas son películas.
Pasajeros (Passengers) (Morten Tyldum, 2016). Tras el impacto con un gran meteorito, una nave espacial interestelar que viaja con piloto automático transportando a miles de personas que van a colonizar un planeta lejano sufre una avería en una de las cápsulas de hibernación. Como resultado de eso, Jim Preston (Chris Pratt), uno de los pasajeros, se despierta noventa años antes del final del viaje. Estando completamente solo en la nave, Jim intenta por todos los medios volver a hibernar, pero no lo logra. Luego de un año en soledad su estado mental comienza a flaquear y decide despertar a Aurora (Jennifer Lawrence), una de las pasajeras. Esto significa más o menos la condena a muerte de ambos, y cuando Aurora se entera de eso se pone furiosa (lógicamente). El resto del tiempo se la pasan peleando, reprochándose e histeriqueándose, hasta que Jim encuentra cómo hacerla volver a hibernar a Aurora, pero ahora ella no quiere. En fin, a algunas personas nada les viene bien.
Enterrado (Buried) (Rodrigo Cortés, 2010). Paul Conroy (Ryan Reynolds), un civil estadounidense que trabaja en Irak, se despierta y se da cuenta de que está enterrado vivo en un féretro de madera. Sólo tiene un encendedor, una lapicera y un teléfono celular. Trata de recordar lo sucedido y recuerda haber sido emboscado por terroristas. Recibe una llamada de su secuestrador exigiéndole que pague un rescate de millones de dólares o lo dejarán en el cajón hasta morir. Paul busca en su celular (vaya a saber cómo tiene señal) el número de teléfono del Departamento de Estado (y lo consigue), que le dice que debido a la política del gobierno de no negociar con terroristas no pagará el rescate, pero tratará de rescatarlo. Lo conectan con el jefe de un grupo especializado en situaciones de rehenes, que le asegura que harán lo posible por encontrarlo. El pobre Paul, bajo tierra, no puede darles ninguna pista de dónde está y la situación es desesperante hasta el final. En medio de la peor combinación (claustrofobia + desesperación) Paul nunca pierde la calma, su cabeza funciona todo el tiempo tratando de generar ideas que ayuden a quienes buscan rescatarlo, mientras la batería de su celular se va acabando…
El hoyo (The Plattform) (Galder Gastelu-Urrutia, 2019). Goreng (Iván Massagué) se despierta en una celda de hormigón marcada con el número 48, con un compañero de celda que le cuenta cómo funciona esa extraña prisión: los alimentos se reparten a través de una plataforma que viaja desde la parte superior hacia abajo, deteniéndose unos momentos en cada piso para que los reclusos tomen libremente la comida que deseen. Aquellos que están en los niveles más bajos sólo pueden comer lo que les dejan los de la parte superior. Cada mes, las personas son reasignadas aleatoriamente a un nuevo nivel. Goreng es reasignado a niveles muy bajos, en los que la problemática del hambre puede llevar a la muerte, y a niveles más altos, en los que la miseria humana salta a la vista. Los intentos por escapar hacen que Goreng use su ingenio y exprima su cerebro al máximo. Todo se desarrolla en un ámbito distópico, dramático y doloroso.
Dos (Two) (Mar Targarona, 2021). Sara (Marina Gatell) y David (Pablo Derqui) despiertan en una habitación, desnudos y cosidos uno al otro por el abdomen. Tratando de mantener la calma tratan de entender por qué están ahí y qué tienen en común, mientras buscan la manera de escapar (ya habrá tiempo para que los separen de nuevo). La situación, de por sí insufrible, empeora cuando un llamado telefónico les hace comenzar a sospechar lo que ocurre, que es algo mucho más perverso y que no imaginaban.
Espera en la oscuridad (Wait until dark) (Terence Young, 1967). Susy (Audrey Hepburn) es una mujer ciega. Una traficante ha escondido droga en su casa, en una muñeca que contiene droga en su interior, pero Susy no lo sabe. Otros tres traficantes la acosan y entran en su departamento a buscar la muñeca, cortan toda comunicación con el exterior y la amenazan con matarla si no encuentran la muñeca. Y no sólo no la encuentran sino que Susy no sabe dónde está, ya que la muñeca se la ha llevado una niña vecina para jugar con ella. La situación es desesperante; sin embargo, y a pesar de su notable desventaja, Susy supera la situación.
