Elli Sougioultzoglou-Seraidari nació el 3 de noviembre de 1899 en Aydin (actual Turquía), en el seno de una familia acomodada, gracias a lo cual tuvo el privilegio de recibir una educación políglota y cosmopolita. Cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Omirio de Smyrna (actual İzmir), un internado para niñas bastante elitista, conservador y pudibundo, del cual se escapó en oportunidades varias y del que conservó recuerdos infaustos. Una vez finalizada esa etapa viajó a Dresden (Alemania), donde estudió música, pintura y más tarde fotografía, convencida de que con ese arte podría ganarse la vida por su cuenta. Sus profesores fueron dos fotógrafos alemanes, maestros en su género, Hugo Erfurt, un famoso retratista, y Franz Fiedler, un modernista de espíritu libre. Ambos vieron en ella una capacidad ingénita y mirífica, la cual encomiaron y sublimaron con esmero y unción substancial. A su regreso al hogar parental (el cual para ese entonces se encontraba en Atenas, donde sus progenitores se habían radicado dos años antes de la vuelta de su vástaga en 1924), Elli estableció su primer estudio en la calle Ermou (en griego “la calle de Hermes”), con la premisa de poner en práctica todo lo aprendido en Alemania, sumado al deseo de compartir su propia cosmovisión estética. Lo llamó “Nelly” (de ahí el sobrenombre con el que pasó a la historia, por más que sus afectos y allegados cercanos siempre la llamaron Elli) y en principio se dedicó exclusivamente al retrato. Debido a su especial talento para captar el mundo interior de sus modelos, llegó prontamente a fotografiar a políticos, artistas, personajes destacados y comunes, famosos y oscuros, creando sus retratos con su propio estilo gracias a sus conocimientos en pintura. Tenía una habilidad especial para representar a sus retratados con una mirada fina y estéticamente agradable, tanto que conocidos y extraños la buscaban para ser por ella fotografiados. Paralelamente al trabajo dentro de su estudio, durante esos días, se dedicaba a explorar la belleza del costumbrismo griego, fotografiando gente, casas y barrios atenienses (especialmente los suburbios y tugurios, donde el sufrimiento de los socialmente más desamparados estaba latente en todos y cada uno de sus gestos, de sus rasgos, de sus miradas; expresiones que le permitían no solamente mirar otras facialidades y posturas corporales, sino a su vez seguir desarrollando ese don suyo de poder ver y develar la substancia primera de cada uno de los seres que retrataba). Además, destinaba mucho de su tiempo libre a observar y captar con su cámara los monumentos antiguos, las cariátides, los atlantes, las estatuas del período helénico, la Acrópolis, el Partenón, y todo aquello sobre esa antigua Grecia que tanta fascinación le suscitaba.
Como fotógrafa, Sougioultzoglou estaba abierta a nuevas ideas y tenía un sentido estético excelso inmanente. Siempre inquieta y en busca de estilos y métodos inéditos, sabía aprender y con una rapidez formidable. Tenía un talento especial tanto para la fotografía como para la educación -porque la educación también requiere talento-. Mucho antes que las casas de alta costura y de la invención de las estrategias marketineras del prêt-à-porter, ella concibió la idea de fotografiar a célebres y talentosas bellezas de modo teatral y artificioso, contextualizadas dentro de los espacios arquitectónicos más significativos de la historia griega. Su primera producción fue con la famosa bailarina de la Opéra-Comique[i] Mona Paiva como modelo, en la cual la captó exhibiendo su beldad desnuda en la Acrópolis. Las fotos se publicaron en una conocida revista francesa y provocaron una reacción zahiriente, debido a que gran parte del público (tanto especializado en arte como el zafio ateniense) consideró un “acto irrespetuoso” el nudismo en una sede tan insigne para la historia de ese país (la cual aún no había sido declarada Patrimonio de la Humanidad, ya que la Unesco recién lo hizo en 1987). Para Nelly, esa reacción de rechazo colectivo podría haberse convertido en una contienda violenta, que podría haber terminado con su carrera (al menos en Grecia), pero ella fue lo suficientemente valiente como para demostrar que la desnudez humana no era una descortesía para esos monumentos, sino un himno visual para ellos. La fotógrafa consideraba que las formas arquitectónicas eran tan puras que los sujetos desnudos estarían en armonía, ya que para ella ese era el estado más puro de los seres humanos. Por supuesto, también tenía seguidores como el escritor Pavlos Nirvanas, quien, en 1929, en su columna en el diario griego Estin, escribió: “Protesto en nombre de las deidades olímpicas, quienes, como es bien sabido, no solo caminaban desnudos al aire libre, tanto hombres como mujeres, sino que eran adorados completamente desnudos en sus templos”. A su vez, el arqueólogo Alexander Philadelpheus (quien, en ese momento, era el director del monumento histórico en cuestión) también la defendió públicamente, alegando que no solamente se trataba de un acto artístico, sino que uno sumamente estético (en el sentido más apolíneo del concepto). Luego de un palmario y prolongado debate, plagado de moralinas y pacaterías variopintas, las repulsas amainaron, y sin pensarlo dos veces ni dudarlo por medio minuto, Nelly procedió a realizar otras fotografías similares con la bailarina húngara Nikolska como modelo, pero esta vez tapándola ligeramente. Las fotografías de Nikolska se exhibieron en la Exposición de Fotografía de París en 1936 y la recepción por parte de la mayoría de los espectadores fue loable y resonante (y hoy forman parte de la colección de obras del MoMa).
