La muerte de Mariano Moreno

Manuel había acabado de redactar un libro titulado VIDA Y MEMORIAS DEL DR DN MARIANO MORENO, SECRETARIO DE LA JUNTA DE BUENOS AYRES, CAPITAL DE LAS PROVINCIAS DEL RÍO DE LA PLATA, éste publicado en Londres en 1812 por la imprenta J. M. CREERY. En dicho escrito –respecto a su muerte– comenta lo siguiente:

“Desde antes de embarcarse, la salud del doctor Moreno se hallaba grandemente injuriada por la incesante fatiga en los asuntos políticos. Los últimos disgustos abatieron considerablemente su espíritu y la idea de la ingratitud se presentaba de continuo a su imaginación, con una fuerza que no podía menos de perjudicar su constitución física. En vano era que la reflexión ocurría a aliviar las fuertes impresiones causadas en su honor por el ataque injusto de las pasiones vergonzosas de sus contrarios. La extrema sensibilidad le hacía insoportable la más pequeña sombra de la irregularidad absurda que se atribuía oscuramente a sus operaciones.”.

“El doctor Moreno vió venir su muerte con la serenidad de Sócrates. Ya a los principios de la navegación, le pronosticó su corazón este terrible lance. No sé qué cosa funesta se me anuncia en mi viaje –Nos decía con una seguridad que nos consternaba. No pudiendo proporcionarse a sus padecimientos ninguno de los remedios del arte, ya no nos quedaba otra esperanza de conservar sus preciosos días, que en la prontitud de la navegación; mas por desgracias tuvimos ésta extraordinariamente morosa, y todas las instancias hechas al capitán para que arribase al Janeiro o al Cabo de Buena Esperanza, no fueron escuchadas.”.

“Después de esto, el doctor Moreno se entregó tranquilamente a su duro destino. A las cuidadosas atenciones que le pagaba nuestra amistad y respeto, correspondía con una suavidad admirable, pero con el triste desengaño de que serían sin efecto. En el momento en que se escribió estas líneas, todavía las lágrimas que corren de mis ojos vienen a perturbar mi razón; igual tributo pagarán a la memoria de este recomendable ciudadano todos aquellos que están animados de los deseos de la libertad de América.”.

“Su último accidente fue precipitado por la administración de un remedio que el capitán de la embarcación le suministró imprudentemente y sin nuestro conocimiento.”.

“A esto siguió una terrible convulsión, que apenas dio tiempo para despedirse de su patria, de su familia y de sus amigos. Aunque quisimos estorbarlo desamparó su cama ya en este estado, y con visos de mucha agitación acostado sobre el piso sólo de la cámara, se esforzó en hacernos una exhortación admirable de nuestros deberes en el país en que íbamos a entrar, y nos dio instrucciones del modo debíamos cumplir los encargos de la comisión, en su falta. Pidió perdón a sus amigos y enemigos de todas sus faltas; llamó al capitán y le recomendó nuestras personas; a mí en particular me recomendó, con el más vivo encarecimiento, el cuidado de su esposa inocente –con este dictado la llamó muchas veces. El último concepto que pudo producir, fueron las siguientes palabras: ¡Viva mi patria aunque yo perezca! Ya no pudo articular más.”.

“Tres días estuvo en esta situación lamentable: murió el 4 de marzo de 1811, al amanecer, a los veinte y ocho grados y siete minutos sur de la línea, en los 32 años, 6 meses y en día de su edad. Su cuerpo fue puesto en el mar, a las cinco de aquella misma tarde, después de haberle tributado las demostraciones compatibles con nuestra situación”.

“La bandera inglesa, a media asta, y las descargas de fusilería anunciaron a las otras fragatas del convoy la desgracia sucedida en las nuestra, y el cadáver estuvo expuesto todo aquel día sobre la cubierta, envuelto también en la bandera inglesa.”.

Mariano fallece a 1.700 kilómetros de distancia desde Buenos Aires, estando en el buque de comercio FAMA (no “Fame”, escrito en inglés o “La Fama”) con 17 ingleses que no entendían el castellano, excepto Ramsay. Y estando ya en Londres, Manuel redacta una carta con fecha del 1 de mayo de 1811 a Guadalupe (esposa de su hermano), narrando el deceso de Mariano.

Mariano se hallaba muy agobiado de tanto trabajo y presión política pero no podría considerarse un preludio de su muerte. Pudo, quizás haber enfermado de una fuerte fiebre antes de embarcarse ya que nunca tuvo buena salud. A pronto de salir, Mariano no aguanta la pesadez y se siente muy mal, su hermano pide al capitán del buque George Stephenson, ir a tierra pero éste se negó ya que no era factible salirse de la ruta, pues debían cumplir con el plazo de envíos.