Perros de paja (Straw dogs) (Sam Peckinpah, 1971). David (Dustin Hoffman es un profesor tímido y pacífico que se muda con su mujer Amy (Susan George) a un pueblo en la campiña inglesa. Un grupo de hombres bravucones que hacen refacciones en su casa se burlan de él, luego lo molestan, se aprovechan (la típica agresión patoteril) y hasta abusan de su mujer. En una situación inesperada, un joven discapacitado mental que ha cometido un crimen se ha refugiado en la casa de David, quien quiere entregarlo a la policía. Pero el grupo de los agresivos violentos quiere lincharlo, y por eso tratan de entrar en la casa de David, quien se defiende sólo contra ellos (hasta su mujer se le pone en contra) en una situación límite que parece no tener fin.
Otros sinvergüenzas que quieren entrar en la casa de un indefenso son los torpes ladrones de Mi pobre angelito (Home alone) (Chris Columbus, 1990). Kevin (Macaulay Culkin), un niño de 10 años, solo (los padres se habían ido de viaje y “se lo olvidaron en casa”), defiende su casa poniendo trampas y emboscadas a los ladrones impidiendo que los tipos entren en ella; además, los deja maltrechos y los entrega a la policía. En este caso, la “adversidad” para Kevin se pareció mucho a un juego divertido.
Enlace mortal (Phone booth) (Joel Schumacher, 2002). Stu (Colin Farrell), un financista joven de esos que se llevan el mundo por delante, llama diariamente a su amante desde una cabina telefónica. Un día, luego de colgar, el teléfono suena, Stu atiente (error, Stu) y un tipo lo amenaza: es un francotirador armado con un rifle con mira telescópica que le está apuntando. Lo obliga a llamar a su esposa y decirle la verdad, ahí mismo. Si no lo hace, morirá. Primero Stu no le cree, pero el tipo en la línea le demuestra que es verdad disparándole a un objeto cercano. En esa situación desesperante, Stu no puede dejar el teléfono público mientras la gente en la calle también quiere usarlo. Ocurre de todo y la angustia crece hasta explotar.
El imperio del sol (The empire of the sun) (Steven Spielgerg, 1987). Jim (Christian Bale) es un niño que pierde a sus padres en medio de un caos provocado por la ocupación japonesa de Shanghai, ciudad donde vivía, en 1941. Jim escapa, va a su casa, sus padres no vuelven, se acaban sus provisiones, se presenta ante el ejército japonés buscando a sus padres, lo mandan a un campo de concentración y su vida cambia por completo. A raíz de eso, un niño que no está acostumbrado a vivir solo ni a las privaciones y sufrimientos que padece de allí en adelante es obligado a madurar a la fuerza.
Lo imposible (Juan A. Bayona, 2012). Basada en hechos reales, muestra el penoso recorrido de supervivencia de una familia luego del catastrófico tsunami que azotó Thailandia en 2007. La enorme ola y los desastres subsiguientes separan a los padres (María y Henry –Naomi Watts y Ewan McGregor–) de sus hijos; todos luchan por sobrevivir y encontrar al resto de su familia, superando una angustia tras otra en medio del caos y con severas heridas cada uno de ellos.
Sueño de libertad (The Shawshank redemption) (Frank Darabont, 1994). Esta verdadera odisea de adversidad comienza cuando Andy Dufresne (Tim Robbins) es encarcelado por un crimen que no cometió. Durante los primeros años en la cárcel es continuamente abusado, golpeado y vejado, pero su paciencia, su resiliencia y su inteligencia (muy superior no sólo a la del resto de los reclusos sino a la de las autoridades de la prisión) le permiten primero transformarse en un referente de los compañeros de prisión, luego mejorar la vida de todos y, finalmente, gracias a una estratagema oculta, escapar y cumplir su anhelo, culminando así una extraordinaria historia de superación de la adversidad.
Hay más, por supuesto. Podríamos citar “Soy leyenda” (I am legend) (Francis Lawrence, 2007), “Un lugar en silencio” (A quiet place) (John Krasinski, 2018), “La piel fría” (Cold skin) (Xavier Gens, 2017), “Eagle eye” (J.L.Caruso, 2008), “Oldboy” (Park Chan-wook, 2003) y varias más.
Pero lo que queda claro es, volviendo a Nietzsche, que la adversidad, o te hace más fuerte… o te mata.