Desde la antigua ciudad de Delfos hasta el Partenón de Atenas, Sougioultzoglou captó con su lente a sus modelos dentro de los límites de muchas estructuras antiguas importantes. Al observar el arte de la fotografía a través de una perspectiva histórica y armonizar este enfoque con una cantidad considerable de actitud teatral, produjo tomas estéticamente sutiles que reinventaron a los antiguos griegos. No solo capturó tomas fascinantes a lo largo de su vida, sino que también pudo amalgamarlas brillantemente con la belleza y la grandeza inigualables de la estética griega antigua. A través de su enfoque neoclásico de la fotografía, Elli mejoró los temas modernos infundiéndoles la forma helénica idealizada, lo que finalmente contribuyó al renacimiento del neoclasicismo y, a su vez, la llevó a que se le encargara la decoración del interior del pabellón griego en la Feria Mundial de Nueva York de 1939 (lo que hizo con gigantescos collages que expresaban de una manera extremadamente selectiva las similitudes físicas entre los griegos antiguos y modernos). Voló a los Estados Unidos de Norteamérica con su esposo, el músico Angelos Seraidaris (quien la había desposado una década atrás), con la idea de pasarse allí dos semanas, pero, mientras estaba cumpliendo con sus responsabilidades artístico-propagandísticas, la Segunda Guerra Mundial estalló y decidieron no regresar a Grecia. En Nueva York (donde el matrimonio terminó viviendo por casi tres décadas), Nelly abrió un estudio en la calle 57 y continuó con sus retratos fotográficos comerciales y se desarrolló aún más en la fotografía publicitaria. Amante genuina del helenismo, organizó exposiciones de sus artísticas producciones fotográficas realizadas en locaciones griegas eximias -helenizando al mundo de la fotografía neoyorquina-, tesitura que la amistó con griegos de la diáspora (especialmente con Aristóteles Onassis, a quien no solo le vendió gran cantidad de obras, sino que le decoró -con suprema consciencia curatorial- tanto sus residencias como navíos) y con personajes protagónicos dentro de la política norteamericana que le era contemporánea (especialmente con Eleanor Roosevelt). El Museo Metropolitano de Nueva York mostró interés en sus obras y compró fotos de la Acrópolis – https://www.moma.org/collection/works/401836 -. Durante los últimos años de la Segunda guerra comenzó a asistir a clases de fotorreportaje con Brodovitch[i]. En Estados Unidos nacieron otras dos colecciones suyas, la ‘Easter Parade’ y la ‘Streets’. La primera muestra simpáticas figuras de la metrópolis estadounidense y divertidas instantáneas de una Nueva York feliz y festiva. La segunda registra las formas novedosas de la ciudad, los pivotes verticales y la perfección geométrica. La era de fotografiar la ciudad vieja de Atenas completó ahí su ciclo con un gran salto arquitectónico a través de los siglos.
Para mediados de 1966, el matrimonio Sougioultzoglou-Seraidari regresó a Grecia y ella dejó de trabajar activamente. En 1985, generosamente, donó todos sus archivos y cámaras al Museo Benaki de Atenas. Murió en septiembre de 1998, a la edad de 99 años. Hasta el final de su carrera, las enseñanzas a las que fue expuesta durante sus años en Alemania siempre estuvieron presentes en sus obras (ella también fue influenciada por el mismo enfoque adoptado por sus mentores, el pictorialismo: una actitud artística que prioriza la belleza del sujeto y su relación con el entorno), para Nelly el acto de documentar un hecho o un momento nunca fue suficiente, ella deseaba que tuvieran gracia visual incluso cuando fotografiaba a individuos que se encontraban en situaciones tétricas debido a la dureza de la vida. La belleza apolínea, el persistente impulso por resemantizar, la intrepidez y el brío ubérrimo fueron, son y serán las características medulares de esta fotógrafa neurálgica para la historia del arte del siglo XX.
Enlace al archivo general de sus obras: https://web.archive.org/web/20110615140453/http://www.ethniko.net/nellys/home.html#
[i] Alexey Brodovitch(1898-1971) fue fotógrafo, diseñador gráfico y profesor. Aunque quizás su faceta más conocida sea la de Director de Arte para la revista Harper’s Bazaar y también reconocido por ser el mentor de algunos fotógrafos como Richard Avedon, Hiro, Irving Penn o Garry Winogrand. Nació en Ogolitchi, una población de la actual Bielorrusia dentro de una familia aristocrática y rica. Estudió en San Petersburgo y más tarde en la Academia Militar. Combatió en la Primera Guerra Mundial, al estallar la Revolución Rusa en 1917, se convirtió en primer teniente de ejército blanco del zar por lo que finalmente tuvo que exiliarse. Murió en 1971 en un pueblo en el sur de Francia, en el que había pasado los últimos tres años de su vida. El legado de Brodovitch es extraordinariamente rico. Sus diseños son muestra de elegancia e inteligencia en el diseño de revistas y siguen siendo inspiración para grafistas. Sin duda, Alexey Brodovitch fue unos de los grandes diseñadores que hizo que esta época fuera extraordinaria en el diseño de revistas.
[i] La opéra-comique (ópera cómica) es un género lírico surgido en el siglo XVIII a partir de la comédie-ballet. Surge en París, dentro de las representaciones populares por las fiestas anuales de San Lorenzo y San Germán, cuando se autorizaba el canto (que durante un tiempo estuvo prohibido). Con el tiempo, se creará un teatro dedicado exclusivamente al género, el Teatro Nacional de la Opéra-Comique. La opéra-comique se distingue de la Grand opéra por su tono siempre jocoso, dirigido a un público popular. Se alternan los diálogos y las escenas cantadas, sin recitativos. La opéra-comique aborda asuntos de la vida cotidiana y a menudo inspira sus libretos en asuntos contemporáneos y de actualidad.