Incluir a los establecimientos jesuíticos de Chile, en la denominación de REDUCCIONES con la que se caracterizó a las doctrinas del Paraguay, derivada de la disposición de Felipe II de España, cuya Ordenanza N° 148 – “De Descubrimiento, Nueva Población y Pacificación de las Indias”, fechada el 13 de julio de 1573 mientras se hallaba en el suntuoso Palacio Real Valsaín, situado en el Bosque de Segovia: “los españoles a quien encomendaren los indios soliçiten con mucho cuidado que los indios que les fueren encomendados se reduzcan a pueblo y en ellos edifiquen yglesias para que sean dotrinados y biban em poliçia.”. Es un error pues éste objetivo no se realizó, ya que la historia de los jesuíticos de Chile, no manifiesta seguir la ordenanza del Rey.
Entonces, ¿Porque no siguieron el dictado del Rey si pertenecían a la jurisdicción del Paraguay?. Los jesuitas no produjeron asentamientos en torno a los nativos reducidos pues ya habían sido fundadas décadas atrás por conquistadores y no cualquiera tenía licencia del Rey para crear nuevos pueblos para españoles o nativos. Si conservaron las costumbres, doctrinas, siguiendo las ordenanzas aprobadas en el palacio real para todas las misiones religiosas como Orinoco, Maynas, Moxos, Chiquitos y Paraguay.
Estas características también lo reflejamos en Córdoba, Argentina; A pesar de ser la sede Apostólica de la Provincia Jesuítica del Paraguay, tampoco siguió la disposición derivada del Rey, no es posible incluir a los establecimientos como reducciones, casos ocurridos en las Misiones Jesuíticas Guaraníes.
Los religiosos crearon escuelas, iglesias y talleres para ejercer su vocación misionera. En estas posesiones, el nativo aprendió oficios prácticos como labranza de tierras y el cultivo, albañilería, ebanistería entre muchas cosas con la atenta dirigencia de los padres jesuitas; No obstante, dichas profesiones no fueron desconocidas por los nativos pues muchas de ellas ya eran practicadas antes de la llegada de los españoles, aunque sí introdujeron nuevos oficios como el trabajo de herrería pero los nativos ya conocían esta práctica desde la llegada de los hispanos; Es correcto decir que los religiosos sí le dieron identidad cristiana pues, debían unirse a la fe católica, aprender las oraciones, rezar e ir a iglesia: “…los predicadores del evangelio para paçificar los indios y conbertirlos y traerlos de paz…”. según Ord. N° 147 de 1573.
El filósofo Voltaire (1694-1778) -enterado por los magníficos trabajos que realizaban- narró lo siguiente “… le Paraguai par les Feuls Jéfuites Efpagnols, parait á quelques égards´le triomphe de I´humanité: il femble expier les cruautés desprémiers Conquérans. Les Quakers dans L´Amérique Septentrionales, et les Jéfuites dans la Méridionale, ont donné un nouveau fpectacle au Monde.”.– “Relation du Paraguai sous la Domination des jesuites, par M. de Voltaire”, pág. 6, año de 1777; Que traducido en castellano sería “ …en Paraguay establecido por jesuitas españoles, parece, en algunos aspectos, ser el triunfo de la humanidad. Parece expiar las crueldades de los primeros conquistadores. Los cuáqueros (Sociedad Religiosa) de América Septrional (Norte) y los jesuitas del (América del Sur) Meridional, dieron un nuevo espectáculo en el Mundo.”.
La grandeza de los jesuitas en el Nuevo Mundo, constituyó primero como república, luego como reino hasta llegar a ser el Imperio Jesuitico pues poseían todas las cualidades de serlo aunque formalmente (legalmente) no lo eran ya qué respondían ante el Papa, quien -con solo imaginarlo- era considerado como sacrilegio.
El fortalecimiento de identidad de los misioneros jesuitas de Chile, la lucha denodada en defensa del nativo con sus prédicas y obras, dejaron una huella profunda; Ante estos hechos y -para una mejor organización-, a finales del Siglo XIX el Provincialato General de Roma decide dividir la provincia paraguaya en dos: las antiguas reducciones guaraníes y la del Chile con sede en Santiago. De este modo, los jesuitas podían elegir libremente el lugar para quedarse pues esta facultad raramente era concedida por sus superiores en la compañía.
La lejanía de las principales reducciones de los guaraníes y la lenta llegada de los misioneros jesuitas a tierras ya conquistadas, hizo que tuvieran otro inicio en sus asentamientos o solares asignados en las ciudades; Con juiciosa prudencia y razón, dejaron una huella profunda e indeleble, cuyo legado no consiguieron destruir en aquel año de 1767 en sus dos pragmáticas fechadas el 27 de febrero “…de sus dominios de España y Ultramar” y 20 de abril del mencionado año “…de todos mis dominios de España, e Indias, islas Filipinas, y demás adyacentes…”.
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