Al no disponer un médico en el barco, el capitán Robert Ramsay (nacido en Escocia pero vivió en Londres varios años) fue el encargado de administrar una droga llamada emético (que provoca el vómito) de 4 gramos de antimonio tartarizado, junto a un vaso de agua para aliviar cualquier padecimiento; No tenía conocimientos en gestionar drogas o regular dicha cantidad, ¿Acaso se trató de una muerte accidental por sobredosis?. Ramsay había mantenido buenas relaciones con varios miembros de la junta… pero también lo tuvo con Moreno (quien fue secretario de la junta) y éste redactaría una nota de elogio en la Gazeta Extraordinaria de Buenos Ayres en 1810.

No pudo tratarse de un asesinato perpetrado por los británicos ya que Moreno había sido la persona que representó los intereses británicos, pues –en muchos casos– actuó como abogado de varios comerciantes ingleses. Fue Moreno quien convenció  a la Junta de Mayo, para que los británicos introdujeran mercaderías por el puerto Buenos de Buenos Aires a pesar de las anteriores invasiones inglesas. En Londres –tras notificarse de su fallecimiento– el diario British Review and London Critical Journal, N° 3 del mes de Setiembre de 1811, comenta su buena conducta como diplomático. El gobierno de Buenos Aires también sabía que Moreno era la persona idónea para ejercer como diplomático entre ambas naciones. Además Moreno no mantuvo disputas fuertes con algún ingles pero si con políticos porteños.

La otra conjetura indica que Cornelio Judas Tadeo de Saavedra mandó a Moreno en una misión diplomática para alejarlo de los asuntos que trataban y –con ello– asesinarlo, sin embargo fue Moreno quién había pedido el permiso para realizar el viaje:

“…me pidió por favor se le mandase de Diputado a Londres; se lo ofrecí bajo mi palabra; lo conseguí de todos; se le han asignado 8000 pesos al año mientras esté allí, se le han dado 20000 pesos para que lleve para gastos; se le ha concedido el llevar a su hermano y a Guido tan buenos como él, con dos años adelantados de sueldo y 500 pesos de sobre sueldo, en fin cuanto me ha pedido tanto le he servido…”.

Carta redactada por Saavedra para Feliciano Chiclana y fechado el 15 de enero de 1811 en Buenos Aires.

No nos consta que Saavedra haya mandado asesinarlo a pesar de las diferencias de ideales entre ambos. De hecho, no se hallaron cartas en donde tramara o deseara la muerte de Moreno. Mariano entendió que debía alejarse del entorno, ir a Londres por largos meses o años para apaciguar las aguas.

Así mismo se dice que su mujer María Guadalupe Cuencala recibió una caja de madera con un abanico, pañuelo, guantes y cinta negra, además de un peine y una carta que decía:

“Mi estimada señora:

Como sé que va Ud. a ser viuda, me tomo la confianza de remitir estos artículos que pronto corresponderán a su estado.”.

La fuente del escrito no se pudo hallar pero suponiendo que esta carta no exista, tenemos constancia que el ingeniero Mariano (h) comentó que su madre le dijo recibir un regalo anónimo que contenía una cinta y un abanico de luto el día (no diez días luego de la muerte) que su padre subió al barco. Dicho testimonio fue rescatado por el escritor Ángel Justiniano Carranza y publicado en su libro “Campañas navales de la República Argentina, Tomo 1” de 1914.

Los elementos que recibió María Guadalupe no se hallaron, de hecho –de acuerdo a diversas versiones– algunos escritores han comentado que ella supuestamente cogió otros objetos pero son solo versiones que no tienen respaldo; Algunos narraron que un niño africano y esclavo (sin identificar) le entregó el paquete o una persona caucásea y desconocida lo hizo. Es decir, hay muchas infieres pero sin pruebas que confirmen los hechos.

El escritor Enrique de Gandía, dice que descubrió (en los papeles de época) un extraño contrato nombrando a John Curtis para reemplazar a Moreno en caso de que éste falleciera; Dicho documento narra sobre la compra de armamentos, una misión que el mismo Moreno tenía que hacer.

Este convenio si existe y refiere un acuerdo entre el gobierno de Saavedra como presidente de la Junta Grande, el cordobés Gregorio Funes como Diputado y el inglés David Curtis DeForest; Este tratado fue firmado en Buenos Aires, fechado el 9 de febrero de 1811; De la cual sólo anotamos el artículo 11°: “…que si el señor doctor don Mariano Moreno hubiere fallecido, o por algún accidente imprevisto no se hallare en Inglaterra, deberá entenderse Mr. Curtís con don Aniceto Padilla (su socio) en los mismos términos que lo habría hecho el doctor Moreno.”. Este tipo de contrato, no es extraño… es decir, tomar precauciones en caso de fallecimiento.

