Mc Gregor fue un oficial británico que participó en las guerras napoleónicas como miembro de la Legión Lusitana, comandada por Wellington. Se casó con una joven de familia acomodada que le permitió ascender en forma meteórica en su carrera.
Fallecida su esposa en forma inesperada, Gregor buscó otros horizontes. Quiso la suerte que viajara a Venezuela, donde conoció a Simón Bolívar y a su prima, la bella Josefa Aristeguieta, con quien se casó.
Mc Gregor asistió a Bolívar en la ajetreada campaña libertadora, aunque eran frecuentes las peleas con sus subordinados por su arrogancia y la costumbre de usurpar títulos, ya que se hacía llamar “Sir”, sin poder acreditar su condición de noble.
Al final, Bolívar lo condecoró con la Orden del Libertador, aunque por lo bajo sus colegas británicos sonreían socarronamente, ya que su acto más destacado había sido organizar una retirada. Bolívar lo envió como representante de su gobierno a Estados Unidos, donde organizó, con el apoyo de delegados de otras ex colonias españolas (que incluían a Martín Thompson, marido de Mariquita), la toma de la isla de Amelia. Si bien se concretó la invasión, no tuvo larga vida esta República de Amelia, que pretendía ser la base para la invasión a la Florida, por entonces en manos españolas.
Mc Gregor volvió a Londres como el príncipe de un país centroamericano llamado Poyais, que comenzó a promover como un paraíso bucólico, de tierras feraces cuyos habitantes adoraban a los británicos.
Para convencer a sus connacionales de las ventajas de invertir en este país, donde el oro se recogía por las calles y el maíz daba tres cosechas al año, distribuyó un libro escrito por un ignoto capitán Strangeways que confirmaba lo dicho y agregaba detalles de este misterioso país ubicado en la Costa Mosquito, describiendo la exquisita arquitectura de su capital, St. John, con teatros, catedrales y anchas avenidas.
Con este esquema logró recaudar más de 280.000 £ en la Bolsa de Londres con bonos que rendían un 6 % (cuando el Tesoro británico apenas daba el 3 %) e imprimió unos vistosos dólares de Poyais que les cambiaba a los inmigrantes escoceses que se aventuraban a emigrar a este “país de clima templado y tierras de pan llevar”.
Los problemas comenzaron cuando los colonos llegaron a una costa inhóspita donde lo único que abundaban eran los mosquitos. En pocas semanas, murió el 80 % de ellos por malaria y fiebre amarilla.
Aun así, muchos creyeron que todo esto era un gran error y pocos culparon a Mc Gregor. ¿Cómo un caballero como Sir Gregor, héroe de las campañas napoleónicas y libertador de América, los podía estafar de esta manera?
Cuando la noticia se conoció en Londres, Mc Gregor dijo que todo era un gran error, que él no tenía nada que ver… pero hizo las valijas y se fue a París, donde repitió el esquema de vender tierras, bonos y dólares de un país inexistente.
En Francia no fue tan exitosa la estratagema, porque las autoridades que emitían pasaportes se percataron de que Poyais no existía. Mc Gregor y sus socios marcharon presos. Pero siempre hay un resquicio legal que un buen abogado, con el debido aliciente, puede encontrar… y Mc Gregor quedó libre y volvió a Caracas, donde exhibió sus credenciales. El gobierno caraqueño reconoció su gestión libertadora, y Mc Gregor gozó de una pensión hasta que las Parcas se lo llevaron de este mundo el 4 de diciembre de 1845.
Fue enterrado en la catedral junto a los héroes de la patria. Siempre han existido estafadores sin escrúpulos y personas que les creen. En este mundo de finanzas que busca gratificaciones inmediatas a través de fake news… ¿no todos vivimos en un país parecido a Poyais?









