La historia de Robert Catesby, el verdadero artífice de “la conspiración de la pólvora”

Aquel complot hizo célebre a Guy Fawkes. Fue el tipo al que pillaron custodiando los barriles de explosivos. Pero el cerebro de aquel plan fue otra persona, mucho menos conocida: Robert Catesby.

No se conoce su fecha de nacimiento exacta pero se cree que debió ser en torno a 1572, fue el tercer hijo y el único superviviente de Sir William y Anne Catesby y llegó al mundo en el seno de una familia de recusados católicos. Su padre sufrió años de presión por su fe, y en la familia de su madre hubo persecuciones y ejecuciones por el mismo motivo y por participar en un intento para rescatar a Mary, Reina de Escocia de su encarcelamiento.

Pese a ello se casó con una protestante de buena familia, Catherine Leigh, lo que le permitió esquivar por un tiempo la persecución a quienes practicaban su catolicismo. Tuvieron dos hijos, aunque sólo el segundo, Robert, logró sobrevivir a su infancia.

Cuando su mujer murió en 1598, Robert Catesby empezó a radicalizarse, camino de la versión más fanática del catolicismo, lo que le llevó a participar en la rebelión de Essex para destronar a la reina Isabel I. Aquello fracasó, fue capturado y le impusieron una multa que le obligó a vender sus propiedades.

Robert Catesby esperaba que el rey Jacobo I fuera más tolerante. A fin de cuentas, su madre, Mary Reina de Escocia era una devota católica. Pero no fue así. Mandó al exilio a jesuitas y católicos y reinstauró las multas por ejercer la fe católica en Gran Bretaña.

Catesby era un hombre extraordinariamente carismático lo que le permitió reclutar a más hombres en situación similar a su causa. Cuando se hubo hecho de la confianza de un nutrido grupo de ellos, en 1604 ideó el plan para volar por los aires el parlamento. “En ese lugar desde el que nos han hecho tanto mal y por ventura De Dios encontrarán su castigo”, dijo a Thomas Wintour, uno de sus hombres más fieles. Guy Fawkes llegó después al grupo. Todos hicieron un juramento de secreto en la parte trasera del pub Duck and Drake, en el Strand londinense.

El plan consistía en alquilar una cámara subterránea junto al parlamento, donde almacenaron 36 barriles de dinamita el 20 de julio de 1605. Tuvieron que esperar mucho porque la apertura del Estado, el inicio de la legislatura, se retrasó a causa de la Peste hasta el 5 de noviembre. Guy Fawkes debía encender la mecha y escapar en un barco por el río Thamesis. Al mismo tiempo se produciría un alzamiento en las Midlands para secuestrar a la Princesa Elisabeth. Fawkes debía huir al continente y contactar con las autoridades católicas para contar lo sucedido.

Pero el plan se deshizo en pedazos. Uno de los miembros envió una carta a un familiar avisando de no pisar la Cámara de los Lores aquel día. Una misiva interceptada por el espía mayor del reino, Sir Robert Cecil. Fawkes fue capturado la noche del 4 de noviembre.

De camino hacia las Midlands, Robert Catesby supo que el plan de volar por los aires el parlamento había fallado. Pero decidió seguir adelante con sus 35 hombres, aunque algunos se retiraron. Tuvieron un accidente con parte de la dinamita que portaban. Algunos quedaron gravemente heridos. Aquello dio la voz de alarma. El 8 de noviembre se vieron rodeados en el interior de una propiedad en Staffordshire. EL Sherriff de Worcester, Richard Walsh, y sus 200 hombres armados con mosquetes habían encontrado a los “conspiradores de la pólvora, como se les conoció. Robert Catesby fue alcanzado por un tiro durante la escaramuza. Todavía fue capaz de arrastrarse hasta el interior de la propiedad campestre que habían ocupado para morir allí. Su cuerpo fue encontrado abrazando un retrato de la Virgen María.

Aunque los conspiradores fueron enterrados cerca, el Conde de Northampton ordenó que los cuerpos fueran exhumados, decapitados con las cabezas ensartadas en picas junto al parlamento. Como Fawkes, cuyos restos fueron enviados a las “cuatro esquinas” del reino. Era un recordatorio. Un aviso. Y de ahí, esos versos que dos siglos más tarde, recordaron la fecha:

Remember, remember!

The fifth of November,

The Gunpowder treason and plot;

I know of no reason

Why the Gunpowder treason

Should ever be forgot!

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