Frases que vuelan a ninguna parte

Su hermano Manuel, en su libro ya mencionado, anota “El doctor Moreno vió venir su muerte con la serenidad de Sócrates.”. Es decir cuando el filósofo muere tras ingerir veneno, decide hacerlo con despreocupación; La intensión de su hermano respecto a la frase, era evocar  la valentía que enfrentaba Mariano con su muerte, sin embargo –otros escritores– han insinuado que Sócrates murió envenenado, vinculándolo con Mariano como posible envenenamiento pero esta versión carece de sentido porque Manuel o su amigo Tomás Guido, nunca comentaron sobre un posible envenenamiento.

Otra frase que tanto alboroto causó, fue cuando Saavedra exclamó tras la muerte de Moreno: “¡Hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego!.” o “¿Hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego?.” sin embargo la verdadera frase era “Tanta agua era menester para apagar tanto fuego”, publicado en 1836 con el extenso título “Colección de arengas en el foro, y escritos del Doctor Dn. Mariano Moreno, abogado de Buenos Aires, y Secretario del Primer Gobierno en la revolución de aquel estado, Tomo 1” y publicado en Londres. Posteriormente la frase fue tergiversada y se anotó como “¡Era menester tanta agua para apagar tanto fuego!”, subsiguientemente quedó como “Hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego” no obstante la frase original fue redactado por el editor del libro quien tampoco devela la fuente original de la supuesta carta o ¿De quién oyó escuchar decir la frase?. Aunque comenta que lo dijo Saavedra… Esta frase tiene su origen de un sermón del Santísimo Sacramento del Obispo de Madrid José de Barcia y Zambrana (1690), respecto a la falta de obligación de remediar las almas “Fuera acaso remediar los daños de un incendio, que todo lo va abrazando y reduciendo a cenizas, llegar a juntar flores, prevenir la alquitara y sacar gota a gota la agua que es menester para apagar el fuego?…”. De todos modos, si lo dijo Saavedra o no, la expresión dejar ver que Moreno hacía sus deberes y predicaba sus ideales con mucha pasión e insistencia y, tras el fallecimiento, Saavedra no lo lamentará pero tampoco se contentará con la noticia. Aquella frase no lo condena como el autor intelectual de la muerte de Moreno.

Hemos narrado con información verídica, concluyendo que Moreno no pudo ser asesinado por los ingleses. En tanto, no hemos hallado información factible sobre un posible asesinato perpetrado por algunos de los miembros de la junta, como el caso de Saavedra.

Al no existir suficientes evidencias para ultimar un veredicto por asesinato, se concluye como muerte accidental por toxicidad (sobredosis) de un fármaco pues nadie negó o trató de ocultar el uso y tipo de droga, Manuel (en su momento del hecho) consideró que se le daba demasiada droga pero no detuvo el proceso, quizás porque tampoco estaba seguro si en realidad era mucho o poca dosis que se le administraba a su hermano. En su escrito comenta que Ramsay le administró la droga sin su consentimiento pero entonces… ¿Manuel y Tomás estaban en el momento del hecho?, ¿Porqué no lo impidieron?

Lo redactado anteriormente, queda en misterio los presuntos objetos que recibió María Guadalupe el día que su esposo subió al barco; Pues no hace mención de haber recibido los objetos en sus cartas, sólo su hijo (quien tenía 7 años al momento de fallecer su padre) comentó de la situación en fechas inciertas ¿Acaso inventó el rumor?, no lo sabemos. Es correcto afirmar que las cartas enviadas por Cuencala de Moreno nunca llegaron por la muerte de su marido y que –en una de ellas– hace mención de un posible asesinato… Por otro lado, no es de extrañarse que Moreno haya recibido amenazas de muertes por diferentes individuos; Después de todo, pertenecía a un bando político y (debido a sus pasiones idealistas) caldeara los enojos de varios. Es muy viable que la pareja haya discutido del tema en varias ocasiones respecto a una posible muerte prematura, teniendo la idea acertada de alejarse de todo e ir a una misión diplomática… Suposiciones de un escritor.

En la sesión del 9 de marzo de 1813, la Asamblea General Constituyente (ante tantas denuncias y sospechas) decide abrir una causa judicial para concluir si Moreno en realidad fue asesinado o no, declararon varias personas en donde comentaron oír sobre la trama de un posible asesinato pero el caso quedó en el olvido por la falta de pruebas; Una sentencia que nunca apareció… El apellido Saavedra nunca fue mencionado en la causa como el autor intelectual, tampoco hubo evidencias para comentar que simplemente Moreno había muerto en el alta mar.

Ante la falta de evidencias, se espera (que en el futuro) algún escritor halle otras evidencias que ayuden a esclarecer la situación.

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Web del autor de esta nota: https://federicogbordese.wordpress.com/

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